jueves, 13 de abril de 2017

Cedro Amargo "Cedrela Odorata" también presente en nuestra Villa del Yocoima

Cedro en el Cementerio Viejo de Upata 
Upata y la Guayana Venezolana no es tierra de cedros amargos el "Cedrela odorata" sino del cedro dulce y el blanco de los bosques tropófilos y húmedos del Sur del Orinoco (El dulce es el Bombacopsis sp perteneciente a la familia de la bombacaceae y el blanco el Simarouba amara de la familia de las Simaroubaceae). Sin embargo este hermoso árbol de la familia de las meliáceas no es ajeno a nuestro valle y escenarios citadinos y rurales, ya que a pesar de haber sido progresivamente talado sigue presente en la Villa del Yocoima, y nos sigue regalando su prodigioso porte y la espesura de su follaje durante los 8 meses más lluviosos, gracias a la facilidad con que se adaptó a este valle y sus espacios verdes.
Sin parentesco con el cedro libanés
El cedro americano, tanto el amargo como el dulce y el blanco, igualmente no tienen vínculo botánico alguno con su homónimo de los climas templados del Viejo Mundo. Ya que ese cedro euroasiático "Cedrus libani", originario de El Libano y la cadena montañosa del Atlas al Norte del Sahara en Africa, muy ponderado por las propiedades de su madera y su larga historia asociada a culturas milenarias como la fenicia y los pueblos semitas del Cercano Oriente, es una conífera o pino. Este cedro aparece como la figura predominante de la bandera de El Líbano, un pueblo donde el árbol crecía en abundancia, sobre todo en sus zonas montañosas. Otros árboles de "cedro" no emparentados ni con los cedros verdaderos ni con nuestros cedros americanos son los enebros europeos, algunos cipreses y otras coníferas de climas templados. 
Arrasado en su hábitat hoy es el Árbol Emblemático de Barinas
Cedro, detalle de hojas y frutos nacientes.
Es bueno precisar entonces que nuestro Cedro Amargo,  nada humilde en su comparación con el cedro euroasiático, no es otro que el Cedrela odorata, un árbol que crecía espectacularmente en el Occidente de Venezuela, tanto en los los bosques de galería de los ríos llaneros y en las zonas del piedemonte andino, a tal punto de que allí se exhibía junto al caobo "Swietenia macrophylla" como dos de las especies más llamativas de esas selvas tropicales, tanto por la robustez de su tronco, por lo exhuberante de su copa, y por la altura que alcanzaba en ese medio natural. 
Lamentablemente el cedro amargo del Neotrópico tenía otra característica que decretó su progresiva desaparición en estado silvestre, y que lo exterminó casi por completo de esos bosques tan intervenidos de los estados del occidente venezolano. Esa peculiaridad no es otra que la extraordinaria calidad de su madera, que lo convirtió en "presa" preferida de terrófagos y traficantes legales e ilegales. 
No obstante por su presencia protagónica en esos bosques naturales fue reconocido nuestro Cedro Amargo como Árbol Emblemático del estado Barinas. Y en paralelo desde la década de los 50 a nivel nacional se inició un proceso muy intensivo de siembra y plantación del cedro en todo el país.
El Cedro Amargo en Upata
Masivamente el cedro amargo llegó a Upata sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XX, cuando se inició su expansión en nuestras áreas verdes e incluso en algunas zonas rurales del municipio, donde se ha desarrollado como árbol ornamental.

 CEDRO

Caminante vertical cuyo tronco se bifurca
Trasgrediendo la linealidad de su fuste
Pero todos tus caminos van al cielo

Enséñales que es el arraigo
Que sentido tiene umbilicarse
Al suelo, a la tierra que los vio nacer.
Que esa savia que fluye por tu albura
No es indiferente, ni exclusiva
Del linaje de tu extirpe
Ella se impregna del espacio que la circunda
Que hay sustancia y esencia
En este universo diverso.

Cedro eres parte del entorno
Ser vivo que palpita
Que transpira y respira
Que siente
Energía vital
Permíteme abrazarte
Para sentir la fuerza telúrica
De tu savia
Porque  todos tus caminos van al cielo

Poema del Prof Daniel Ruiz Correa


Jóvenes cedros en la UNEG Menca de Leoni Upata
En Upata fue plantado el cedro en patios de escuelas como el Morales Marcano y en la zona de La Viuda en la ruta al Cerro El Toro, también lo encontramos en cantidades apreciables en el Cementerio Viejo, y en algunos otras áreas verdes dispersas en la ciudad y su zona rural.  Lamentablemente  ya porque constituía un peligro o un "estorbo" para el "progreso" o la expansión urbana de construcciones, muchos de los mejores ejemplares adultos de Cedrela odorata fueron talados en fecha reciente, se le observa en algunos espacios abiertos y plazas, pero en cantidades muy limitadas. 
No obstante en la sede de la Universidad Nacional Experimetal de Guayana Menca de Leoni, frente a la avenida Valmore Rodríguez, por iniciativa de profesores y alumnos, allí contamos con una significativa cantidad de cedros amargos, sin afectación alguna por parte de especies parásitas, que conforman un patrimonio botánico en excelente estado, que en temporada de lluvias exhiben su porte y excelente copa, en convivencia con otros árboles tropicales nativos o foráneos. 

Descripción
El cedro amargo (Cedrela odorata) es un árbol dicotiledóneo de la familia de las Meliáceas de la zona intertropical americana.A este árbol se le conoce también cedro acajou, cedro español, cedro de las barbares, cedro de Guayana. Su origen según la Wikipedia se remite a la América Central, de allí se dispersó por todo el Continente, desde  México a Brasil, se le encuentra en el Caribe, en Venezuela, Colombia, Ecuador, las Guayanas y Perú.
Wikipedia describe al cedro amargo "Cedrela odorata" como un árbol del orden Sapindales, familia de las Meliáceas, de regiones tropicales de América. "Tiene un fuste importante que puede alcanzar los 40 m de altura. El tronco es recto, naciendo sus ramas más arriba de la mitad de su altura y con diámetros en los árboles adultos de 1 a 2 m. La corteza, que puede llegar a espesores de 2 cm, es de color gris-claro en los árboles jóvenes y apenas dividida en placas por leves hendiduras, mientras que los árboles adultos tienen la corteza profundamente fisurada. La corteza interna es rosada, fibrosa y de sabor amargo. La copa presenta formas globosas o redondeadas con follaje denso, de color verde-claro, el cual se desprende en la época de sequía (diciembre a mayo) dejando al descubierto sus ramas ascendentes, gruesas, con abundantes puntos (lenticelas) redondeados y protuberantes. Las hojas son compuestas, alternas. Al estrujarlas desprenden un fuerte olor aliáceo (ajo). Las flores se agrupan en inflorescencias con pániculas variables en tamaño, muchas veces más cortas que las hojas, generalmente glabras, rara vez pubérulas. Los frutos son capsulares, elípticos-oblongos, de 2,5 a 5 cm de largo, que cuelgan en grupos en el extremo de las ramas. En la madurez tiene aspecto leñoso, de color marrón chocolate, con abundantes lenticelas amarillas. Permanecen durante mucho tiempo en el árbol. Las semillas son albecs, de 2 a 2,5 cm de largo, de color marrón. Cada cápsula puede contener de 20 a 40 semillas, dispuestas en 2 hileras. Un sólo cedro puede producir anualmente cerca de 10 millones de semillas las cuales son transportadas por el viento (por presentar un ala). La madera es olorosa, bastante liviana, con peso específico generalmente blanda o medianamente dura.
Excelente madera pero su comercialización está vedada
El cedro "Cedrela odorata" es plantado con fines ornamentales en parques y jardines. Su madera de color oscuro es muy solicitada por su calidad; se usa en la industria del mueble. Altamente apreciado en los bosques del piedemonte andino de Venezuela, Portuguesa, Barinas, está ausente en Guayana, donde sólo se ha reportado una variedad de cedro, el dulce, que por cierto no pertenece a este género botánico, pero que ha sido documentado y explotado parcialmente en las reservas de bosques del estado Bolívar. 
Debido a esta situación, y por cuanto su hábitat natural fue intervenido por explotaciones forestales y agropecuarias, ha sido incluida como especie vulnerable en el Libro Rojo de la Flora Venezolana. Existe veda, es decir prohibición absoluta, del corte, tala o explotación comercial del cedro amargo en nuestro país, por resolución del Ministerio del Ambiente, hoy de Ecosocialismo y Aguas.
La Hoja del Cedro en la picaresca estudiantil
En Upata el cedro, tan valorado por su porte majestuoso, altura y resistencia, tanto como los caobos, pero vedado en su uso como especie maderable, se constituyó en un aliado frecuente de niños o estudiantes traviesos, que se aprovechaban del particular olor o "hedor", intenso, penetrante, como a vapores flatulentos,  que se desprendía de sus hojas cuando eras estrujadas, pisoteadas o trituradas, para provocar la huida en estampida del aula de clases. Con esta estrategia que no permitía reconocer al travieso triturador o pisoteador los alumnos se fugaban de las aulas y utilizaban este recurso como excusa para exigirle al profesor de turno, sobre todo a los más dóciles o complacientes, que en esas condiciones no podían seguir recibiendo clases. Era una práctica muy habitual, cuando el liceo Siso Martínez en la década de los 70 tenía su sede en el Morales Marcano frente al Obelisco. De aquellos frondosos cedros y caobos del Morales no quedan ni los troncos, ya que fueron arrasados a finales de los 90 debido a que según los "expertos" se habían convertido en habitantes indeseables de esta escuela, por el supuesto daño que estaban provocando a cañerías, paredes y aulas.
Estos cedros en el sector La Viuda de Upata, vía a Manuel Piar y el Cerro El Toro, fueron talados, formaron alguna vez parte del patrimonio botánico urbano de nuestra Villa del Yocoima
Hoy lamentablemente no conocemos de planes o proyectos que permitan recuperar o reincidir positivamente en la plantación del cedro como árbol de ornamento en Upata. Una práctica que sin embargo se puede recuperar, pues a pesar del tiempo que tardan en crecer, este hermoso árbol del trópico, nativo en centro occidente de Venezuela, constituye un elemento fundamental de nuestro patrimonio botánico y un amigo deseable a ser tomado en cuenta en todo programa de ornato urbano, sobre todo y particularmente en áreas verdes abiertas o alejadas de las construcciones, de las cuales tenemos muchas en nuestra Villa del Yocoima. 

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