viernes, 28 de agosto de 2020

Santa María del Yacuario, la arrasada, la saqueada, y renacida sobre sus ruinas...

Desde una loma se observa la carretera principal Troncal 10 al fondo cordillera de Tomasote.
Valle ganadero en la vía El Salto, al Oeste del caserío principal de Santa María
 
Templo, más bien capilla católica del sector, solitaria y perdida entre tanto cemento. Hizo falta un proyecto para rescatar la arquitectura tradicional y hacerle honor al que fue uno de los mejores templos de los pueblos de misión: la Iglesia de Santa María.



Aunque es documento histórico de relativo fácil acceso, por estar inserto en un libro oficial publicado en pleno gobierno de Antonio Guzmán Blanco en 1876, la relación que hace el señor Andrés Level de su visita a las Misiones del Caroní, dedica su atención a considerar el estado de abandono, y saqueo de sus bienes públicos al que fue sometida la población de Santa María del Yacuario. Con pena, dolor y si se quiere en un tono de reclamo y rabia el visitante describe de esta manera su recorrido al antiguo Cantón Upata, en una misiva fechada desde la población de El Miamo el 30 de junio de 1849 dirigida al Señor Secretario de Estado en el Despacho del Interior, que expresa lo siguente:

"De Cupapuy pasé a Santa María, la desventurada. Este pueblo presenta el inaudito robo de que yo no tenía idea.Yo había visto y sabido, robos de diferentes especies; pero robarse un pueblo entero, no lo había visto hasta aquí. Ahuyentar los moradores de un lugar para apropiárselo; destruir las edificaciones para producir ruinas; producirlas para aparentar despojos; y adueñarse en seguida de estos despojos, es cosa que hasta se corre el riesgo de escribirlas porque, en verdad, pudiera no ser creída. Sin embargo, documentadamente he dado cuenta del hecho a la Direccion, pues por desgracia es harto cierto, que la desventurada Santa María, por su inmediación a la Villa de Upata despertó su codicia. Desde ella le fueron desmembrados sus vecinos, ahuyentaron al que sostenía un resto, pidieron en seguida la extinción de la parroquia, mintieron la ruina inminente del convento, y a poco fue subastado por cincuenta pesos y deshecho.

La hermosísima Iglesia que le era contigua quedó en ruina, despojada de su teja, y en pos, lo demás vino a ser un objeto de espanto y grima para el pasajero. Lo pavoroso de las ruinas y la desolación, acibara el goce que proporcionaría el imponente paisaje, que domina la espléndida posicion de Santa María.

Al acabarse los padres fundadores, quedó con 661 habitantes. Hoy tiene por todo morador los ganados, y un indio herrero que con su limitada familia vive fuera de las ruinas, en la colina que se ve en el plano. Tiene sí la fragua en una casa de la población. Su martillo es la única muestra de vida que resta en aquel cadáver de pueblo. Ese herrero, hombre octogenario, parece como el encargado por el tiempo, de hacer repetir diariamente a su yunque, la sagrada demanda de la vida, para un moribundo que todavía puede alcanzarla. Y con un grito de hierro sobreviviente a cuanto le rodea, preconiza el pueblicidio, y clama por un Gobierno. Ese clamor es el suspirar de cuantos creen que la existencia de los gobiernos supone la existencia de los pueblos. Así, pues, yo doy cuenta de Santa María al poder público, en letras, mientras queda el herrero dándola con su martillo a todo pasajero. Todo mi deseo es poderle decir algun día: Hubo quien oyera tu martillo y mi voz. Mi voz no ha cesado de martillar diez años ha, así como tu martillo no ha dejado de vocear por espacio de seis.”

Con toda consideracion me suscribo de US. muy atento servidor.

Andres E. Level.”

Anexo al escrito Level inserta un plano con lo que queda del pueblo de Santa María, resto de una de las Misiones del Caroní, fundada por los MR. PP. capuchinos, en el siglo XVIII. Anexa también una pequeña relación histórica sobre la misión señalando que SANTA MARÍA DE YACUARIO fue fundada en 1730 con indios guayanos y panacayos. Su población entre 1788 y 1816 se mantuvo entre los 700 y 400 habitantes. En 1788 tenía 481 habitantes. En 1791 subió a 512, cuando la dirigía el misionero Fr Agustín de Barcelona de 52 años, y 18 de misión en aquellas zonas. En 1803 la poblaban 570 personas. En 1816 eran 661 sus habitantes.

martes, 25 de agosto de 2020

Ciudad Bolívar Homenaje Visual a la primera capital de la Gran Colombia

La sede la Alcaldía funciona en las dos alas del antiguo hospital de Caridad y Mercedes
Plaza Miranda y Centro de las Artes de Ciudad Bolívar
Cada tanto tiempo rememoramos la importancia patrimonial de nuestra vieja ciudad de Angostura del Orinoco, la Ciudad Bolívar de hoy, con sus calles, casas, recodos, monumentos, plazas, paseos y su esplendoroso río Orinoco que en agosto alcanza su máxima creciente, y que en agosto también celebra a su Virgen de las Nieves y su Feria de la Sapoara, una festividad que sin embargo en este año 2020 de pandemia no fue posible celebrar cívica y culturalmente.

La ciudad que este año llegó a sus 256 años de fundada, capital de la Provincia de Guayana, primera capital de Colombia la Grande, que quiso construir el Libertador, siempre está presta para ser mostrada con todo el esplendor de su Casco Histórico, declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. No hay que olvidar que Ciudad Bolívar en el 2018 celebró los dos siglos de la publicación del primer número del Correo del Orinoco, la artillería del pensamiento del Ejército patriota; y en el 2019 el Bicentenario de la instalación del Congreso de Angostura, en el cual Bolívar trató de darle robusta forma institucional y moral a su proyecto de Colombia la Grande.

lunes, 24 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” VII

Con este muestrario final de literatura- entre la que hay que destacar el trabajo de divulgación de la labor de nuestros escitores desarrollada fundamentalmente por el Fondo Editorial Predios en la década los 90, y complementada con una selección de obras académicas y proyectos editoriales de la prensa escrita que se gestó en Upata durante los siglox XIX y XX- damos por culminada esta apretada síntesis que denominamos en su momento Upata en la Literatura y el El Libro. 

Ese material inicial, que expusimos y comentamos en la conferencia del Día del Libro organizada por la Biblioteca de la UNEG en 2014, donde contamos con el respaldo de mi hermano y para ese tiempo coordinador académico de la sede de Ingeniería de Industrias Forestales profesor Daniel Ruiz, es decir de sus fuentes documentales, ahora lo complementamos con nuevos aportes y añadidos, para enriquecer el contenido y extender aquella primera recopilación de obras y referencias. 

Es necesario aclarar que este contenido no es un estudio académico o un compendio riguroso sino una aproximación más periodística o en tono de crónica, debido a la dificultad actual para acceder físicamente a bibliotecas y hemerotecas, en las cuales deben reposar centenares de obras en papel, mapotecas, sonidos, audiovisuales, donde Upata surge como protagonista o referencia geográfica, documentos que sintetizados o acopiados forman la Memoria Escrita, Gráfica y Sonora  de nuestra Villa del Yocoima. 

Muchos libros de obligatoria referencia como "Los Anales de Guayana" de Bartolomé Tavera Acosta, del cual alguna vez tuvimos un viejo ejemplar, o la obra cimera "Upata" del Dr Carlos Rodríguez Jiménez, de la que también contamos en algún momento lejano con un ejemplar físico, no pudimos revisarla de primera mano e insertar fragmentos que nos permitieran enriquecer esta serie.

Ahora sin más preámbulos, cerremos pues el inventario. Con el añadido de la necesidad de seguir impulsando desde diversas instancias oficiales, ONG y entes privados el incentivo a la lectura, bien a la recreativa, a la formativa y a la literatura. como expresión más acabada de la creación aplicada a la palabra escrita; y en fin a todos los géneros y expresiones del pensamiento vertidos en los libros, esos amigos entrañables que, en este mundo de avances digitales, juegos de videos y redes sociales, pueden y deben formar siempre parte esencial de nuestro tránsito vital, como compañeros inseparables de nuestros niños, jóvenes y adultos. Es la huella de la memoria, el saber, el conocimiento y la creación la que tratamos de rescatar con este ciclo. Esperamos haber contribuido a ello.

domingo, 23 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” VI

Conchita novela del cumanés José Mercedes González

De aquella distante Cumaná de principios de siglo XX vino a Upata José Mercedes González, otro sucrense de mérito, opacado su recuerdo por el indudable peso de otro oriental excepcional para nuestra villa, como lo fue el hombre de empresa y benefactor Don Pedro Cova. De este escritor poco conocido en estos tiempos modernos pero de merecida fama en la Upata culta de la primera mitad del siglo pasado, destacamos su novela “Conchita”, publicada en 1933, un relato si se quiere breve, que fuera reeditado por la Biblioteca Yocoima en 1994, que lo rescató del olvido al considerarlo parte del patrimonio cultural escrito de nuestra ciudad.

De su primer capítulo antes de entrar en la narrativa destaca la nobleza inicial de la labor misionera de los capuchinos en esta vasta región de Venezuela, quienes supieron a su juicio ganarse el afecto de las etnias indígenas, sometidas con bondad, laboriosidad y buenos valor cristianos. Lamentablemente expresa que al paso de los pocos años de dominio esta obra evangelizadora entró en crisis y provocó el alejamiento de los indígenas, que se sintieron subyugados y amenazados por estos pastores de almas, lo que explica en los siguientes términos: 

“Los conquistadores abandonaron al manso, al dulce Dios de los Cristianos. Y no eran ya sus prédicas de una doctrina las que oían sus neófitos, sino la voz del sátrapa que les ponía en las manos la soga y el arado, no para el sudor de su frente ganar su bienestar sino, sino para perder su libertad. Aquello fue el desbarajuste; catalanes, canarios, indios, todo ser conquistado volvió a las selvas. Y si es verdad que de la esclavitud de aquellos seres conquistados obtuvieron sus conquistadores: ricas dehesas de ganado vacuno; hatos de buenas bestias; abundantes cosechas de frutos alimenticios; y de granos de exportación; de la selva salió una nueva casta de indios mestizos; con una idiosincracia de la hidalguía española, y de la tenaz ferocidad de los indígenas. Y la resultante de aquella misión idealista que se convirtió en materialista, fue una obra beneficiosa para la Patria. El Padre Blanco y el General Piar en su campaña de 1817, encontraron allí: un gran número de bestias para su caballería, bastimento sobrado para las tropas, y reclutaron 2400 indios mestizos, que demostraron su hidalguía y su valor en la gloriosa jornada de San Félix”.

Libros y revistas un breve repaso

Aunque no libro sino revista también tenemos la publicación que nos cuenta la historia, el devenir y los personajes que hicieran posible el proyecto educativo Colegía María Inmaculada, breve material escrito con mucho apoyo fotográfico, publicado a finales de la década de los sesenta del siglo XX, con motivo de los 25 años del referido colegio.

viernes, 21 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” V

 Upata comentada por Agustín Codazzi
Hasta el notable investigador de origen italiano Agustín Codazzi en “Resumen de la Geografía de Venezuela”. publicado en 1841 en Francia, hace referencia al Cantón Upata y sus parroquias, documento histórico de gran valor patrimonial. De este libro destacamos el siguiente párrafo:

“La villa de Upata está en una hermosa sabana circundada de colinas y cerros que por todas partes le dan una perspectiva variada, en temperamento no muy cálido, y sobre todo sano. Los terrenos de este último cantón no se conocen en sus detalles sino en grandes masas, y con el tiempo este solo territorio podrá formar varias provincias. Los terrenos que están próximos a la villa son las bellos y útiles: es el distrito en que los capuchinos catalanes habían fundado sus 30 misiones, allí se encuentran lugares tan útiles para cría como para el cultivo de café, del cacao, del algodón, de la caña de azúcar y del añil, y allí también nace espontánea la preciosa planta de la quina. Están las tierras mezcladas, de manera que se pueden sacar ventajas para la agricultura y la cría a la vez y dejar allí útiles establecimientos que puedan formar la riqueza de sus habitante. Si en lugar de frailes hubiera habido una sociedad emprendedora con los medios que ellos tenían, estarían en el día estos lugares bajo otro pie. No se crea que los indios reducidos a las misiones se debieron a los esfuerzo de aquellos misioneros. Fue a los colonos que habitaron el país de 1576 a 1724 a quienes se debió la reunión de los indígenas pues en aquella época los misioneros candelarios, observantes, jesuitas y capuchinos, todos habían venido y desocupado el país como lo especifica Fr Félix Targa en una relación escrita en 1793. Solo al cabo de un siglo y medio que los colonos militares se mantenían firmes en Santo Tomás, pudieron los capuchinos catalanes fijarse en el Caroní con los indios Guayanos,que había siglo y medio estaban acostumbrados a tratar con los españoles y a ser protegidos por ellos contra los feroces Caribes. 

Cuando una población industriosa ocupe parte solamente de este vastísimo territorio, Upata será una villa muy importante por su situación en el camino que conduce al gran canal de comercio que es el Orinoco. Las parroquias del Cantón son Upata, Altagracia, San Miguel, Caroní, Caruachi, San Antonio, Guri, Cupapuí, Santa María, Palmar, Mamo, Carapo, Guasipati, Tupuquén, Tumeremo y Pastora”.

Como elemento adicional insertamos en esta reseña el mapa de Cantón Upata elaborado por este insigne cartógrafo y estudioso de la geografía Agustín Codazzi.

Esta imagen cartográfica histórica es parte de la Colección de mapas históricos de David Rumsey, www.davidrumsey.com, una gran colección de mapas, atlas, globos terráqueos, gráficos y otros elementos cartográficos antiguos, raros, antiguos e históricos en línea. El mapa del Cantón es de la autoría de Codazzi, Agustin, 1793-1859. Fecha: 1840. Su título corto es Carta del Canton de Upata, Provincia de Guayana. Editorial: Caracas: Agostino Codazzi; París: Thierry Freres. Tipo: Atlas Map

Altura del objeto es decir del original es de 46 cm de alto por 52 cm de ancho. Es un Mapa litografiado. Publicado en: Atlas fisico y politico de la Republica de Venezuela dedicado por su autor, el Coronel de Ingenieros Agustin Codazzi al Congreso Constituyente de 1830. Caracas 1840. 

Este es el primer atlas nacional de un país sudamericano que figura en Phillips. También es un ejemplo temprano del uso de la litografía en atlas, seis años antes del primer atlas litografiado de América del Norte (Mitchell).  

Memorias de Infancia de Alejandro Otero

 

El pintor y escultor nacido en El Manteco, uno de los máximos exponentes de los movimientos vanguardistas del siglo XX Alejandro Otero, en “Papeles Biográficos, Memorias de Infancia”, libro publicado por la Biblioteca Yocoima en 1994, nos remite a la Upata de su niñez, donde pasó parte de su vida temprana, viviendo en condiciones de absoluta pobreza, luego de la trágica muerte de su padre en las selvas. 

jueves, 20 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” IV


Diario de Viaje de John Princep 

Otro libro fundamental para el conocimiento de la historia de Guayana, escrito en tono de crónica, es el "Diario de un viaje de San Tomé de Angostura en la Guayana española, a las misiones capuchinas del Caroní", el cual tuvo como autor al británico John Princep, comerciante, que vino a Guayana en plena Guerra de Independencia para comercializar armamentos por ganado, tabaco y otros productos locales.

En el estudio ensayo sobre "Los antecedentes poblacionales de la moderna Santo Tomé de Guayana: 1595 – 1961. publicado en la Revista Guayana Sustentable 12, editada por la UCAB y la Fundación Honrad Adenauer el investigador Reinaldo José Rincón Chávez refiere sobre este diario lo siguiente:  

"John Princep sobrecargo del bergantín Hunter, el cual llegó a Guayana procedente de Inglaterra transportando 7.000 fusiles, además de espadas, municiones, vestuarios y otros efectos militares para ser entregados al gobierno republicano en Santo Tomás de Angostura. Este cargamento tenía un valor de más de 31.660 libras esterlinas, valor que debería ser cancelado con mulas, ganado en pie, carne en tasajo y todo el tabaco cosechado en las misiones del Caroní 18 . El documento publicado con el título de Diario de un Viaje a las Misiones Capuchinas del Caroní, nos muestra con un relato vívido y ameno, aunque doloroso, el estado de los pueblos de misión, escrito en el año 1818, a lo largo de su recorrido donde iba acopiando los productos necesarios para el pago de la deuda" .  Su viaje se realizaba cuando ya este extenso territorio de las antiguas misiones eran dominadas por el Ejército Libertador, y toda su riqueza ganadera, agrícola, pertrechos y sus habitantes estaban al servicio de la causa independentista

Esta obra del siglo XIX de Princep junto a la de otros viajeros del siglo XIX fue reeditada en 1975 por la Presidencia de la República, en ella existen 20 páginas donde se describen, comentan y relatan situaciones diversas relacionadas con esta región de las Misiones del Caroní y Upata temas como la fiebre amarilla, su geografía,  pueblos, cultivos, clima, gobierno, ganadería, comercio, entre otros. A continuación insertamos un fragmento de este libro,  que lamentablemente no está al alcance de las nuevas generaciones mediante alguna edición de papel o digital accesible masivamente:

“Upata está ubicada en un terreno seleccionado que tiene muy buenos montes de labor para cualquier fruto de cacao, caña, tabaco, yuca y maiz, es de muy buen temperamento, bien batido de la brisa, que es el viento más sano de estas tierras. Tiene aguadas, aunque no tiene ríos navegables. Tiene buenos y bastantes sabanas para pastos de ganado...En la distribución del espacio colonial le correspondía a Upata ser el centro de referencia de un conjunto de pueblos que actuaba como su satélite. Además de ello hubo también la intención de otorgarle cierta importancia política pues quería que fuera la capital de las Misiones...El pueblo está construido en manzanas rectangulares, pero la casas son miserables y la mayoría de barro, sin simetría, elegancia o ventilación. Un torrente de buena agua serpentea por unas dos terceras partes de la población, y aunque ahora se seca a veces podría con poco trabajo suministrar amplio abastecimiento del líquido”.

Exploración Oficial de Michelena y Rojas

“Exploración Oficial por el Norte de la América del Sur en los años 1855 1859” es una soberbia y bien documentada obra de la autoría de Michelena y Rojas y Editada por Lacroix Editores en 1867. 

“Upata en la literatura y los libros…” III

  Upata en la Geografía Médica de Oxford

 

Dr Eduardo Oxford autor de la Geografía Médica del Yuruari.

Escondido, oculto en esos estantes polvorientos o baúles, tenemos libros amarillentos que nos hablan de esa Upata del pasado como el que escribiera el Dr Eduardo Oxford “Geografía Médica del Yuruari”, donde se insertan capítulos que describen la realidad espacial, ambiental, histórica de Upata y las localidades de la cuenca del Yuruari. Citamos a continuación parte de su contenido, relacionado con nuestra ciudad, concretamente sobre los pioneros de la medicina; también insertamos otro sobre las farmacia que se establecieron en Upata a mediados del siglo XIX y el último acerca de las condiciones ambientales de sanidad del pueblo y el hecho favorable de no ser ni el valle ni buena parte de sus caseríos focos palúdicos:

Los albores de la vida médica científica, irradiaron sus esplendores en Upata con la presencia del doctor Siegert, regresado de Caratal en 1853. Aquí fijó su residencia; y en 1863, el doctor José Miguel Alcalá, en 1864 el doctor Pedro Gómez Isazi, en 1868 el doctor Ernesto Morton, francés, y en 1871, el doctor Hermógenes Rivero. Posteriormente han ejercido otros médicos con lujo de ciencia y de práctica...

La primera botica fue establecida en Upata en el año de 1853 por el doctor Siegert, regentada por el señor Hermenegildo Silva con aptitudes para el despacho de las fórmulas; y la segunda farmacia (Botica Alemana), la abrieron al servicio público, los señores Gólrner & Truníf en 1859. Recuérdase

que esta farmacia tuvo un preparado anti-palúdico especial, conocido con el nombre de Píldoras Guayanesas, que gozó de gran popularidad. Geografía Médica del Yuruari. Eduardo Oxford...

La salud pública del Distrito Piar se desenvuelve en mejores condiciones fisiológicas que la del Distrito Roscio y los matrimonios, que forman parte de la Demografía, aparecen con un porcentaje mayor en áquel que en este Distrito...

Y si entramos a señalar en detalles las poblaciones y vecindarios en donde se goza de mejor salud, militan razones en favor del Distrito Piar.

Tenemos que el Municipio más sano es el Municipio El Palmar, del Distrito Piar, y los vecindarios en donde se goza de una completa salud, son Santa María, situado en el punto más elevado de los terrenos planos del Yuruary y Santa Rosa, distante doce kilómetros hacia el norte de la población de Upata.

En el Municipio Upata, se extiende desde el sitio La Estrechura hasta el vecindario Boca del Monte, que es el foco palúdico más fuerte en este Distrito. Santa Rosa, antigua capital del Municipio del mismo nombre, hoy parte componente del Municipio Upata, no es foco palúdico. Los vecindarios: San Lorenzo, Santa María, La Garata, El Jobo, Paraparal, Campanario, Altagracia, Saboneta, Sabanetica, Borbón, San Germán, San Buenaventura y El Encanto, no son localidades aptas para el crecimiento y desarrollo del Anopheles, portador del hematozoario de Laverán.

Hay que hacer constar que el ramal de Imataca que circunda el Distrito Piar, en donde se hace la explotación del balatá, del pendare y de otros productos naturales, es sano; es decir, la salud de los trabajadores se conserva en perfecto buen estado, con la circunstancia, además, de que existen pocos animales del orden de los ofidios y de no ser dicho ramal medio enteramente favorable para la vida de los anopheles, vectores del hematozoario, excepción de la parte de dicho ramal conocida con el nombre de Montañas de Boca del Monte, en su extensión hacia el Municipio San Félix”.

Importante destacar los favorables comentarios que la figura del Doctor Eduardo Oxford, nativo de Ciudad Bolívar, de ascendencia inglesa, generó en el propio sabio Luis Razetti, quien calificó su obra como un aporte excepcional a la investigación de las patologías más recurrentes en la extensa Guayana, y añandiendo que si los médicos de provincia tuvieran la misma preocupación y constancia por estudiar a fondo los problemas sanitarios de sus regiones en Venezuela para esa época se tendría una más nutrida bibliografía sobre este tema.


Este trabajo fue dado a conocer por el doctor Oxford en 1921 en Valencia, en el marco del III Congreso Venezolano de Medicina.  Luego de una fructífera carrera y de sus aportes a las salud pública por los extensos territorios del Sur de Bolívar, zonas mineras del Yuruari, este eminente médico murió 5 años después en 1926, luego de haber publicado su Geografía Médica. De sus hijos hay que resaltar la labor de Eduardo Oxford López, escritor, autodidacta, político, autor de los libros "Usupamo y Otras Divagaciones", "Relatos y Leyendas del Sur de Venezuela", "Apuntaciones para una Geografía Económica del Estado Bolívar" y "Guayana y sus Problemas", entre otros.  

A pesar de que a mediados del siglo XX se le reconoció su aporte a la medicina regional, al bautizar al hospital principal de Upata con su nombre, este homenaje le sería arrebatado al Dr Oxford cuando se concretó la mudanza de la institución al actual hospital de Upata, que luego de funcionar dos décadas como Centro de Salud pasó a llamarse Hospital Dr Gervasio Vera Custodio, en honor a otro inminente médico de larga experiencia en esta ciudad. Actualmente ningún centro hospitalario, ambulatorio, o clínica lleva el nombre de Eduardo Oxford, consumándose así un injusto manto de olvido sobre su aporte y apostolado en pro de la salud de los habitantes del Sur profundo de Guayana.

Upata Rosa del Bosque Narrativa fantástica de Celestino Peraza

Aunque nacido en Chaguaramas estado Guárico en 1850, el polémico escritor, comerciante, minero, político con varios periplos en cárceles, Don Celestino Peraza fue un excelente contador de historias y leyendas, las cuales reunió en uno de sus libros más preciados “Leyendas del Caroní”, obra editada en 1908, de obligatoria consulta y lectura para quienes pretenden acercarse a Guayana y sus tradiciones y mitos. 

miércoles, 19 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” II

Upata de los Carreros


A diferencia de la simplicidad y los comentarios despectivos que dejaron en sus libros de viajes alguno de los visitantes alemanes e ingleses que visitaron a Venezuela en el siglo XIX, existen otras impresiones, comentarios, textos, descripciones, más favorables y extraordinarias sobre Upata, su naturaleza y su gente, vertidas por la pluma de nuestros mejores escritores. Sobresale en este particular la descripción que realiza en su novela Canaima el escritor Rómulo Gallegos, quien toma a Upata como escenario principal de las historias que se tejen en torno a la actividad de los hombres duros del balatá y los buscadores de oro, que tenían acá en la Villa su centro de aprovisionamiento y logística, en el largo camino que separaba a la región más profunda de Guayana, con el Puerto de Palos hoy San Félix y la vieja Angostura bautizada luego con el inmortal nombre de Bolívar.

En su novela "Canaima" Gallegos describe con palabras gratas y respetuosas a la pequeña población del valle del Yocoima que vislumbró en algunos de sus viajes a Guayana, y la bautiza “Upata de los Carreros”, en alusión a su movimiento como ruta de paso y aprovisionamiento de los mercaderes, vendedores de oro y mineros, que la usaban como puente para sus penetraciones en bueyes y mulas hacia el Yuruari y el Cuyuní, en búsqueda de la riqueza deslumbrante de las piedras preciosas y el caucho, que se escondía en las selvas húmedas de El Manteco, y en los sitios más recónditos de las sierras de Imataca y la Altiplanicie de Nuria. A continuación insertamos el fragmento de Canaima que magistralmente describe a Upata:

 “Aire luminoso y suave sobre un valle apacible entre dulces colinas. Techos de palma, techos de cinc, rojos o patinosos tejados, una vegetación exuberante, de jardín y huerta domésticos, en patios y solares. Unos montes lejanos, tiernamente azules.

 —Upata –dijo Manuel Ladera–. Ahí tiene usted el pueblo de los carreros del Yuruari. Upata vive del tránsito: de los fletes de las cargas que transportan sus carros y del dinero que van dejando en ella los forasteros, cuando se dirigen al interior, hacia las montañas purgueras y las quebradas del oro de Cuyuní y cuando regresan de allá a poner la fiesta, porque éste es el pueblo más alegre de todo el Yuruari…

 Calles de tierra roja por donde corrían los ríos de oro de la puesta de sol. Carros vacíos aquí y allá, con los varales en alto y en las ruedas el barro de los caminos recorridos; otros, cargados y cubiertos con los encerados, de tránsito para otras poblaciones, dentro de las rancherías llenas de la animación de los carreros que charloteaban desunciendo las bestias, conduciéndolas a los pesebres, echándoles en ellos los haces de yerba.

 Sonaba todavía por allá el trabajo cantarino de la mandarria del herrador contra el yunque, tintineaban las colleras de las mulas de otros convoyes que venían llegando o ya se ponían en camino, y aquí y allá, en las cosas y en las palabras que al paso se escuchaban –en la talabartería, la herrería o la carruajería– todo giraba en torno a la vida del carrero. En el aire flotaba el olor de las bestias. Por las conversaciones pasaban caminos. Camino de San Félix, camino de Tumeremo, camino de El Callao, camino de El Palmar… En Upata de los carreros todo viajaba.

 Casuchas humildes techadas de palma carata; otras con techos de cinc, que eran las de comercio: la tienda, con cobijas de bayeta, abrigo de caminantes, colgadas en las puertas; la pulpería donde los peones que ya habían soltado el trabajo tomaban el trago de caña alborotando; otras con techos de tejas; las casas de las familias principales de la población, con muchas ventanas y lindas muchachas asomadas a ellas.

En Upata, que del tránsito vivía, también el amor tenía que poner sus esperanzas en el paso de los forasteros.”.

 

“Upata” obra cumbre del intelectual Carlos Rodríguez Jiménez

 

Upata tiene su gran libro con ese mismo nombre, historia minuciosa, de lo geográfico a la crónica, de la literatura a las tradiciones, donde además se destacan los aportes y la genealogía de las familias que han hecho historia en esta Villa de San Antonio. De la pluma del intelectual upatense Carlos Rodríguez Jiménez sobresale su obra cumbre “Upata” así se llama su libro homenaje a su ciudad natal, editado por Editorial Aguilar en la década de los 60. En este mismo libro Rodríguez nos promete un segundo tomo, que todavía no hemos tenido la oportunidad de consultar, quizás porque el original no fue llevado a la imprenta o porque sí lo editó su edición fue muy limitada.

martes, 18 de agosto de 2020

Upata en la Literatura y los Libros I

Así se llamó la conferencia dictada por el licenciado Juan Alfredo Ruiz Correa (autor de este blog), periodista e investigador social, que resalta la presencia de Upata en obras escritas por ilustres narradores, ensayistas y novelistas, que tuvieron la oportunidad de visitar, investigar o recrear con su pluma las realidades , particularidades; y el rol que la ciudad de Upata, la antigua Villa de Españoles fundada en 1762, jugó en la historia regional y nacional. Se trata de una investigación, o estudio preliminar, o más bien un compendio descriptivo, creado con el fin de dar a conocer la presencia de Upata en la literatura y el ensayo. Su intención fue, entonces, estimular en los jóvenes estudiantes de la UNEG su acercamiento con un acervo patrimonial escrito, que está disperso o en algunos casos no ha sido sistemáticamente dado a conocer, por la obvia dificultad de acceso a bibliotecas y colecciones, en donde puedan estar disponibles para su lectura.

Consideramos que esos libros forman parte del patrimonio histórico cultural literario de Upata y la región Guayana, y que es nuestro deber como promotores de cultura y comunicador social estimular a la juventud y al pueblo en general a que se acerque a esos materiales bibliográficos, o sienta el interés de escarbar o escudriñar en colecciones particulares, bibliotecas e incluso en la red digital Internet su encuentro con esas obras, muchas de las cuales conocemos por referencias pero que no tenemos la oportunidad de disfrutarlas o apreciarlas de manera directa.

La ponencia fue realizada en el Núcleo Menca de Leoni de la Universidad Nacional Experimental de Guayana Upata. Coordinada la actividad por el departamento de Servicios Bibliotecarios de esta sede universitaria, a cargo de José Ramos Auxiliar, en el marco de la VII Feria del Libro de la UNEG 9 de Julio de 2014.

Debido a su notable valor y contenido, y con el objeto de dar a conocer parte de ese legado cultural escrito vinculado con nuestra ciudad y región insertaremos en sucesivas entregas el contenido que sirvió de base documental para la referida ponencia, que se base fundamentalmente en fragmentos de libros en los que se hace referencia a la historia, tradición, cultura y geografía de la capital del municipio Piar.

Upata tema de libros y escritores

Al respecto debemos resaltar que desde finales del siglo XIX hasta nuestros días Upata está presente como realidad y tema de las letras, el periodismo y la edición de libros. Ha sido esta tierra de la Guayana venezolana protagonista en obras literarias, descrita en libros de viaje, en textos geográficos, históricos y hasta en obras narrativas de resonancia internacional, como es el caso de la novela Canaima de nuestro inmortal Rómulo Gallegos.

Igualmente cultores de Upata, escritores venezolanos, extranjeros, han ejercido el oficio de escritor y el periodismo y nos han legado importante obras costumbristas, libros de poesía, ensayos, novelas, catálogos, informes oficiales, folletos y revistas. Es decir Upata siempre nos ha motivado a escribirla, recrearla, reinventarla, describirla.

La primero Villa de Españoles hoy ciudad en expansión, tiene una amplia tradición periodística, que se inició con El Guaica a mediados del siglo XIX. Siglo y medio después contó con un proyecto editorial propio, impulsado por la Alcaldía de Piar, que marcó pauta entre 1992 y 2002, con 10 revistas sobre historia, relatos, descripciones, cultura y tradiciones de Upata, las cuales luego fueron compiladas en un libro. Ese proyecto se llamó Biblioteca Yocoima.

Resaltante además la revista literaria Predios, editada en Valencia, la cual nace como proyecto editorial de intelectuales y poetas upatenses, como el Dr Inaudy Bolívar, Pedro Suárez, Roger Vilaín, entre otros.

Pioneros en esta actividad editorial dos upatenses de alta valía intelectual, el Dr José Manuel Siso Martínez, exministro de educación ya fallecido y el profesor Humberto Bártoli, quienes fundaron en su exilio México en 1952 la Editorial Yocoima, empresa que dio vida a incontables libros de texto dirigidos a nuestros niños y jóvenes de la educación primaria y secundaria.

sábado, 15 de agosto de 2020

Sin dolientes y abandonado a su suerte Mirador de La Virgen en cerro Guacarapo de Upata

Como ya señalamos el proyecto recreativo Mirador La Virgen de la Paz en lo alto del cerro Guacarapo de Upata, está en estado total de abandono. La falta de recursos, disparidad en el tema de las prioridades y la falta de continuidad entre las diversas gestiones del poder local, decretaron la interrupción y deterioro de esta inversión pública, que pretendía el rescate de una zona de la ciudad ideal para su uso como mirador y centro de recreación pasiva. 

Ni siquiera la estatua monumental de La Virgen, de unos 10 metros de altura ha resistido el embate del vandalismo y el olvido. De todos modos el lugar permanece virgen por cuanto no ha sido invadido ni alterado, y sería deseable por qué no rescatarlo como centro de recreo de la población, cuando las condiciones lo permitan. 

Tan sólo la esporádica presencia de los niños con su inocencia y travesuras despierta del letargo a esta zona de la ciudad que hace década y media se asomaba como una opción de recreación y relax para la población local y visitantes.  

Colinas del norte de Upata vistas desde la ruta al Cerro Guacarapo

Desde Guacarapo en su zona norte se divisa este pintoresco paisaje, que forma parte del sector rural norte de Upata. Al fondo a la izquierda los cerros Los Chorros y Copeyal, a la derecha las serranías de La Vaca y La Carata.

Colinas del norte upatense, a la derecha la suave silueta del cerro Los Chorros, a la izquierda al fondo la linea continua de El Algarrobo, al centro y al fondo el abra  del río Yocoima, que corre paralelo a la autopista Manuel Piar.  

Mirando al este el cerro de La Viuda, al fondo la línea recta del cerro La Mesa y colinas del sector La Carata.

Camino de San Marcos a Guacarapo por la ladera Norte del cerro. 
Arriba imponente cardonal a un costado de la trocha, 
y más arriba bosque bajo en la ruta al Mirador de La Virgen.

Al norte de Upata, escondidas y preservadas por cierta distancia de su casco central y zonas de expansión urbana, se encuentran las cadenas de colinas o cerros con mayor cobertura de bosques y altura del valle del Yocoima. Una franja cordillera continua que se pierde en la distancia, y cuyos topes se aplanan en altitudes de sobrepasan los 550 metros sobre el nivel del mar, y que llegan hasta los 650 msnm en la cima de La Mesa de la Carata. 

Entre estas colinas destacan de oeste a este Los Chorros, con su subsuelo repleto de bauxita, y las lomas de Copeyal, con su yacimiento de caolín a cielo abierto, visible desde la calle Polanco de Upata, el de La Vaca a un costado de la carretera rural que conduce desde el sector Alaska hasta la primera subida a La Carata. Más distante aparece la silueta del relieve de La Mesa, cerro que se ubica entre los acuíferos de La Carata y la serranía de El Toro. Al oeste luego de la pequeña hondonada de la autopista a San Félix, se encuentran las colinas de La Armonía y los cerros más grandes El Algarrobo y California. 

Los vientos que suelen venir del noreste de sierra Piacoa y el Delta al chocar con estas barreras del relieve upatense le aportan suficiente humedad para la formación de bosques medios y densos,  manantiales y un microclima muy agradable, con temperaturas mucho más frescas que las del valle donde se asienta la ciudad.

Todos estos paisajes los podemos divisar desde algunos parajes cercanos al cerro Guacarapo y localizados en el camino que desde el sector San Marcos nos lleva hasta el Mirador de La Virgen. Son panorámicas de gran valor escénico,  que nos colocan en contacto visual con pequeños valles y recodos donde, además del paisaje colinoso, escarpadas lomas, y mesetas planas en la altura, predominan los caminos de tierra, conucos y pequeñas áreas de población dispersa, típicas de la Upata rural, que no ha cedido el paso ante la expansión de urbanismos y barriadas. 

Las imágenes aquí insertadas son las propias de la temporada lluviosa, cuando el verde intenso domina el paisaje. Y el olor y sensación de humedad, junto con un calor pegajoso e intenso, predominan en el ambiente.

viernes, 14 de agosto de 2020

Upata desde el mirador de Cerro Guacarapo en agosto del 2020

De las tantas colinas y cerros que rodean y dan su singularidad a nuestro hermoso valle del Yocoima, la de Guacarapo, donde fue levantado el monumento de la Virgen de la Paz, es una de las más singulares, tanto por su pequeñísima altura, tan solo 80 metros sobre el valle, como por la simpleza de su forma y la facilidad de acceso por los sectores 3 de mayo y San Marcos. Este lomerío, donde predominan la vegetación de sabana, debido a que casi toda su vegetación crece sobre un suelo en extremo recoso, no obstante posee algunas islas de vegetación más alta, tipo arbustiva, y está rodeada en su base más oriental por un ecosistema de bosque bajo, matorrales y suaves pendientes, que algunos lugareños la utilizan como pequeñas unidades de producción tipo conuco. 

Ya en su cima Guacarapo tiene aún la evidencia de un interesante proyecto de paisajismo y parque mirador, que aprovechaba las excelentes vistas que desde su altura se pueden apreciar de casi toda la Villa del Yocoima. A pesar de su pequeño porte y superficie, que apenas roza las 20 hectáreas. su estratégica ubicación en medio del valle permite extender la vista tanto por la zona de expansión de Upata por el Este como por las tradicionales sectores del Oeste de la población, donde se localizan el centro de la ciudad y los barrios del arco El Corozo, Chapire y California. Incluso tiene la ventaja de permitir la contemplación de los estrechos valles y cerros del Norte de la capital de Piar, entre otros La Carata y su mesa, La Vaca, Copeyal, Los Chorros y California, lo que se puede hacer cuando se sube a su topo por las trochas de San Marcos. 

Lamentablemente por tratarse de una propuesta de intervención de un espacio natural que no tuvo continuidad administrativa, y debido además a las restricciones financieras que padece nuestro municipio, este proyecto cayó en el olvido, y las instalaciones pioneras de apoyo al mirador lucen hoy corroídas, desvalijadas, convertidas en ruinas, quedando solo en pie la construcción o muro de roca ferruginosa que lo delimita por su ladera principal, y la estructura de la estatua de la virgen con evidentes muestras de deterioro, sin pintura protectora, con un hueco que desnuda su interior, y sujeto el monumento al vandalismo.

Sin embargo, la propuesta de convertir al cerro Guacarapo en un área de recreación pasiva no es descabellada. La cima de este pequeño cerro sigue siendo un espacio con suficiente amplitud como para que en algún momento se pueda rescatar este proyecto. Se tiene la ventaja de que afortunadamente esta colina y su entorno inmediato se mantiene libre de invasiones o rancheríos, y es perfectamente viable en algún momento rescatarla y reconvertirla en el más cercano mirador turístico de la ciudad, al cual se podría acceder fácilmente por la ruta de 3 de Mayo, tal como se hizo cuando fue inaugurado a comienzos de la década del 2000. En próximas entregas mostraremos el estado actual de abandono del mirador de La Virgen y las panorámicas que Guacarapo o su ruta de acceso por San Marcos le regala  los upatenses que tienen el privilegio y dependiendo del día y la hora la "osadía" de trepar hasta este hermoso rincón de nuestra Villa del Yocoima.
Cerro Guacarapo desde la calle Alberto Ravell

Las gráficas tienen voz propia. Nos muestran la hermosa panorámica de nuestro valle del Yocoima y su expansión.