Marzo mes de sequía extrema, en este 2016
hasta su última semana resecó la tierra y tendió insolación y vientos duros
repletos de polvo sobre la tierra sedienta de Guayana. Ya van 3 meses casi 5, o
quizás 7 meses sin lluvias moderadas o fuertes, las cuales apenas si se dejaron
caer con fuerza en julio del 2015 y en solitarios días de agosto y noviembre. Del resto del tiempo sólo leves lloviznas
fugaces en tiempo y densidad, con gotas que parecían más bien leves susurros
húmedos, imperceptibles casi. Incapaces de mojar suelos y reanudar aunque sea
por minutos pocos las corrientes superficiales de nuestros paisajes, que
resecos clamaban y claman aún por un poco del líquido de la vida.
Es el Niño en toda su furia el que se ha
desatado hasta dejar los campos convertidos en eriales, el ganado macilento,
buscando desesperado el agua que se escondió debajo de los tapones, y las
quebradas polvorientas, desnudas sus piedras de la humedad que las engalanan, repletos sí de hojas grises o marrones y de
palos de árboles sumisos ante la vorágine de este ardor tropical, que convirtió
a esos cauces casi todos en barriales insalubres o secos arenales. Uno que otro privilegiado
dueño de hato o finca disfrutando su provisión de agua lagunera, o su aljibe
salvador.
Impactos de la sequía
En Upata y sus alrededores las cosechas, las siembras lucen resentidas, sobre todo las que necesitan de una provisión sino copiosa por lo menos permanente de agua. Días de Sol. Días de cielo azul intenso. Nubes que se han dedicado solo a pasear su carga mínima de humedad, en una danza lenta, copos tímidos de algodón cúmulos de adorno, o estratos finos que se esparcen en la atmósfera para dar paso al azul del día o al cielo estrellado nocturno, tan insuficiente su carga, insaturados de agua, se quedan allá arriba convertidas en figuras sólo para la imaginación desbordada de niños y adultos.
Este es el mes de marzo más seco de cuántos recordemos, no tanto porque no ha llovido, sino porque es la cumbre temporal de una sequía que se ha extendido y se ha hecho poderosa, por cuanto es la continuación de una temporada húmeda que apenas fue húmeda, donde la lluvia además de esporádica no tuvo la intensidad que suele tener en estas tierras norteñas de Guayana.
Impactos de la sequía
En Upata y sus alrededores las cosechas, las siembras lucen resentidas, sobre todo las que necesitan de una provisión sino copiosa por lo menos permanente de agua. Días de Sol. Días de cielo azul intenso. Nubes que se han dedicado solo a pasear su carga mínima de humedad, en una danza lenta, copos tímidos de algodón cúmulos de adorno, o estratos finos que se esparcen en la atmósfera para dar paso al azul del día o al cielo estrellado nocturno, tan insuficiente su carga, insaturados de agua, se quedan allá arriba convertidas en figuras sólo para la imaginación desbordada de niños y adultos.
Este es el mes de marzo más seco de cuántos recordemos, no tanto porque no ha llovido, sino porque es la cumbre temporal de una sequía que se ha extendido y se ha hecho poderosa, por cuanto es la continuación de una temporada húmeda que apenas fue húmeda, donde la lluvia además de esporádica no tuvo la intensidad que suele tener en estas tierras norteñas de Guayana.
Mientras tanto las quemas sembrando el aire
de vapores tóxicos y dióxido de carbono, es el ciclo de los incendios
forestales, que ahora con el añadido del calor y los vientos fuertes de marzo,
se nos antojan más severos, pero a pesar de todo el verde no desaparece, porque
en este clima severo de las sabanas alternadas con los bosques deciduos,
caducífolios, tropófilos, el verde nunca se ausenta, ante la habilidad de
ciertas especies arbóreas, arbustivas y herbáceas para resistir la ausencia
casi absoluta de humedad a ras y en el subsuelo.
Frutos de Marzo
Frutos de Marzo
El mango Manguifera indica, siempre verde
como pocos, regalando flores, sombra copiosa y su cosecha frutal abundante,
emocionado con este calor de espanto, dulcito como pocos. Icacos, pequeño fruto
menor, también en floración o carga, verde y humilde, listo para la cosecha,
las lechozas o papayas si tienen la suerte del riego oportuno listas para
darnos esa fresca y dulce pulpa. La Ciruela de huesito, Spondia con su fruto ya
mediano en lo pequeño, alistando sus azucares para la cosecha de abril. Y como
siempre destacando en los patios y conucos el quinchoncho o chícharo Cajajunes
caján, un prodigio que nos regaló Asia o Africa, con su carga proteica
exuberante en sus semillas tiernas o secas, y con su extraordinaria capacidad
para fijar el nitrógeno en los suelos, excelente aunque cara alternativa
culinaria, muy vinculada a nuestras tradiciones gastronómicas.
Flores en bosque seco
Flores en bosque seco
Si nos adentramos en los bosques secos y de
hojas caducas el espectáculo es sobrecogedor. Predominan los tonos grises y
marrón claro. Miles de árboles y arbustos desprovistos de sus hojas, nos
indican que el verano la sequía es implacable. No obstante en el trópico no
todo es uniforme, pues a pesar de esta aparente sencillez la variedad biológica
nos regala algunas sorpresas.
El jebito o jebe, familia del mahomo, pequeñito, casi imperceptible por su humilde porte de arbusto menor, irradia vida con sus floración blanquecina, alternada, no abundante, pero en contraste perfecto, con su forma compleja, evidencia de que la vida bulle en su interior.
El Indio Desnudo, enorme árbol de estos bosques, carente de sus hojas, muestra su carga frutal sin pudor, como metras marones que se multiplican por todos sus ramajes. Ya el cañafistola llanero regó su suelo circundante con el naranja amarillento de sus flores, que brotaron desde febrero.
El Roble Platysmicium Pinnatu en este trimestre de sequía extrema hizo la tarea, primero desplegó su semillas golgantes en su vaina irregular, luego desplegó el amarillo intenso de sus flores enanas y ahora cambia en plena sequía al verde intenso de su copa repleta de hojas, que le acompañará en la temporada lluviosa por venir.
En Upata este año los caobos Swietenia macrophylla , los cedros Cedrela odorata, mostraron en marzo sus florecillas, que dieron paso a sus bellotas, grande la de la caoba, que se abre con su corteza marrón intensa y dura para dar paso a sus aladas semillas que se riegan prodigiosas, y el fruto del cedro, ovalado y pequeño como un mamón alargado, todavía en exhibición que se niega a caer de su árbol que le da sustento. Flor tímida amarilla y redondita, pequeña y casi imperceptible la del cují, que también se muestra en este marzo, en la periferia de la villa del Yocoima.
El dividive con su sombra copiosa, sus hojas miles aferradas a sus ramas retorcidas, fiel habitante de estos parajes, ya nos regaló sus vainas redondeadas, que se secaron y cayeron en los primeros meses del año. También persiste este mes la floración del apamate Tabebuia rosea, en todo el ámbito urbano de la ciudad, como árbol más representativo de la flora citadina, con sus tonos rosados, o morados suaves o blanco algunos pocos.
El araguaney Tabebuia Chrysantha desde finales de enero comenzó a mostrar por el brevísimo tiempo de tres o cuatro días el amarillo impresionante de sus flores, desprovistos de hojas por pocos días es uno de los protagonistas vegetales de este verano upatense. El Guázimo con sus famosas pepas que se tiñen de un marrón oscuro, soportando estoicamente la severidad de la sequía, muchas de sus hojas y ramas carbonizadas por tanto incendio o bien verdes si han tenido la suerte de permanecer al abrigo de un cuidado patio.
El caro caro otro árbol imponente exhibe ahora en marzo su fronda con un verde intenso, ya sin frutos que cuidar, muy apetecidos por cierto por el ganado de nuestros campos. El masaguaro samanea guachapele, o samán masaguaro, hizo los deberes, comenzando el año sus hojas se tornaron amarillas y semejaron a lo lejos flores, luego las desprendió y ahora luce un verde intenso al retornar sus hojas a sus ramas, formando una copa con muy buena sombra.
Aves al tiempo
El jebito o jebe, familia del mahomo, pequeñito, casi imperceptible por su humilde porte de arbusto menor, irradia vida con sus floración blanquecina, alternada, no abundante, pero en contraste perfecto, con su forma compleja, evidencia de que la vida bulle en su interior.
El Indio Desnudo, enorme árbol de estos bosques, carente de sus hojas, muestra su carga frutal sin pudor, como metras marones que se multiplican por todos sus ramajes. Ya el cañafistola llanero regó su suelo circundante con el naranja amarillento de sus flores, que brotaron desde febrero.
El Roble Platysmicium Pinnatu en este trimestre de sequía extrema hizo la tarea, primero desplegó su semillas golgantes en su vaina irregular, luego desplegó el amarillo intenso de sus flores enanas y ahora cambia en plena sequía al verde intenso de su copa repleta de hojas, que le acompañará en la temporada lluviosa por venir.
En Upata este año los caobos Swietenia macrophylla , los cedros Cedrela odorata, mostraron en marzo sus florecillas, que dieron paso a sus bellotas, grande la de la caoba, que se abre con su corteza marrón intensa y dura para dar paso a sus aladas semillas que se riegan prodigiosas, y el fruto del cedro, ovalado y pequeño como un mamón alargado, todavía en exhibición que se niega a caer de su árbol que le da sustento. Flor tímida amarilla y redondita, pequeña y casi imperceptible la del cují, que también se muestra en este marzo, en la periferia de la villa del Yocoima.
El dividive con su sombra copiosa, sus hojas miles aferradas a sus ramas retorcidas, fiel habitante de estos parajes, ya nos regaló sus vainas redondeadas, que se secaron y cayeron en los primeros meses del año. También persiste este mes la floración del apamate Tabebuia rosea, en todo el ámbito urbano de la ciudad, como árbol más representativo de la flora citadina, con sus tonos rosados, o morados suaves o blanco algunos pocos.
El araguaney Tabebuia Chrysantha desde finales de enero comenzó a mostrar por el brevísimo tiempo de tres o cuatro días el amarillo impresionante de sus flores, desprovistos de hojas por pocos días es uno de los protagonistas vegetales de este verano upatense. El Guázimo con sus famosas pepas que se tiñen de un marrón oscuro, soportando estoicamente la severidad de la sequía, muchas de sus hojas y ramas carbonizadas por tanto incendio o bien verdes si han tenido la suerte de permanecer al abrigo de un cuidado patio.
El caro caro otro árbol imponente exhibe ahora en marzo su fronda con un verde intenso, ya sin frutos que cuidar, muy apetecidos por cierto por el ganado de nuestros campos. El masaguaro samanea guachapele, o samán masaguaro, hizo los deberes, comenzando el año sus hojas se tornaron amarillas y semejaron a lo lejos flores, luego las desprendió y ahora luce un verde intenso al retornar sus hojas a sus ramas, formando una copa con muy buena sombra.
Aves al tiempo
Y las aves ellas también reclaman su espacio
en este recuente, que podemos decir, que el cristofué bullanguero con su canto
de voz acusadora, dominante y altivo, el pecho amarillo su primo en pareja
haciendo sentir su presencia, azulejos con su trino, los inquietos canarios de
tejados, las reinitas escasas se dejan ver de vez en cuando, la paloma turca,
las potocas, las perdices o colines, el paují alborotados, las golondrinas ausentes,
lejanas en las zonas australes preparando su retorno para la temporada de
lluvia, las paraulatas llaneras en lo suyo su hermosísimo y variado canto, por
San Lorenzo avistamos por vez primera un tilingo o piapoco, familia de los
tucanes, pero con un pico menos exuberante, en pareja y con su canto tan
extraño.
El carpintero jabado, por su parte, siempre alerta y en trabajo de golpeteo incesante en los duros troncos, buscando comida y cobijo. Los pericos no se han visto tanto como en otros años, al igual que los loros sabaneros, los alcaravanes distantes de la ciudad y su periferia, el teuteu de su canto nos hace falta por el Este, quizás por la falta de agua y la sequedad de los tapones han huido a zonas más húmedas. Cucaracheros chochines aves chiquitas trogloditas solitarias tampoco se muestran, escondidos quién sabe dónde. Los negrísimos y agresivos toldos, negro luis, angoletas, o mirlos, habitantes bullangueros con su chui chui no se quejan jamás ni de verano ni de lluvias, adaptable se pasea entre calles y carros sin miedo alguno a los humanos, tomando agua estancada sin importarle si está o no contaminada. El crotofaga mayor o garrapatero en la sabana seca, con su vuelo misterioso, como sigiloso viento que cortan el viento, en grupo se reúnen y dejan escuchar sus cantos poco melodiosos, chillidos más bien. El pespes, ave amarillenta con su manchón negro, de mediano porte, con su canto chillón y breve pero con sus colorido atrayente, sigue paseándose con cierto cuidado entre la floresta, temeroso siempre de humanos y otros bichos indeseables.
Y la humedad distante vuelve lentamente a fin de mes
El carpintero jabado, por su parte, siempre alerta y en trabajo de golpeteo incesante en los duros troncos, buscando comida y cobijo. Los pericos no se han visto tanto como en otros años, al igual que los loros sabaneros, los alcaravanes distantes de la ciudad y su periferia, el teuteu de su canto nos hace falta por el Este, quizás por la falta de agua y la sequedad de los tapones han huido a zonas más húmedas. Cucaracheros chochines aves chiquitas trogloditas solitarias tampoco se muestran, escondidos quién sabe dónde. Los negrísimos y agresivos toldos, negro luis, angoletas, o mirlos, habitantes bullangueros con su chui chui no se quejan jamás ni de verano ni de lluvias, adaptable se pasea entre calles y carros sin miedo alguno a los humanos, tomando agua estancada sin importarle si está o no contaminada. El crotofaga mayor o garrapatero en la sabana seca, con su vuelo misterioso, como sigiloso viento que cortan el viento, en grupo se reúnen y dejan escuchar sus cantos poco melodiosos, chillidos más bien. El pespes, ave amarillenta con su manchón negro, de mediano porte, con su canto chillón y breve pero con sus colorido atrayente, sigue paseándose con cierto cuidado entre la floresta, temeroso siempre de humanos y otros bichos indeseables.
Y la humedad distante vuelve lentamente a fin de mes
Este es marzo el del Niño del 2016. Un marzo
que desde hace días, desde el 29 comenzó a sentirse como más húmedo, pasada la
Semana Santa llegaron algunas nubes, y nos comenzó a regalar algunas lluvias
extrañas finas esperadas esperanzadoras preludio quizás de que este Niño está
cansado y que las precipitaciones están cerca, y que abril dará paso a la
alegría de las aguas que caen del cielo. Extrañas lluvias provenientes no del
Atlántico que aún está moderadamente frío, sino del lejano Pacífico, que
entraron por la costa colombiana del Cauca o Nariño, se remolinaron por las
tres columnas de los Andes de la Nueva Granada, se abrieron al horizonte del
llano y la Amazonia Oriental y desplegaron su tímida carga de humedad en esta
Guayana reseca que clama por la lluvia que todo lo revive. Ojalá y así sea….
Hola Juan, el 30 de abril hice una entrada en tigrero acerca de tu blog y de Upata
ResponderEliminarA Dios gracias comenzaron las lluvias en el Centro de Venezuela. Ojalá que sea así también en los alrededores del Guri
ResponderEliminar-----------
Esto que te voy a escribier está debejo de la entrada acerca de tu blog en tigrero:
¡Qué bueno mi hermano!
En elgùn momento pensè que no iba a saber de tì, pero fíjate, Dios es grande.
En efecto, ese blog tuyo está muy bueno, lo revisé de cabo a rabo elegiendo fotos, y como sabes, no las podía montar todas así que apreté mucho la selección.
Todos los que han comentado estàn fuera de Venezuela, exceptuando a Amèrica. el caso de Genín (el primero que comentó) y Manuel, son venezolanos pero viven en España. He lamentado que no te des a conocer con otros blogueros, pero bueno...De todos modos cuenta conque te tengop en la lista de los blogs que sigo (Blogol) para que el sistema me notifique tus entradas.
En cuanto a mi casita tigrera, estoy posteando un año después de tí (2008) y te recomiendo la sección de Venezuela en el ìndice y TODO lo que hay aquí está a tus órdenes si acaso requieres algo para hacer una entrada con este material, para mí será un honor inmenso que tigrero figure en los créditos de una entrada de tu Hemisferio.
Saludos desde Cararas y Coro, los dos lugares donde me muevo. Que el Señor te bendiga y te colme de bendiciones.