sábado, 7 de julio de 2012

A la Villa del Yocoima en sus 250 años: Reflexiones en prosa sobre el tránsito vital de la Villa del Yocoima

Texto y Fotos:Juan Ruiz Correa y Zuleyma Idrogo
Plaza Bolívar desde la calle Miranda

Upata desde El Calvario de la calle Bolívar

Escuela Morales Marcano Patrimonio de Upata
De clima agradable, tierra caliente pero suavizada con la brisa levísima que baja de las altiplanicies de Imataca y de sus montes circundantes, Upata es ruta obligada de turistas y transporte de mercancias, en virtud de su excelente ubicación estratégica, antesala de la ruta internacional hacia el Sur profundo y la hermana República Federativa de Brasil, de la cual dista apenas 600 kilómetros.
A 360 metros sobre el nivel del mar Upata disfruta de unos 25 grados de temperatura promedio, con lluvias moderadas, que orbitan los 1000 mm anuales, en medio de sabanas impetuosas y bosques  como los de La Carata, Santa Rosa, Sabaneta, cerro California,  utilizados en antaño para el cultivo del café.

Antes de proseguir con este escrito en prosas elevemos al cielo autopista de la información digital, unos bellos versos de nuestro hermano y poeta Daniel Ruiz Correa, en tributo a Upata, y a propósito de la conmemoración este año 2012 del 250 aniversario de la fundación de la Villa del Yocoima.
 
TE  CONTEMPLO  EN  SILENCIO

Te contemplo en silencio, y reviven en mi tiempos de lluvias
jolgorio de niños      galopando tus calles
como persiguiendo el grito ancestral que ahogamos
en la entraña que nos dió la vida.

Sensación unívoca que nos une a la tierra y al espacio infinito
que desandamos, y que evoca un nombre y un recuerdo
                                                                                           Upata.

Te contemplo en silencio, un poco más vieja
pero con el entusiasmo de siempre
y la alegría que sembraste en los corazones de tus hijos;
y la esperanza de tiempos mejores
por venir, aún no han llegado
pero vendrán en las alas de una palabra llamada
                                                                        humanidad.

Te contemplo en silencio, para apreciarte, con otros ojos
                                                                                otras miradas. 
Para enarbolar tu nombre en la conciencia de quien más
                                                                                       te estima. 
Te prefiero pueblo, con vecinas oteando a través de las ventanas
las buenas nuevas de los amantes furtivos
O el último chisme de la calle.

Te prefiero pueblo, llano y humilde
que ciudad ennegrecida, y atiborrada por el progreso
que tanto glorifican quienes te han profanado.

Te contemplo en silencio
Prefiero llamarte Upata, sonora y altiva
y no con el remoquete de "Atenas del sur"
si nuestro ancestral origen nos ha dado
la cualidad intrínseca de ser
como somos   hijos de esta tierra irredenta
del ocre de tu barro
del canto libre y pendenciero de la paraulata
del hermoso plumaje del cristofue
y el añil del azulejo;
de las rocas que despliegan su alfombra
sobre esta tierra, de sus bosques, de sus cerros;
de un río yermo que de vez en cuando
nos recuerda la infamia.

Te contemplo en silencio, hermosa
traslúcida, afable y traviesa.

Te prefiero pueblo y no ciudad
te prefiero verde, te prefiero bosque
te prefiero lluvia
te prefiero roca
te prefiero pies, descalza y generosa
mí tierra, mi lugar
Upata primorosa.