viernes, 11 de septiembre de 2020

Cerro de la Mesa colina distante, bosques siempre verdes y reservorio de bauxita al Norte de Upata

Cerro de la Mesa visto desde el cerro de La Viuda

Desde la sabana del cerro La Viuda se divisa el sector occidental de la Mesa y el valle contiguo a La Carata

Vegetación, chaparral, hierbas y yucuare en flor en la ruta El Toro La Carata

Rocas y vegetación de sabana paisaje que antecede las formaciones boscosas de La Mesa

Desde las colinas del Toro se observa esta interesante vista del Cerro La Mesa, su hermano mayor, ubicada  al Norte de Upata, las pendientes lucen las huellas de las deforestaciones, y se conserva en este sector un poco más del 50 por ciento de su bosque  originario.

Desde el camino del Dique del cerro El Toro se accede a esta otra trocha que fue utilizada hace tres décadas para el trasporte de bauxita desde lo alto del cerro La Mesa, hoy el camino está abandonado. Al fondo se divisa parte de esta imponente serranía del norte de Upata, donde se alternan bosques y vegetación herbácea.
Base o piedemonte del cerro La Mesa ubicada en valle interior localizado al norte del cerro El Toro, en noviembre de 2020. Esta zona ha sido invadida por el gamelote o carrizo, Pannicus máxima, una herbácea que ha ocupado todo esta extensión en un sector llano donde se desarrollaban actividades agrícolas.

El Cerro de la Mesa de La Carata, como lo indica su nombre está justo al lado de este sector boscoso de Upata, a unos 3 kilómetros de la ciudad, hasta sus proximidades se puede acceder por dos rutas, o bien en automóvil por la carretera Alaska Carata, vía al antiguo relleno sanitario de la ciudad, o por otra ruta más agreste, desde los valles interiores del cerro El Toro. 

La Mesa con su cima de tope plano, visible desde el Oeste y parte del centro de Upata, alberga en la mayor parte de sus laderas y parte alta una extraordinaria biodiversidad de flora y fauna prácticamente virgen. Tiene la particularidad igualmente de actuar como un área de captación de agua que da origen a los manantiales de La Carata, debido a su particular ubicación en la zona más lluviosa del Norte de Upata.

Cuando se baja desde Chapire en la carretera a Sabenetica Sabaneta El Pao se observa esta extraordinaria vista del cerro La Mesa al fondo, con su cima alargada y de tope plano, dominando buena parte de la panorámica del valle del Yocoima, a la derecha el urbanismo Villa Paraíso.

En su ladera oriental el Cerro La Mesa muestra la huella de la intervención humana

Contraste de paisajes, sabanas y selvas al fondo.

Sobre las particularidades de su vegetación y estado actual de sus especies de fauna silvestre muy poca información se maneja, pues que sepamos en este particular ecosistema norte de la ciudad no se han realizado estudios o investigaciones que permitan caracterizar en detalle sus diversos componentes naturales, hidrografía, climatología, y en especial los bióticos de flora y fauna. 

Lo que sí se ha realizado en esta serranía de tope plano es el estudio de su geología, en particular la información relacionada con su factible potencial minero, conocimiento recabado mediante exploraciones que determinaron inicialmente su potencial como reservorio de bauxita. De hecho en la década de los 70 y 80 del siglo pasado el Estado autorizó en la zona la explotación parcial de este recurso mineral, mediante la extracción de un volumen de material bauxítico, destinado para la petroquímica de Morón, en donde constituía la materia prima fundamental junto al azufre para la elaboración industrial del sulfato de aluminio, insumo esencial para las plantas de tratamiento de agua potable del país.

Las huellas del impacto ambiental provocado por esta explotación parcial de su reserva de bauxita están ocultas, pues el frente de trabajo no es visible desde ningún tramo carretero, comunidad ni siquiera desde los miradores naturales del cerro El Toro. Sin embargo, los más aventures tienen la opción de visualizar los cortes al cerro y lo que fue el área de trabajo por un camino que bordea el cerro por sus laderas orientales, y que parte del sector El Dique del cerro El Toro, un camino que avanza primero por zonas de sabana y bosques bajos intervenidos y que luego de torcer al norte nos coloca en contacto con un bosque denso y medio cuyo viejo camino ha sido tragado por la vegetación. Salvo este recodo por La Mesa no hay rutas o caminos que permitan su ascenso por otros sectores del cerro y esto ha permitido favorablemente que el paisaje en buena parte de la meseta y sus laderas se encuentre en buen estado de conservación ambiental. 

Transición sabana bosque seco, antes de llegar al valle de La Carata y el Cerro La Mesa

Otro ángulo del Cerro La Mesa al fondo, mostrandola huella interventora del hombre.

Desde el cerro Guacarapo se visualiza este hermoso valle que antecede al cerro La Mesa, a la derecha al fondo, desde esta zona del sector rural Alaska se llega a La Carata.

La secuencia gráfica que acá insertamos del cerro de La Mesa y su valle contiguo que lo separa de las serranías de El Toro, Guacarapo y La Viuda, nos muestran un paisaje magnífico, donde la exuberancia de los bosques se alterna con manchas de sabana pedregosas, y con algunas áreas donde se nota la huella interventora de algunos pequeños productores rurales, que en sus conucos practican la agricultura de subsistencia. La Mesa en su parte baja se ubica a unos 450 metros sobre el nivel del mar y en su parte más elevada en el tope plano se eleva hasta los 640 metros sobre el nivel del mar. 

Con una temperatura media en torno a los 24 grados, con una precipitación promedio que sobrepasa con creces a la del valle de Upata, en torno a las 1400 mm anual, y con una quietud propia de paisajes distantes y pocos intervenidos, a pesar de su pasado minero, el Cerro de la Mesa en simbiosis con el Cerro El Toro, los cerros La Vaca, Copeyal, Los Chorros, Los Pulgos y la serranía de Guacarapo La Viuda, conforma el paisaje de bosques y sabanas pedregosas más imponente y atractivo de la ciudad, una especie de franja protectora verde, que si se conserva y protege adecuadamente de la tala, quema, y la extensión de la frontera agrícola y ganadera, seguirá siendo por siempre el más importante patrimonio natural de la Villa del Yocoima. Es nuestro deber valorarla y protegerla.   

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