martes, 23 de junio de 2015

Atapaima o Amapola Flor Perenne de nuestros Campos Santos


Hermoso ejemplar de Amapola Blanca "Plumeira alba" en el Cementerio General de Upata, donde predomina como arbusto de ornamento.
La Atapaima o Amapola, que así lo denominan nuestras abuelas, es otra planta ornamental, arbustiva, que crece y expande sus ramilletes de flores blancas en patios, jardines y sobre todo en los camposantos de nuestra ciudad de Upata, donde contrasta su porte elegante con el duro marmol o granito de las tumbas.  
Esta especie cuyo nombre científico es Plumiera alba es muy común en toda Venezuela, forma parte esencial de nuestro patrimonio vegetal, sobre todo en las zonas urbanas, donde se desarrolla en todo su esplendor. Lisandro Alvarado el escritor e investigador larense lo denomina Mapola. Pero en Guayana se le conoce más bien como Amapola. Se le donomina Amopala Blanca en Mérida. 
Precisamente de la página web del Jardín Botánico de Mérica podemos extraer la siguiente información sobre la Amapola Blanca: "Este arbusto podemos indicar que pertenece a la familia botánica de las Apocynaceae, que es unaplanta laticífera porque secreta leche, crece de 3 a máximo 6 metros, tiene un tronco carnoso con cicatrices foliares, sus hojas están agrupadas, son lanceoladas de 30 centímetros de largo hasta casi 6 centímetros de ancho las más grandes, flor blanca, semillas aladas, se distribuye en las zonas xerófitas y urbanas de América Tropical, incluyendo las Antillas".
  En nuestra tradición guayanesa y en Upata la asociación de esta planta con la muerte y con los cementerios es de vieja data, por eso la vemos creciendo especialmente en nuestros camposantos el del casco central y en San Lorenzo, como acompañante vegetal de los trabajos funerarios, tiene la particularidad de que una vez madura la Atapaima o Amapola Blanca mantiene su floración de manera permanente, lo que le otorga un gran valor como arbusto de ornamento. También la podemos observar como planta de jardín.
A continuación insertamos emotivos versos de nuestro poeta upatense Daniel Ruiz dedicada a este hermoso arbusto y a su perenne floración de un blanco intenso como el trópico: 

AMAPOLA

Arbusto insomne
que conversas en la quietud de las horas
y mitigas el silencio de un día,
                             de todos los días.
Serpentean  tus flores blancas
En la levedad de un espacio
que se agotó, celadora del inasible tiempo que ya se fue. 

Por esas veredas de mármol y granito,
de polvorientas callejuelas de lápidas
Y cruces. Allí se  prodiga el linaje de tu extirpe y transcurre el silencio
de nuestros seres queridos. Tú que conversas y oyes el canto
sublime de los que ya se fueron:
dile a mi abuela, a mi hermana
A mi padre 
y a mi madre que hace poco nos dejó,
que los recuerdo con una sonrisa en los labios y tristeza en el corazón.

Amapola que congregas
En tu hojas el blanco
Como eterno homenaje
Al que sembró su impronta en la tierra.
Tu que libas la miel de este suelo
Y conversas  con el lenguaje
Indescriptible de los muertos.
A ti, te quiero plantar en mi Jardín
para que cada vez que florezcas
me traigas la voz lejana de mis muertos
en la apacible belleza de tus flores.

DANIEL RUIZ CORREA