jueves, 6 de julio de 2023

Upata conmemora 261 años de historia. Un 7 de julio de 1762 inició su andar como villa. Hoy convertida en ciudad sigue asumiendo retos y proyectos

Centro de Upata desde el cerro El Corozo.
Plaza Bolívar vista aérea. Foto Cortesía Alcaldía de Piar.
Iglesia de San Antonio de Padua
Plaza Miranda Yo Amo a Upata
Afiche aniversario de Upata con el mensaje de la Alcaldesa Yulisbeth García.

Vía al Casco Central desde Plaza Aniversario El Obelisco
Casi finalizada la sede de la Orquesta Sinfónica Infantil y Juvenil de Upata fte a la Plaza Piar.


Un ventanal se abre y más de dos centurias

develan tu historia de tierra irredenta
Hoy te visten con tus mejores ropas
para celebrar tu aniversario
pero no es suficiente,
Hay cicatrices que nos recuerdan la infamia
a pesar de ello, hay quienes entonan para ti una canción de arraigo
que llevan en sus alforjas vivencias y recuerdos
eternizados en tu espacio vital
que aman tu biosonica de sonidos naturales
cantos de aves que presagian un abrazo de aguacero
O que nos alegran las madrugadas insomnes de los sueños.
Prefiero sentirte afable y risueña, mi tierra, mi flor de roca
tenaz y resiliente ciudad que no se doblega
que siembra y cosecha afectos de quien te estima.
Somos más que dos, multitud que danza 
que te lleva como huella eterna que palpita.

Daniel Ruiz Correa/ Poema a Upata/ Julio 2022
Acto cultural en la Plaza Bolívar en homenaje a San Juan.
Procesión de San Antonio de Padua

Edificio de la Alcaldía de Piar antiguo Centro Cívico desde la calle Bolívar.

Hotel Pellegrino final Av Raúl Leoni.


Un 7 de julio de 1762 los padres capuchinos catalanes, por mandato de su orden religiosa y con el permiso del Rey de España, fundaron la Villa de Españoles de San Antonio de Upata. De aquel episodio hasta nuestros días el pequeño valle del Yocoima, ha sufrido significativos cambios en el uso de la tierra y sus pobladores, multiplicados hasta alcanzar hoy la cifra no despreciable de por lo menos 110 mil habitantes.
La fecha es motivo de júbilo popular e institucional, y como es normal en estos días las autoridades municipales, el equipo de concejales y el Gobierno Regional han preparado actos especiales para conmemorar tan importante efemérides, con sesiones solemnes, entrega de reconocimientos e inauguración de obras.
Upata es nombre ancestral que nos remite al sentido homenaje que nuestros hermanos indígenas, habitantes originarios del valle le rendían a la madre tierra. Mi Tierra, Rosa del Bosque, Hermosa india enamorada, de la leyenda aborigen. Todos esos significados, poéticos, símbólicos, reales, nos remiten con la sonoridad de su sencillez Up Ata a tiempos pretéritos de armoniosa relación de los que vivían en el Valle, disfrutando su bondadoso clima, su entonces hermoso río Yocoima y sus verdes praderas y selvas.
Sus cerros boscosos de ensueño y sus sabanas serenas, sus aves miles, sus historias de aparecidos, sus atardeceres de crepúsculos maravillosos, sus mañanas neblinosas, evocaban en aquellos momentos para los indígenas un estado ideal de felicidad, que de repente se vio interrumpida por la presencia abrupta de colonizadores y conquistadores de aspecto extraño, que por la fuerza y por la vía del discurso religioso cristiano se convirtieron en los nuevos amos de nuestro valle.
Al cabo de 261 años de historia largas han sido las decepciones y las ofertas incumplidas de quienes han tenido la responsabilidad de gobernar para defender los intereses comunes y convertir a esta tierra en un modelo de convivencia, desarrollo, organización y bienestar. 
Retos enormes nos esperan en esta tercera década del tercer milenio, para que Upata por fin vea esplendorosa la irrupción de un tiempo distinto, más grato, en una relación de armonía con su medio ambiente y con la posibilidad cierta de que la ciudad será más habitable, porque tendrá espacios para el encuentro de todos, museos, teatros, paseos, parques, centros deportivos, empleo, casas históricas y auténticos líderes luchando por transformarla en la auténtica Casa de Todos.
Upata es un pie desnudo de mujer
besando el  lodo
en un atardecer nostálgico
al son de chicharras Ponribilin
 Upata es la palabra que arma
Canto de grillos
Como collares
Para  prenderlos en el cuello
De una ceiba noctambula
 Upata  es un presentimiento
Bañado de rocas
Zurcidas en el valle sabana de su desandar
 Upata es un corazón ave carpintero
 Picoteando sarrapias  en su vuelo etéreo
 Upata es un  revolotear de aves
Paraulateando en el corazón distante
De  aquel  que abandonó su  lar
 Upata es un ave  lapislázuli que traza trinos
En el cielo curvo
 Upata es una bandada de periquitos
Con la cara sucia
Manchada de arcilla
 Upata es una estrella  fabuladora
contándole cuentos a un grillo noctámbulo
 Upata es una dama vestida de encajes
esperando serenatas de gallos 

Upata pinta voz de silencios
Sus atardeceres  sueltan un collar de
caracoles
y  su río lázaro  nada la puerta del sol
mientras llora trinos que tiritan turbios
Upata se ríe como una jaula sin voces
y escribe ojos como frutas
Su pie sigue el tenor de los conciertos matutinos
Upata juega como un lagarto en la niebla
 Y evoca sonidos sin ecos sin lamentos 
Daniel Ruiz Correa Julio 2010
Upata construida con el sudor de su gente humilde, en su mayor parte indígenas y descendientes de los grupos aborígenes guayanos, caribes y pariagotos que habitaron esta región del estado Bolívar, luego con grupos familiares conformados por criollos mestizos y con el espíritu de empresa de gente laboriosa venida de otras latitudes nacionales y extranjeras, nos reclama entonces que además de la reiterada festividad de un aniversario más, concretemos proyectos que le permitan a esta ciudad despegar hacia su consolidación.
Tareas por desarrollar hay muchas. Upata requiere una base productiva más diversificada, industrias de transformación de la madera, empresas metalmecánicas, ampliar también su infraestructura de apoyo no sólo a quienes acá vienen a pernotar en la ruta a la Gran Sabana sino para crear alternativas de recreación turística en nuestros hermosos paisajes selváticos y sabanas prodigiosas para la ganadería extensiva e intensiva.
Casco Central, vista de El Calvario y los cerros Guacarapo.
Panorámica de Upata, av Raúl Leoni sector Plaza Miranda. Foto cortesía Alcaldía de Piar.

Parajes atractivos tenemos y de sobra en la zona cercana de El Manteco, en los bosques de Cupupuicito, en los intrincados parajes de La Carata- El Toro- El Buey, en el eje Sabenetica-El Retumbo- Guri, en el área agropecuaria y agrícola de Buen Retiro, Mundo Nuevo, Altagracia, Los Rosos, El Valle, Campanario, Las Grullas, Los Arrendajos, San Ramón, Sucutum, Las Grullas y Monte Ralo, en la zona prodigiosa de El Candado, en la ruta a Manganeso, en el eje de la Troncal 10 Santa María-Matajey- El Piso Guanaraparo, en el paseo a Tierra Blanca-Guacamayo, en la misma posibilidad de acercarnos al disfrute organizado de las riberas del lago de Guri localizadas en la carretera hacia El Manteco, en la misma recreación que nos aguarda en San Lorenzo-Santa Rosa- Morichal. Zonas éstas donde se conjugaría el contacto con los bosques, con cursos de agua, con lagunas, con acuíferos, donde es posible la observación de aves tropicales, el turismo ecológico y de aventura, la visita a miradores espectaculares como los de Santa María, desde los cuales se pueden visualizar los llanos del Carichapo, la serranía del Cume, Guacamayo y Tomasote, el contacto directo con la faena agropecuaria, con los hatos que se esparcen por este inmenso territorio.
Upata es posibilidad abierta para la cultura, necesario es fortalecer a los grupos culturales, abrir nuevos espacios y edificaciones para crear una indispensable red de museos, teatros, boulevares, salas de exposiciones. Upata requiere además que sus hijos, sus autoridades, inviertan recursos en la construcción de parques naturales o metropolitanos, donde los niños, jóvenes, adultos, ancianos, puedan entrar en contacto con la naturaleza y acceso a una sana diversión en familia. Necesitamos que se mutipliquen las canchas deportivas, que podamos muy pronto contar con nuestro polideportivo, pista atlética, gimnasio. Indispensable que la ciudad se abra a la inversión privada no sólo en infraestructura comercial sino también en nuevas empresas industriales medianas.
Upata debe tener un centro histórico más humano, menos para los carros, más para sus pobladores, donde se rinda culto al encuentro familiar y la amistad, a las actividades culturales, que no siga siendo ese gran estacionamiento y ese corredor de carros y buhoneros, en competencia desleal con el ciudadano, cercado, arrinconado en aceras semidestruidas y antiestéticas. 
Upata debe ser querencia, noble pueblo citadino digno para la aventura prodigiosa de vivir en armonía con su naturaleza de colinas y climas agradables. Su suave y fresco clima de 25 grados, en horabuena nos ha convertido en referencia de ciudad apreciada para vivir, su valle hermoso, siempre verde, sus neblinas de junio, julio, agosto, su frío tropical de diciembre, sus costumbres, su gastronomía, su dulcería criolla, sus ventas de empanadas, catalinas, queso guayanés, sus eventos culturales, todo ello es parte inseparable de esta Villa del Yocoima que hoy nos reta a amarla de verdad y a convertirla como tercera ciudad de Guayana en un escenario ideal para nuestros proyectos colectivos e individuales.
Upata, tierra de oportunidades, de leyendas, de costumbres y tradiciones, tierra que rinde tributo a la cordialidad y a la hermosura de vivir, tierra de creencias cristianas, de emprendimientos por un futuro mejor, hoy a tus 261 años de bautizo como Villa de Españoles, debemos también recordar que siempre como realidad natural y como asiento de grupos humanos indígenas, tienes derecho a reclamar de tus hijos que por favor no olviden que antes de la llegada de la cruz, la espada, el arcabuz, la biblia, la lengua española, mucho antes de estos tiempos nuevos, este valle fue epicentro de otras aventuras humanas, asociadas a la huella perenne de los hermanos indígenas, que masacrados por el Imperio Español y por la esclavitud disfrazada de evangelización y de civilización, permanecen olvidados en las historias de tus cronistas.
Av Raúl Leoni tramo CC Cubillo a CC Antonelli. 

Casco histórico calle Sucre fte a la Plaza Bolívar.

Sector La Romana ruta a la a Alcabala de la GN, al este de la ciudad.

Calle Miranda eje comercial principal de upata.

Plaza Aniversario El Obelisco

Samán centenario en la Plaza Van Prag.

Calle Urdaneta, Plaza Bolívar y CC Anakaro.

Alcaldía de Piar desde la calle Urdaneta.

La Upata que se fue
Por supuesto la de las puertas abiertas, sillas y conversatorios en el frente silencioso.
La de los juegos infantiles, conchas, librao, trompos, cometas y boliches
La de los guaricongos danzantes, tricolores y juguetones
La de Pantaleta, con sus burros tristes y sus perros andrajosos, vendiendo estierco y profiriendo palabras intrincadas con su voz grave adornada con su solemne paltó no menos oloroso.
La de la Llorona que jamás lloró y el chivato que jamás se dejó ver, pura fantasía de pueblo
La de las Brujas que trepaban ramas en actos de equilibrismo en noches sombrías y al otro día iban presurosas a pedir sal, siempre las estuvimos esperando pero siempre fueron esquivas
La del tapón del Burro, La Viuda, Laguna Larga y el Dique, fuentes o depósitos de agua, acabados, arruinados por el progreso y ecocidas sin escrúpulos
La de los pocicles y la leche cruda y errante vendida a puerta de casa
La de la Perfecta y su azulado coche de reparto distribuyendo camisas, pantalones y trajes perfectamente planchados.
La de Capulina y su bar céntrico, la del Principal y el Caney, la de Polaco y Carmelo Los Compadres abriendo espacios para la parranda
La de los aguinaldos decembrinos, cuatro en mano, balde tamborero y desafinadas voces de muchachos pedigueños. “deme mi aguinaldo aunque sea un centavo”
La del helado de moriche, cada vez más escaso, la del almedrón y el mango besito, burrero, trinitario, nombres olvidados hoy por la moderna muchachada
La de los cines Bolívar, paraiso de películas chinas y mexicanas, la del Principal y el Canaima, diversión suprema en aquellos tiempos silenciosos.
La de las inolvidables orquestas, los Hermanos Bracho y su Maracaibo 5, Tilo, Banda X de El Pao de rotundo éxito en Upata.
La Upata de la inocencia, la vecinita mostrando su picardia y jugando al papá mamá por patios y salas, en ausencia de los celosos padres
La Upata de los bachacos culones, todo un carnaval en junio, al amparo de inviernos fortísimos, alimentos para la maldad infantil, víctimas de quemas inquisitoriales en envases de vidrio
La de los tari tari, los cigarrones, los congorochos, los feos tuqueques y las taras verdosas.
La de las latas de sardina y leche convertidas en prodigiosos coches, carromatos, trenes y carritos chocones, rines, cauchos, zapatos, imitando automóviles.
La de la hoja del cedro pisoteada arrojando su perfume fétido, provocando la estampida de la clase de turno, la del Babandí milagroso para rescatar virilidades fallidas, hoy extinto ante los empujes de la farmaceútica industrial y por culpa de quemas y talas irracionales.
La de las corridas de burras, viejo deporte varonil fallecido a Dios Gracias
La de los sapitos lipones, émulos de peces extraños, la de las viejas y guabinas, especímenes de agua dulce para los acuarios de niños pobres
La de los paseos al Corozo, desde abajo se veía la gente como hormiga trepándolo por su frente para coronarlo de cruces, flores, caratillo y la infantable agurdiente.
La de la calle Independencia que nacía allí al lado del Hospital Gervasio Vera Custodio y se esparramaba hasta La Romana en una linea carretera pueblerina, estrecha y poco transitada.
La de los carrizales utilizados como escondites y rines de boxeo, provocando luego picor, prurito para rato, a veces peligrosos refugios de picos de botella causantes de no pocos accidentes infantiles.
La de la cueva del Toro y su candado inexistente, la de los pasillos o túneles que comunicaban ficticiamente Toro con Corozo, la de los cristofués acusando a Cristo y los teu teu alcaravanes delatando a las muchachas embarazadas
La de la Semana Santa silenciosa, sagrada, sin carne, sin baños, sin paseo, sin música, sin nada, sólo el culto al Señor y su Pasión, apenas excusa para el juego de parapara al lado de la procesión.
En fin Upata es pasado y es historia sencilla de las cosa, expresión feliz de nuestro inmortal poeta caraqueño Aquiles Nazoa.  
Juan Ruiz Correa Upata-06 de Julio de 2010

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