sábado, 15 de agosto de 2020

Colinas del norte de Upata vistas desde la ruta al Cerro Guacarapo

Desde Guacarapo en su zona norte se divisa este pintoresco paisaje, que forma parte del sector rural norte de Upata. Al fondo a la izquierda los cerros Los Chorros y Copeyal, a la derecha las serranías de La Vaca y La Carata.

Colinas del norte upatense, a la derecha la suave silueta del cerro Los Chorros, a la izquierda al fondo la linea continua de El Algarrobo, al centro y al fondo el abra  del río Yocoima, que corre paralelo a la autopista Manuel Piar.  

Mirando al este el cerro de La Viuda, al fondo la línea recta del cerro La Mesa y colinas del sector La Carata.

Camino de San Marcos a Guacarapo por la ladera Norte del cerro. 
Arriba imponente cardonal a un costado de la trocha, 
y más arriba bosque bajo en la ruta al Mirador de La Virgen.

Al norte de Upata, escondidas y preservadas por cierta distancia de su casco central y zonas de expansión urbana, se encuentran las cadenas de colinas o cerros con mayor cobertura de bosques y altura del valle del Yocoima. Una franja cordillera continua que se pierde en la distancia, y cuyos topes se aplanan en altitudes de sobrepasan los 550 metros sobre el nivel del mar, y que llegan hasta los 650 msnm en la cima de La Mesa de la Carata. 

Entre estas colinas destacan de oeste a este Los Chorros, con su subsuelo repleto de bauxita, y las lomas de Copeyal, con su yacimiento de caolín a cielo abierto, visible desde la calle Polanco de Upata, el de La Vaca a un costado de la carretera rural que conduce desde el sector Alaska hasta la primera subida a La Carata. Más distante aparece la silueta del relieve de La Mesa, cerro que se ubica entre los acuíferos de La Carata y la serranía de El Toro. Al oeste luego de la pequeña hondonada de la autopista a San Félix, se encuentran las colinas de La Armonía y los cerros más grandes El Algarrobo y California. 

Los vientos que suelen venir del noreste de sierra Piacoa y el Delta al chocar con estas barreras del relieve upatense le aportan suficiente humedad para la formación de bosques medios y densos,  manantiales y un microclima muy agradable, con temperaturas mucho más frescas que las del valle donde se asienta la ciudad.

Todos estos paisajes los podemos divisar desde algunos parajes cercanos al cerro Guacarapo y localizados en el camino que desde el sector San Marcos nos lleva hasta el Mirador de La Virgen. Son panorámicas de gran valor escénico,  que nos colocan en contacto visual con pequeños valles y recodos donde, además del paisaje colinoso, escarpadas lomas, y mesetas planas en la altura, predominan los caminos de tierra, conucos y pequeñas áreas de población dispersa, típicas de la Upata rural, que no ha cedido el paso ante la expansión de urbanismos y barriadas. 

Las imágenes aquí insertadas son las propias de la temporada lluviosa, cuando el verde intenso domina el paisaje. Y el olor y sensación de humedad, junto con un calor pegajoso e intenso, predominan en el ambiente.

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