Desde Guacarapo en su zona norte se divisa este pintoresco paisaje, que forma parte del sector rural norte de Upata. Al fondo a la izquierda los cerros Los Chorros y Copeyal, a la derecha las serranías de La Vaca y La Carata.
Colinas del norte upatense, a la derecha la suave silueta del cerro Los Chorros, a la izquierda al fondo la linea continua de El Algarrobo, al centro y al fondo el abra del río Yocoima, que corre paralelo a la autopista Manuel Piar.
Mirando al este el cerro de La Viuda, al fondo la línea recta del cerro La Mesa y colinas del sector La Carata.
Entre estas colinas destacan de oeste a este Los Chorros, con su subsuelo repleto de bauxita, y las lomas de Copeyal, con su yacimiento de caolín a cielo abierto, visible desde la calle Polanco de Upata, el de La Vaca a un costado de la carretera rural que conduce desde el sector Alaska hasta la primera subida a La Carata. Más distante aparece la silueta del relieve de La Mesa, cerro que se ubica entre los acuíferos de La Carata y la serranía de El Toro. Al oeste luego de la pequeña hondonada de la autopista a San Félix, se encuentran las colinas de La Armonía y los cerros más grandes El Algarrobo y California.
Los vientos que suelen venir del noreste de sierra Piacoa y el Delta al chocar con estas barreras del relieve upatense le aportan suficiente humedad para la formación de bosques medios y densos, manantiales y un microclima muy agradable, con temperaturas mucho más frescas que las del valle donde se asienta la ciudad.
Todos estos paisajes los podemos divisar desde algunos parajes cercanos al cerro Guacarapo y localizados en el camino que desde el sector San Marcos nos lleva hasta el Mirador de La Virgen. Son panorámicas de gran valor escénico, que nos colocan en contacto visual con pequeños valles y recodos donde, además del paisaje colinoso, escarpadas lomas, y mesetas planas en la altura, predominan los caminos de tierra, conucos y pequeñas áreas de población dispersa, típicas de la Upata rural, que no ha cedido el paso ante la expansión de urbanismos y barriadas.
Las imágenes aquí insertadas son las propias de la temporada lluviosa, cuando el verde intenso domina el paisaje. Y el olor y sensación de humedad, junto con un calor pegajoso e intenso, predominan en el ambiente.
Esa foto del camino de San Marcos está buenísima.
ResponderEliminar