Vuelo en Parapente en Upata en un Soleado y Ventoso mediodía de marzo

Vuelo Libre sobre el cielo de Upata, al fondo serranías de Santa María y penillanura del Yuruari Carichapo.

Sobre el valle del Candado vuelo en parapente en un mediodía soleado de marzo.

Deporte extremo para los amantes de la emoción de emular a las aves en el vuelo libre sobre las corrientes ascendentes de aire cálido.

Autodominio, destrezas técnicas y adrenalina pura en el vuelo sobre el valle del Candado en Upata.

En pareja el vuelo en parapente es emociontante y compartido.

Sobre las laderas del Cerro El Toro el vuelo en parapente convierte a Upata en escenario posible de eventos de deporte extremo.

Aprovechando el cálido viento de marzo, al fondo la carretera y dura subida hacia el sector El Buey de Upata.

Parapente una experiencia única para los osados y amantes del deporte extremo.

Sebastían, Omar, Henry, Pablo y Mónica mostraron lo mejor de sus destrezas al mediodía del domingo 1 de marzo, aprovechando un excepcional día soleado y ventoso.

El 1 de marzo del presente 2009, en un mediodía de excelentes condiciones para el vuelo y bajo un Sol abrasador típico de esta temporada de sequía, el Cerro El Toro de Upata, recibió a los practicantes del deporte extremo del parapente.
Esta actividad lúdica y de contacto intenso con la naturaleza desde las alturas donde lo hacen las grandes aves expertas en el vuelo de planeo, que aprovechan las corrientes ascendentes de aire cálido, es practicado por personas de espíritu aventurero y con excelentes condiciones físicas, quienes desde la década de los 90 descubrieron que el cerro El Toro, patrimonio natural de los upatenses, constituye un excelente lugar para el desarrollo de dicho deporte .
El cerro El Toro, con sus casi 700 metros sobre el nivel del mar, a 350 metros del valle del Yocoima y de los llanos del Candado, posee pendientes de gran desnivel que están en permanente contacto con los vigorosos vientos del Este que se dirigen a Upata desde las estribaciones de la Sierra Imataca. Estas laderas favorecen el despegue seguro debido a su notable inclinación con respecto a la sabana circundante.
En esta oportunidad Sebastían, Omar, Henry, Pablo y Mónica, a bordo de un rústico no tan rústico, una Cherokee Dodge, debieron primero sortear y sufrir, incluso con riesgo físico, el ruinoso camino a la cima del Cerro El Toro, trocha que se encuentra complemente destrozada por la erosión, la falta de mantenimiento y el evidente descuido de las empresas privadas y entes públicos que lo utilizan como plataforma natural de sus antenas de telecomunicaciones pero que no invierten ni medio en la recuperación de este maltrecho camino.
Pasada esta odisea sólo apta para expertos conductores de rústicos extendieron sus implementos de vuelo, sus paracaidas de vuelo libre o parapentes y procedieron a lo suyo. Al disfrute de este deporte tan poco practicado, difícil, de adrenalina pura y sangre fría, aprovechando ese mediodía de marzo un viento al parecer ideal para el vuelo, porque al poco tiempo se levantaron sobre la cuesta de lanzamiento.
Por más de media hora surcaron los cielos en un viaje por los alrededores del Cerro El Toro, escalando alturas, dibujando figuras a la distancia, compitiendo en gracia con los zamuros, aguiluchos y gavilanes que ocasionalmente también se dejaban ver por esos predios atmosféricos.
En lo relativo a la metereología calculamos vientos de hasta 30 kilómetros por horas y 28 grados de temperatura en sitio.
La experiencia de contemplar aquella filigrama aérea fue altamente gratificante y sorprendente desde aquella altura donde nos encontramos, que nos permitió ver en perspectiva muy cercana la osadía y destreza de manejo de los parapentistas, quienes hacían fácil lo que debe ser muy difícil, como lo es control del vuelo sin motor, vuelo libre, para lo cual nos imáginamos se requieren excelentes condiciones físicas, dominio de la técnica, concentración y autodominio, porque no todo mortal tiene la virtud de no temerle a las alturas, más aún cuando se intenta emular a las aves.
Habíamos contemplado en muchas ocasiones el vuelo en parapente desde la llanura de El Candado y el piedemonte de Las Llaves, pero en esta oportunidad compartimos con nuestra hija Albany Zuleyka del Valle una tarde deslumbrante, que nos permitió tomar algunas imágenes fotográficas que compartimos con nuestros lectores y seguidores del Blog, por supuesto agradeciendo al grupo de parapente del amigo Sebastián su disposición involuntaria para posar desde las alturas.
En Upata la reactivación de esta actividad del parapente bien puede significar la llegada de practicantes de este deporte provenientes de los clubes o los grupos de atletas de Ciudad Guayana, Maturín y otras ciudades del Oriente donde existen formaciones montañosas de mucha mayor altura que favorecen por aquellos confines el desarrollo de este deporte extremo, pero que en la capital del municipio Piar pueden disfrutar de una experiencia diferente, en un medio natural mucho más cálido, con excelentes visuales del paisaje y aprovechando la hospitalidad de nuestra ciudad. En la medida en que podamos ser sede permanente de estos eventos de vuelo libre Upata recibirá la visita de turistas y entusiastas del parapente, para ello es necesario por supuesto mejorar el acceso vial a la cima del Cerro El Toro, o a otras serranías de la inmensa región de Piar y de la Guayana venezolana.