domingo, 28 de febrero de 2021

Aunque no en la abundancia que reclama su potencia nutricional y medicinal el noni es otro arbusto presente en Upata

Frutos del noni, en un pequeño ejempar sembrado en el sector Santo Domingo de Upata.

El nonni era una deuda para los seguidores del Ciclo Los Árboles de Upata. Esta planta crece en  jardines y terrenos baldíos de la ciudad, a pesar de su aspecto sencillo y pequeño porte nos regala siempre su fruto y verdor. Se trata de un arbusto de la familia de las rubiaceaes, pariente del café, de origen asiático aunque muy abundante en la Polinesia, donde se le valora como un superalimento y por sus propiedades medicinales. 

Es de relativa reciente introducción en Upata, y a pesar de las bondades de su zumo, no es de consumo generalizado, ya que aquí se suelen preferir otros frutos más tradicionales. 

Acá en la zona crece hasta máximo unos 4 metros, aunque en su lugar de origen reportan nonis de hasta 10 metros. Es frondoso y se agrupan sus foliolos irregularmente, posee hojas grandes, con nervaduras marcadas, y su fruto con cierto parecido a las anonáceas como el anón o la chirimolla, es de forma ovoide, de unos 8 centímetros promedio, no es liso sino que presenta especies de marcas redondeados o casi hexagonales con otra marca más circular al centro.  Su pulpa es blanca amarillenta al madurar, con las semillas incrustadas en su interior. 


Se ha desatado una polémica con respecto a las propiedades de su fruto, porque se han sobrevalorado su riqueza en vitaminas y minerales, así como su potencial como  anticancerígeno, antioxidante, depurativo y regenerador de la piel, en el tratamiento de las gastritis y úlceras. Tradicionalmente se le reconoce sus efectos como antiinflamatorio, porque contribuye con la mejora el sistema inmunológico, control de las fiebres, infecciones en la piel, afecciones respiratorias, contra la artritis, mejora la circulación, y muchas otras bondades, debido a su composición química,   aunque se han reportado algunas reacciones en el hígado por el consumo excesivo de esta fruta. 

Sobre la calidad como medicina natural de esta fruta advierte el Dr. Leoncio Padrón Cáceres especialista en ciencias de la salud en Cuba que EL NONI NO ES UN MEDICAMENTO NI CURA NINGUNA ENFERMEDAD. Sin embargo, sostiene que tomar jugo de Noni surte efectos positivos, que se expresan como factor de protección a la salud de cualquier persona o en mejoría de la calidad de vida de personas enfermas. Tales manifestaciones están probablemente relacionadas con un efecto estimulante que ejerce el complejo de sustancias contenidas en el jugo sobre el sistema inmunológico de las personas, a lo que parece sumarse cierto efecto antiinflamatorio. En términos prácticos, las personas que incorporan a su dieta el jugo del Noni, amplían la capacidad de respuesta de su organismo ante las agresiones del medio, se enferman menos y si están enfermas pueden experimentar mejoría.

sábado, 6 de febrero de 2021

No son iguaneras son lluvias continuas y fuertes en primera semana de febrero. Anexamos balance del tiempo atmosférico en Upata

Upata desde la altura un 3 de febrero del 2021, en una mañana nublada y con lluvias dispersas en el Valle del Yocoima


 El "verano" nuestra sequía anual sigue desaparecido en Upata

Tal como lo evidencia el video doméstico insertado en esta entrada en Upata continúa sin cesar, eso sí con algunas pausas, esta temporada de lluvia extendida, si se puede llamar así. No recordamos en los últimos 30 años ningún ciclo de lluvias que se haya prolongado tanto, lo normal es que la transición a la sequía se inicie en noviembre diciembre, y que en enero caigan algunas lloviznas aisladas, una que otra llovizna aún más tenue en febrero, esas que llaman las "iguaneras" y que haga su irrupción muy oronda la sequía total en marzo y parte de abril, a veces hasta mayo se extiende la seca. 

Lo que sí ocurrió hace 24 años en 1997 fue un mes de febrero con una inusitada precipitación de 110 mm, pero con la particularidad de que tales lluvias extraordinarias no fueron la continuidad de una prolongada temporada lluviosa sino un fenómeno particular de intensificación progresiva de las lluvias que progresivamente desde noviembre de 1996 aumentaron copiosamente hasta alcanzar ese registro tan atípico, que se extendió hasta febrero del 97 cuando las lluvias alcanzaron otro tope de 110. Antes de estos fenómenos de lluvias extraordinarias se suscitaron otros, uno en 1989 con más de 150 mm de lluvia en el bimestre enero febrero. 

En 1984 se alcanzó otro registro inusual 167 mm en enero, en 1982 tuvimos un febrero con una precipitación de 113 mm, destaca también enero de 1976 con 107 mm, y lo atípico se convirtió en normal durante el trienio 1968-1970, cuando se registraron sucesivamente en enero 105,155 y 122 mm, pero con la particularidad de que en febrero de ese lapso las lluvias se desplomaron a los valores "normales". No obstante hay que resaltar que en la transición noviembre diciembre enero de 1968 a 1969 se registraron en Upata más de 400 mm, un registro sustancialmente elevado, que es igual o superior en su magnitud al registrado en este lapso actual noviembre 2020-enero 2021. Lo que nos indica a las claras que a pesar de que tales lluvias son excepcionales por su intensidad y frecuencia en meses normalmente secos, esos aguaceros y lloviznas continuas no son totalmente atípicos. No lo son porque se corresponden con ciclos locales de precipitaciones extremas, posiblemente relacionados con las complejas condiciones globales del clima, enfriamiento anormal cíclico del Pacífico "Niña" interactuando con las corrientes atmosféricas provenientes del Atlántico, lo cual obviamente es un tema para expertos.  

En esta oportunidad la variable lluvia no da lugar a dudas. Venimos de un mes de diciembre del 2020 con más de 100 mm de precipitación, enero del 2021 también sobrepasó ese registro, con 120 mm de lluvias. Y febrero que pintaba seco por fin, en los últimos días nos ha mostrado que tampoco será así, ya que por lo menos el aguacero del viernes 5 de febrero no fue nada normal para la época, pues se extendió casi una hora, en la tarde, aproximadamente unos 15 mm, y aunque no alcanzó el nivel de lluvia torrencial si provocó nuevamente el empozamiento de patios y la escorrentía fuerte por nuestras calles y avenidas. 

Los cielos se alternan entre nublados en la mañana y tarde, y por lo general despejados en horas nocturnas, con días con cielos totalmente despejados a parcialmente nublados. En los tres días de febrero en que han caído lluvias en Upata, hasta el 6 de febrero, la constante es que las precipitaciones se inicien entre las 10 y las 2 de la tarde, y que cesen entre las 4 y 5 de la tarde. 

Temperaturas

En cuanto a las temperaturas siguen en un rango bastante fresco, primaveral, para nuestros patrones calurosos en este neotrópico de Guayana, con máximas que rara vez y por poco tiempo rozan los 31 grados, y promedios máximos en torno a los 28 grados, que en los días más nublados ni siquiera han llegado a los 27 grados. Las mínimas si han subido un poco, con mañanas madrugadas de 20 a 21 grados, y el 5 de febrero con cielo nublado se ubicó en 23 grados, como si ya estuviésemos en la sequía rigurosa. Pero el 6 de febrero del 2021 volvimos a la normalidad de las bajas, con un registro en el este de Upata de 18 grados. Mientras que en la cima del cerro El Toro a 680 metros sobre el nivel del mar la temperatura posiblemente se ubicó en 16 grados, cálculo que hacemos en virtud de que cada 150 metros en un piso superior ésta baja un (1) grado, y el topo de las Antenas en El Toro está 300 metros por encima del valle circundante, donde se localiza Upata y el urbanismo Manuel Piar. Este 6 de febrero luego de amenazar lluvia la temperatura máxima se estabilizó en la tarde en 29 grados, con tendencia a la baja. Después de las 5 descendió a 25 grados, y a las 8:30 pm se estabilizó en 24 grados. Amenazó lluvia intensa en Upata y cayó una precipitación débil, pero más al norte y noreste si hubo una precipitación intensa.

Urge reactivar o instalar nueva estación meteorológica en Upata

Lamentablemente hasta donde tenemos información la vieja estación meteorológica de Upata primero bajo control del MAC y luego del MARNR, que durante tres década estuvo registrando nuestros parámetros de temperatura, precipitación, humedad y velocidad del viento, la cual estaba ubicada en los terrenos del Vivero del desaparecido Ministerio del Ambiente, ahora Ecosocialismo, no está en funcionamiento y obviamente gran parte de la información o comentarios del autor se basa en apreciaciones directas tomadas de su propio termómetro ambiental, localizado en el patio de su vivienda, y aproximaciones a la caída de lluvias. 

El descuido del Estado en ese sentido debe ser subsanado para que Venezuela pueda contar en esta segunda década del tercer milenio con un sistema actualizado, moderno e interconectado de información meteorológica, que ayude tanto en las tareas de prevención monitorio en tiempo real del tiempo atmosférico y las variables del clima, en una región como Guayana, que por su extensión amerita más información en detalle sobre estos aspectos fundamentales de la geografía. Son datos además importantes para la investigación y documentación oficial y académica vinculada con la meteorología al Sur del Orinoco, con los estudios geográficos y de impacto ambiental que son exigencia del propio Estado. Igual ausencia de información notamos con respecto al monitoreo o la información básica de nuestros cursos de agua en el municipio Piar, un aspecto que debería ser también tomado en cuenta por el INAMEH. 

Al no haber un registro oficial detallado para Upata no tenemos una estadística 100 por ciento real o confiable sobre el estado del tiempo y las posibles variaciones del clima en los última dos décadas en el valle del Yocoima. 

jueves, 4 de febrero de 2021

Santa Bárbara comunidad de tradición ganadera en la frontera entre Roscio y Piar...

Entrada a la comunidad rural  a escasa distancia de la frontera de Roscio con el municipio Piar.

Desde la entrada a Santa Bárbara se contempla el Cerro Guacamayo.
En medio de exhuberantes árboles y sabanas se alza la población
Imágenes de la Patrona Santa Bárbara, y otras figuras religiosas en la capilla del poblado.
Hace algunos años, a mediados del 2001, tuvimos la oportunidad de conocer este pequeño poblado cuyo acceso desde la Troncal 10 amerita un recorrido de más de 26 kilómetros por un tramo carretero que amerita sin duda reparación y mantenimiento, para garantizar el tránsito seguro de los productores agropecuarios que tienen asentadas en esa zona sus tradicionales hatos ganaderos. 

17 años después, en el 2017, repetimos el contacto con el caserío y pudimos comprobar in situ lo difícil de su situación en materia de servicios, las dificultades en el acceso por una carretera que amerita ser recuperada y la persistencia de la gente allí asentada en permanecer en sus hogares y proyectos productivos, a pesar de tantas penurias y a lo cuesta arriba que resulta la atención de los sectores oficiales a sus demandas y propuestas.

Sabanas del Carichapo al sureste de Upata rica zona ganadera con potencial minero aurífero

Desde una colina en primer plano bosques en el Carichapo medio, a fondo siluetas del cerro El Cume a la izquierda y Tomasote a la derecha.

Macizos colinosos se despliegan a la distancia coincidiendo con la Falla de Guri. La línea de cerros marca el límite entre las tierras auríferas de la Provincia Pastora con las zonas ferríferas de Imataca.
Paisaje ondulado del antiguo Hato Tierra Blanca, tierras tradicionales de ganadería vacuna, desde los tiempos de las Misiones Capuchinas. Esta zona fue parcialmente intervenida por el proyecto mineroturístico del Grupo Arizona durante la década de los 90 del siglo pasado.
Finalizando las Curvas de Santa María el paisaje se abre en sabanas y bosques bajos de Carichapo, al fondo sobresale la silueta de Cerro Machí y los cerros de Apurito, visibles también desde la carretera a El Manteco.

Muy cerca de Upata, a un costado de la vía a Guasipati,  en las cercanías de los caseríos La Flor, Matajey, El Piso, y en la ruta a los sectores rurales Guacamayo y Santa Bárbara, por una carretera que amerita mayor mantenimiento o restauración, se localizan las extensas sabanas y colinas del río Carichapo afluente del Yuruari. Son más de 1000 hectáreas de tierras que han permanecido ociosas en los últimos años, donde se despliegan en armonía incontables ecosistemas de gran belleza escénica.  Durante década este sector conocido como Hato Tierra Blanca fue propiedad de la familia Somoza, posteriormente fue adquirido por el Grupo Arizona para levantar en sus tierras un ambicioso proyecto pecuario, minero y turístico.