viernes, 21 de agosto de 2020

“Upata en la literatura y los libros…” V

 Upata comentada por Agustín Codazzi
Hasta el notable investigador de origen italiano Agustín Codazzi en “Resumen de la Geografía de Venezuela”. publicado en 1841 en Francia, hace referencia al Cantón Upata y sus parroquias, documento histórico de gran valor patrimonial. De este libro destacamos el siguiente párrafo:

“La villa de Upata está en una hermosa sabana circundada de colinas y cerros que por todas partes le dan una perspectiva variada, en temperamento no muy cálido, y sobre todo sano. Los terrenos de este último cantón no se conocen en sus detalles sino en grandes masas, y con el tiempo este solo territorio podrá formar varias provincias. Los terrenos que están próximos a la villa son las bellos y útiles: es el distrito en que los capuchinos catalanes habían fundado sus 30 misiones, allí se encuentran lugares tan útiles para cría como para el cultivo de café, del cacao, del algodón, de la caña de azúcar y del añil, y allí también nace espontánea la preciosa planta de la quina. Están las tierras mezcladas, de manera que se pueden sacar ventajas para la agricultura y la cría a la vez y dejar allí útiles establecimientos que puedan formar la riqueza de sus habitante. Si en lugar de frailes hubiera habido una sociedad emprendedora con los medios que ellos tenían, estarían en el día estos lugares bajo otro pie. No se crea que los indios reducidos a las misiones se debieron a los esfuerzo de aquellos misioneros. Fue a los colonos que habitaron el país de 1576 a 1724 a quienes se debió la reunión de los indígenas pues en aquella época los misioneros candelarios, observantes, jesuitas y capuchinos, todos habían venido y desocupado el país como lo especifica Fr Félix Targa en una relación escrita en 1793. Solo al cabo de un siglo y medio que los colonos militares se mantenían firmes en Santo Tomás, pudieron los capuchinos catalanes fijarse en el Caroní con los indios Guayanos,que había siglo y medio estaban acostumbrados a tratar con los españoles y a ser protegidos por ellos contra los feroces Caribes. 

Cuando una población industriosa ocupe parte solamente de este vastísimo territorio, Upata será una villa muy importante por su situación en el camino que conduce al gran canal de comercio que es el Orinoco. Las parroquias del Cantón son Upata, Altagracia, San Miguel, Caroní, Caruachi, San Antonio, Guri, Cupapuí, Santa María, Palmar, Mamo, Carapo, Guasipati, Tupuquén, Tumeremo y Pastora”.

Como elemento adicional insertamos en esta reseña el mapa de Cantón Upata elaborado por este insigne cartógrafo y estudioso de la geografía Agustín Codazzi.

Esta imagen cartográfica histórica es parte de la Colección de mapas históricos de David Rumsey, www.davidrumsey.com, una gran colección de mapas, atlas, globos terráqueos, gráficos y otros elementos cartográficos antiguos, raros, antiguos e históricos en línea. El mapa del Cantón es de la autoría de Codazzi, Agustin, 1793-1859. Fecha: 1840. Su título corto es Carta del Canton de Upata, Provincia de Guayana. Editorial: Caracas: Agostino Codazzi; París: Thierry Freres. Tipo: Atlas Map

Altura del objeto es decir del original es de 46 cm de alto por 52 cm de ancho. Es un Mapa litografiado. Publicado en: Atlas fisico y politico de la Republica de Venezuela dedicado por su autor, el Coronel de Ingenieros Agustin Codazzi al Congreso Constituyente de 1830. Caracas 1840. 

Este es el primer atlas nacional de un país sudamericano que figura en Phillips. También es un ejemplo temprano del uso de la litografía en atlas, seis años antes del primer atlas litografiado de América del Norte (Mitchell).  

Memorias de Infancia de Alejandro Otero

 

El pintor y escultor nacido en El Manteco, uno de los máximos exponentes de los movimientos vanguardistas del siglo XX Alejandro Otero, en “Papeles Biográficos, Memorias de Infancia”, libro publicado por la Biblioteca Yocoima en 1994, nos remite a la Upata de su niñez, donde pasó parte de su vida temprana, viviendo en condiciones de absoluta pobreza, luego de la trágica muerte de su padre en las selvas. 
Con su prosa cálida y a la vez profunda como bien le corresponde a un teórico del arte nos comenta sobre esa Upata rural de la década de los 20 y 30 del siglo XX que conoció y disfrutó, y de la cual recuerda una de sus tantas lagunas:

“La Laguna de Macarapana estaba dividida en dos por un caminito que seguía derecho el diseño de la calle hacia otro barrio del pueblo que se llamaba Puente Hierro. Ese caminito conducía directamente al Hospital y al Cementerio. Por el lado contrario la calle iba a parar a la Iglesia, cuya fachada posterior divisábamos desde nuestro domicilio. Por allí pasaban todos los entierros. Salían de la Iglesia, doblaban hacia la izquierda, la derecha y después enrumbaban en dirección a mi casa. En ese punto religiosamente se detenía el cortejo fúnebre”. Pág 71

El río Yocoima no escapa de su interés cuando rememora: “En Upata había un barrio que llamaban el Otro Lao, esto quería decir después del río, después del puente porque el pueblo tenía un río de nombre muy hermoso: Yocoima. Nadie lo tomaba en cuenta a menos que se acercaran al puente o cruzaran por algún lado de su cauce vacío. Cobraba importancia cuando llegaban las lluvias y comenzaba a crecer. Estas apariciones del río eran intempestivas, un trueno podía ser la señal, lo cierto es que de un momento a otro de ausente se tornaba personaje fundamental. La gente comentaba el ritmo de la creciente hasta que surgía la preocupante realidad. El río está lavando las tablas del puente, se sobreentendía si subía un poco más el pueblo quedaba dividido en dos partes incomunicadas.
Siempre encuentro fascinantes estos espectáculos de la naturaleza. No solamente yo, todo el pueblo se conmovía y acudía multitudinario a los sitios donde algo sobrenatural acontecía. Las crecientes del Yocoima digamoslo solo así eran compartidas por todo el mundo”Pág 103.

Alejandro Otero fue junto al también bolivarense Jesús Soto uno de los mayores exponentes mundiales del arte pictórico abstrato y sobre todo de la escultura moderna. Sus obras, sus pinturas con la serie Cafeteras y Los Coloritmos, torres y estructuras en metal, además de murales, están regados por las grandes capitales de Europa y en Venezuela destaca su imponente Torre Solar en Guri, el Abra Solar de Plaza Venezuela, la Aguja Solar en la sede de Bauxilum en Ciudad Guayana, su serie de murales en la Ciudad Universitaria de la UCV, entre tantas otras. 

Su fecunda obra como ensayista y teórico del arte, promotor creador de proyectos como el de la Galería de Arte Nacional, su experiencia como artista disidente y de vanguardia, renovador del arte, en una Venezuela donde era fuerte una corriente plásticas que se aferraba a mediados del siglo XX a la pintura figurativa o naturista, convirtieron a Alejandro Otero en uno de los íconos de los movimientos contemporáneos en nuestro país, a la par de su coterráneo guayanés Jesús Soto, y de Carlos Cruz Diez. En 1990 a los 69 años muere en Caracas un 13 de agosto este hijo ilustre del municipio Piar, dejando un legado y una obra excepcional que lamentablemente no tenemos la oportunidad de verla sembrada en algunas de nuestras áreas públicas, ninguna de ellas, ni una réplica siquiera de sus centenares de esculturas metálicas, ha sido donada, obsequiada ni a Upata ni a su natal El Manteco, una ausencia que esperamos sea subsanada en algún momento. 

De ese libro autobiográfico de su temprana infancia, su Memorias insertamos finalmente su disertación sobre el azul de la Casa del Balcón: 

"Por ese tiempo ya grandecito me la pasaba casi todo el tiempo en la Casa del Balcón, que tenía la particularidad de estar pintada en blanco y azul, como todas las casas de Juan Pérez diseminadas por el pueblo, entonces comenzó a atraerme de un modo muy especial ese azul que andaba por todas partes: en las puertas, los zócalos, por dentro y por fuera, las ventanas, las columnas, y hasta las vigas que soportaban el techo, estaban pintadas en ese azul increíble. Pasaba horas mirándolo como si se me hundiera en él y me llenara el alma de alegría. Mi pasión por ese color se hizo tan grande que se convirtió en obsesión, no me saciaba de mirarlo, de tocarlo, a veces me abrazaba a las columnas para tenerlo más cerca. Mis 10 años mi vida entera quedó teñida por ese azul imborrable qu no volví a encontrar jamás, que no pude hallar ni siguiera a través de mi propia pintura".

 

Upata en la historia de Baralt y Díaz

 

Otro libro de obligatoria lectura para los amantes de las ciencias sociales y la historia patria es  “Resumen de la Historia de Venezuela”, obra editada inicialmente en París Francia en 1941. En ese texto fundamental para conocer el tránsito de nuestro país como nación naciente y República, el historiador zuliano Rafael María Baralt entre tantos temas y capítulos, se detiene en un segmento para destacar el rol de Upata como centro estratégico del Ejército Libertador:

“Piar entró en la Villa de Upata con todas su fuerza el 17 de febrero e 1817 e inmediatamente trató de utilizarse de su conquista, tomando dos medidas igualmente decisivas e importantes. Una fue la de reunir en el el convento de Caruachi a 22 misioneros que encontró regados por los pueblos, privándolos al mismo tiempo de toda actividad administrativa y religiosa. Con ésto los indígenas, que aborrecían de muerte a los padres, se decidieron por el partido de los independientes, se alistaron en sus filas y les hicieron servicios de importancia. Fue la segunda encargar al honrado y activo José Félix Blanco de la administración de las Misiones con título de Comandante General de ellas. Eran 46 ó 47 pueblos que Blanco dividió en 5 distritos, los cuales gobernó acertada y cuerdamente por medio de agentes civiles: de ellos sacó más adelante grandes recursos par a la guerra, influyendo de un modo decisivo en la ocupación de todas la provincia de Guayana”.

Hay que destacar que para la Batalla de San Félix, importantísimo paso para consolidar el control de aquella región el coronel Blanco dispuso tal como acordó con Piar, el suministro no de 500, como lo habían acordado, sino 700 caballos frescos recolectados en los pueblos de misión y sus hatos, que fueron fundamentales para el éxito de la jornada guerrera del 11 de abril de 1817. 


                          Retrato del Padre José Félix Blanco prócer de nuestra Independencia

El rol como conductor administrativo y jefe militar de las Misiones de José Félix Blanco lamentablemente no le ha sido reconocido ni por la historiografía, ni los cronistas regionales de esta etapa de nuestro devenir. Ni monumentos, ni plazas, ni parques, ni avenidas, calles, o sectores de la Villa del Yocoima, mucho menos instituciones oficiales, escuelas, le rinden a Blanco el merecido homenaje que se merece por sus aportes a la República Naciente, a la Colombia la “Grande”, que a punto estaba de ser creada por el genio de Bolívar el Libertador.

Es tiempo ya de resarcir este olvido y ello pasa en primer lugar por divulgar con mayor fuerza en nuestros centros de enseñanza el papel del ilustre Padre Blanco en la historia de Independencia y por qué no como paso esencial bautizar con su nombre alguna institución o lugar de la Villa del Yocoima, queda la sugerencia como propuesta para que a través de los buenos oficios del Cronista de la Ciudad doctor Atiffe Habit se pueda realizar en el breve plazo esta reivindicación de tan ilustre prócer de la Independencia, que tuvo aquí, insistimos, su Cuartel General.

Del autor del libro Rafael María Baralt, uno de los representantes máximos de la intelectualidad nacido en el distante estado Zulia, no tenemos mayores referentes o epónimos en nuestra región y en Upata. Los homenajes a este historiador y gramático quedan confinados a su Zulia natal. 

2 comentarios:

Alí Reyes dijo...

Piar era un militar popular entre su gente, tanto como Boves en el bando contrario. De hecho, se especula que ésta, fue la causa profunda de su eliminación. Bolívar no quería verse ante otra rebelión popular como la de 1814.

Juan Ruiz Correa dijo...

Así es, hasta se habla de un conflicto de clases, o castas, y del celo presunto de Bolívar ante la audacia militar de Piar, el general más victorioso de la Guerra de Independencia, que el intrépido curazoleño pretendía extender al terreno de lo político, cuando cuestionó su autoridad como Jefe Supremo y era de la idea junto a Mariño de formar una especie de nueva república en el Oriente de Venezuela. Son temas para el debate. Saludos amigo Alí.