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Caro Caro en el Parque Bicentenario, más de 50 años en pie, patrimonio vegetal de Upata. |
Caro Caro de unos 30 metros en la escuela Santo Domingo, uno de los más altos de Upata. |
Tronco principal del Caro Caro |
El fruto en legumbre tiene forma de círculo helicoidal, de modo que el ápice toca casi con la base. El tronco puede alcanzar en promedio 2 metros de ancho, aunque se han reportado ejemplares de 4 m de diámetro. Alcanza alturas de 16 a 28 m con una gran expansión del ramaje. Las hojas recuerdan al Tamarindo. Casi siempre muestra una copa vistosamente verde, pues por muy poco tiempo se deja observar desprovisto de ese colorido, cuando muda las hojas al comienzo del verano, ya que en menos de un mes vuelve a mostrar sus ramas repletas de hojas.
Arbol abundante y atractivo
En Upata hermosos carocaros se pueden observar a las orillas de las carreteras, en hatos, áreas verdes, en el Hospital Gervasio Vera, avenida Bicentenario, en la Escuela Santo Domingo, en el Parque Bicentenario, escuelas, liceos y otros lugares espaciosos, donde puede desarrollarse en toda su amplitud.
Los frutos muestran la forma circular que explica el nombre científico de la especie. Tienen un diámetro de unos 10 cm y pueden verse las prominencias de las semillas en su interior.
El caro caro es el árbol nacional de Costa Rica donde se le llama Guanacaste, denominación proveniente de dos palabras del náhuatl quauh: árbol y nacastl: oreja, refiéndose a la forma de su fruto. El caro caro pertenece a la gran familia de las Leguminosae (también conocidas como Fabaceae), la de mayor peso en nuestros bosques y florestas tropicales americanas, y sobre todo en el Norte y Centro de Guayana, que representa el 30,9% de los géneros y el 32,2% de las especies. Es una planta Mimosaceae, que entre otra especies, está representada por el Pilón (Stryphnodendron polystachyum), el Guamo (Inga alba), Hueso de pescado (Pithecellobium pedicellare), Josefino(Stryphnodendron guianensis), la Calliandra o Yacuare, el masaguare Pseudosamanea guachepale y el Yiguire (Piptadenia psylostachya).
CARO CARO EN LA PROSA POÉTICA DE DANIEL RUIZ
El
parque
Bicentenario
es
un referente
lúdico
para mi generación,
cuántas
aventuras
se tejieron
en su
seno:
juegos
en el tobogán,
en el laberinto, partidas
de beisbol,
futbol
y basket. Nosotros
los niños
de entonces,
resarcimos
de sus
cenizas
el parque
que
estaba
sumido
en el abandono,
no lo dejamos
morir,
poblamos
sus
espacios
con nuestra
presencia,
por
esos
promontorios
de basura
y
de monte;
allí
estabamos atrapando
guaricongos,
comiendo
merey,
o elucubrando
la travesura
del día.
En este
ambiente,
el
abuelo
siempre
estuvo
allí,
cobijándonos
bajo
su
sombra,
en silencio, a lo mejor susurraba
palabras,
que
el viento
se llevaba
en la tarde,
no comprendíamos
su
idioma
¡solo
los pájaros
lo
entienden!Siempre
lo
veíamos
dubitativo
¿Será
filosofo
el abuelo?
¿Cuántas
conversaciones
escucharon
sus
frutos-orejas prendidas
entre sus
ramajes?
Es
un espectáculo
aún,
observar
su
concha hiperbólica
desperdigada
como
cangrejo
por
el
suelo. ¿Será que
el abuelo
es
geómetra,
un viejo
matemático
obsesionado
por
la geometría
hiperbólica? Caro Caro abuelo
de abrazo
eterno
y de sombra
buena,
permitame
adentrar mi inspiración
en el camino
hiperbólico
de tu
fruto,
para
brindarte
un poema,
como eterno
agradecimiento
por
haber
signado mi infancia
y aún
mis
días
con tu
presencia.
Este escrito del profesor y poeta Daniel Alejandro Ruiz Correa está dedicado al viejo Caro caro del Parque Bicentenario de Upata. Cuando le dedicó estos versos el viejo árbol emblemático de esta zona de la ciudad, todavía estaba en pie. Pero hoy ya este caro caro tan caro no existe, pereció hace tres años por muerte natural al podrirse sus raices, perder estabilidad y separarse de cuajo del suelo del cual se nutrió por décadas.
Precisamente uno de los Caro caro más representativos de Upata, se encontraba en el Parque Bicentenario Alejandro Otero, era un ejemplar adulto de más de 60 años, testigo mudo de la evolución urbana y social de la ciudad. A pesar de que algunas parásitas o simbióticas le afectaban el ramaje, exhibía en apariencia un buen estado de conservación, proporcionando amplia sombra a los visitantes del parque. No obstante hace dos o tres años este árbol perdió estabilidad y de cuajo quedó inclinada una parte y la otra cayó pesadamente. No hubo manera de salvarlo. A las semanas los Bomberos procedieron a despedazarlo con motosierra para evitar males mayores y despejar el área donde había quedado postrado y moribundo.
Desde nuestra juventud, infancia, el caro caro, ha sido uno de los árboles preferidos para el descanso, el reposo, y la admiración, pues cuando alcanza su madurez constituye un excelente compañero por la calidad de su sombra, y el poco riesgo que representa, a pesar del enorme peso que soportan sus ramas extendidas. Historias de hatos, de campos, travesuras, leyendas, mitos, se cuentan bajo el cobido de este prodigioso árbol, que en Upata encontró condiciones ideales para su desarrollo y que sin duda cuando alcanza su porte óptimo se convierte en referente patrimonial de nuestra floresta urbana y rural.
Desde nuestra juventud, infancia, el caro caro, ha sido uno de los árboles preferidos para el descanso, el reposo, y la admiración, pues cuando alcanza su madurez constituye un excelente compañero por la calidad de su sombra, y el poco riesgo que representa, a pesar del enorme peso que soportan sus ramas extendidas. Historias de hatos, de campos, travesuras, leyendas, mitos, se cuentan bajo el cobido de este prodigioso árbol, que en Upata encontró condiciones ideales para su desarrollo y que sin duda cuando alcanza su porte óptimo se convierte en referente patrimonial de nuestra floresta urbana y rural.
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