jueves, 15 de mayo de 2014

2014 Intenso Verano en Upata rememora ciclos de sequía extrema recurrentes en la Guayana Venezolana

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Serranía en Santa María de Upata, 12 kilómetros al Este de la ciudad vía Guasipati.
Contraste en serranías al Noreste de Upata, rocas precámbricas, gneiss, y arbustales quemados sobre suelos pedregosos resecos. Al fondo matorral y bosques bajos de vegetación caducifolos, de hojas caducas, alternados con chaparrales en verdor, lo que nos revela la adaptabilidad de estas plantas a tiempo atmosférico de extrema sequía. A pesar de la intensa sequía los apamates (Tabebuia Rosae) en flor nos han regalado un espectáculo singular en las zonas urbanas de Upata, donde predominan como árboles de ornato.
Laguna, abrevadero, cuerpo de agua superficial, se encuentra a su nivel mínimo, por efecto del intenso verano de este primer semestre del año 2014.
Otro cuerpo de agua afectado por el intenso verano.
En Upata y Guayana hemos tenido temporadas de sequía extrema. Recordamos la de 1984, cuando durante seis meses casi no hubo lluvias, sólo reaparecieron los aguaceros casi al final de junio. Otro verano crudo fue  el  de 1995, hace 19 años,  cuando sobre nuestros valles, montañas y llanos del estado Boílvar se nos depositó ese aire enrarecido, pesado, humoso, proveniente de quemas incesantes del corazón de la América del Sur. Entonces conocimos de cerca La Calina, un fenómeno poco usual, pero que cada 40 o 50 años reaparece generando temor o sorpresa entre la población, particularmente intensa y diaria fue ese vapor azulado permanente en los meses de abril y mayo del 95.  Más recientemente en el bienio 2001-2002,  nuestra Guayana, sobre todo en la cuenca alta del Paragua y Caroní, tuvo un ciclo de intensa sequía acompañado de una temperada lluviosa muy débil que provocó la alarma colectiva y del Estado, debido a que en ese lapso el embalse de Guri alcanzó un volumen crítico, al ubicarse su espejo de agua por debajo de los 244 metros de altitud. Ese ha sido el descenso más preocupante del lago desde que en 1986 la presa de concreto y enrocamiento de la Central de Guri fue elevada hasta la cota 272 metros sobre el nivel del mar. 
Luego de una década y dos años de relativa equilibrio en los ciclos del tiempo atmosférico, y de incremento sustancial de las precipitaciones,  en este año 2014 nos enfrentamos una temporada de sequía extrema, provocada por la influencia anticiclónica y de altas presiones generadas por el sobrecalentamiento del Pacífico. 
Inicialmente el 2014 al igual que en el último quinquenio se nos presentó con  un ciclo de lluviosidad inusual, abundante en enero, y durante la primera quincena de febrero, que retrasó la entrada de la sequía. Pero tal situación era un espejismo, advertido por campesinos que nos expresaron que este año más bien íbamos a experimentar un verano tardío pero particularmente seco y prolongado. No se equivocaron. Tampoco se equivocaron los expertos del INAMEH, quienes a través de sus  modelos matemáticos y científicos estimaron que este 2014 sería más bien de sequía tardía pero prolongada, debido a que estamos por entrar bajo los efectos globales del Niño. Vivimos entonces un tardío Verano, que se nos prolongó con fuerza desde el 15 de febrero, y cuyos efectos siguen generando angustia, preocupación, pérdidas y expectativas, a los campesinos, productores agropecuarios, y entidades públicas encargadas de administrar acueductos y el ambiente.
Según nuestros registros, en Upata, sobre estas tierras ubicadas en el piedemonte del macizo de colinas del arco Norte y Este, hemos tenido un año 2014 seco al extremo, ya que en casi cinco meses apenas han caído sobre el Valle del Yocoima 85 mm de lluvia, es decir apenas 85 litros por metro cuadrado en 4 meses y medio. Salvo enero y febrero, cuando se acumularon 74 mm, en los meses de marzo, abril y lo que va de mayo sólo han caído 11 mm de lluvia, un registró extremadamente bajo, en relación con el promedio de las últimas dos décadas en Upata.
Si lo comparamos con las precipitaciones del 2013 la diferencia es notable, ya que el año pasado hasta mayo cayeron 150 mm, es decir el doble de lluvia que este 2014. La gráfica arriba recoge el balance de precipitaciones del año pasado, que como aspecto resaltante nos muestra un mes de octubre intensamente seco, con apenas 14 mm de lluvia. El registro total de precipitaciones se ubicó ese año en los valores normales, con un acumulado anual de 1061 mm.
En el 2012 las lluvias hasta mayo fueron aún más intensas, en ese lapso en Upata el registro de precipitación fue de unos 240 mm, es decir el triple al del 2014. El acumulado del año fue uno de los más elevados de la década, al superar los 1200 mm de lluvia, un registro propio de zonas geográficas más húmedas que la cuenca alta del valle del Yocoima.
Registro de Precipitaciones en Upata en los últimos años, según datos personales recogidos en el sector Manuel Piar. Hasta el 2013 Upata experimentó 6 años de intensas lluvias, por encima del promedio histórico anual, incluso sobresale el registro de precipitaciones del año 2010, que se ubicó en 1687 mm, un total propio de climas tropicales lluviosos de selva.

Lapso 2008-2012


1340 mm de precipitación en el año 2008
1151 mm de precipitación en el año 2009

1687 mm de precipitación en el año 2010

1537 mm de precipitación en el año 2011
1226 mm de precipitación en el año 2012
1061 mm de precipitación en el año 2013
 
Consecuencia inevitable de un verano o sequía intensa como la que vivimos este año, son las propias de este ciclo, entre otras: extrema insolación, balance hídrico negativo por el alto nivel de evaporación de los cuerpos de agua superficiales y reducción de los niveles freáticos. Además estamos confrontando incendios vegetales intensos,  propios de la temporada, el impacto pernicioso sobre la producción de leche de ganado vacuno, pastos desmejorados por falta de humedad en el suelo y la atmósfera, también retardo en el inicio del ciclo de preparación de la tierra para la siembra. En fin tenemos cuerpos de agua secos al extremo, escorrentía mínima por los canales naturales, alteración de los ciclos de floración, cambio de hojas de las especies adaptadas al clima tropical de sabana propio del noreste y centro de Guayana, así como afectaciones en los ciclos de vida, reproducción y crecimiento de las especies animales que dependen en extremo del agua para su sostenimiento. 
Rosa de montaña en floración en mayo del 2014 en las áreas boscosas de los bosques de galería, que conforman el área protectora de quebradas y cauces de agua que bajan desde las estribaciones de la Sierra de Imataca, que entran en contacto con el valle del Yocoima.
Mantos nubosos no saturados de humedad al horizonte de Upata, en una tarde de intenso calor, en marzo del 2014.
Paisaje en La Caramuca Rural de Upata, al Oeste de la ciudad, en marzo del 2014.

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