martes, 9 de septiembre de 2025

El Dique de la Quebrada El Onoto. Patrimonio histórico y natural de Upata. En las nacientes de la Quebrada El Onoto.

 

Lo que queda de la vieja tubería de 4 pulgadas, desde esta toma de agua se enlazaba la red de suministro del vital líquido hasta el sector La Carata, y de allí al casco central de la pequeña población de Upata.

Cuando la población joven y los senderistas se adentran en el interior del espeso bosque que da cobijo al Dique, punto emblemático del Parque Natural Cerro El Toro de Upata, pocos por no decir ninguno tiene noción exacta del por qué de este muro de gran espesor fue construido en este curso de agua muy próximo a los manantiales que dan origen a  la quebrada de El Onoto. Este cauce de aguas intermitentes, de cierta abundancia en la temporada de lluvias y casi seco en el verano más crudo desde febrero hasta mayo, es junto a la quebrada de El Caballo, uno de los referentes fluviales del Parque Natural El Toro. 

 
El Onoto, quebrada con referencia directa a esta planta de cultivo y uso tradicional como colorante de caldos y guisos, nace entre las zonas campesinas de Chaparral y El Jobo, y  en un curso muy breve serpentea rodeado de rocas, por  entre los estrechos valles de los lomeríos de esta serranía, hasta bajar a la zona cercana de La Carata. A pesar de lo relativamente accidentado del terreno el Onoto avanza en declive por entre bosques y sabanas hasta posiblemente unirse por  al distante río Upata o Yocoima.  Y decimos probablemente, debido a que este cauce ha sido muy intervenido y desviado para la construcción de diques y tapones, lo que provocó desde entonces la disminución de su caudal. Los Diques. Son dos principales. Y en otra quebrada afluente del Caballo había un tercero que cedió ante la furia de la naturaleza.

 

El Dique tal como lo conocen en Upata los senderistas y visitantes del Parque Natural El Toro todavía cumple su función de represar el caudal de la quebrada El Onoto.

Desde el primer Dique discurre por entre sustratos rocosos y arenosos la quebrada El Onoto.

En los valles interiores la quebrada El Onoto ofrece este cauce más sereno.

Historia breve de los Diques

Este primer dique sobre la quebrada El Onoto no posee evidencia de una antigua tubería, posiblemente su función era contener la fuerza de la corriente o caudal de este curso de agua durante la temporada de lluvias.

Sobre esta quebrada El Onoto se erigen aún dos diques principales de enormes paredes de concreto, que están muy ligadas a la historia de Upata, por cuanto dicho cauce por algunos años entre 1940 y 1950 fue considerado como una de las fuentes principales para el suministro de agua de la población. A continuación vamos a resumir parte del contenido relativo a este problema del suministro de agua a la pequeña población, tal como lo extrae el cronista y profesor Angel Romero de las actas de sesiones y reuniones de comisiones del entonces Concejo del Distrito Piar:

El drama del agua 

La Villa del Yocoima entonces era una pequeña población que lidiaba con los desafíos de su crecimiento, siendo el suministro de agua uno de los más apremiantes. Durante años, la escasez, particularmente en las temporadas de sequía, obligaba a las autoridades y a la comunidad a buscar soluciones desesperadas y a largo plazo para asegurar el vital líquido para sus habitantes, por lo que a principios de 1940, la Cámara Municipal comenzó a evaluar opciones, y la pequeña quebrada de El Onoto se erigió como la principal fuente potencial. 

Desde ese año los concejales propusieron la construcción de un dique y la protección de los manantiales circundantes en El Chaparral y El Jobo. En un verano "largo y cruel", el concejal Aquiles Borges propuso la obra como una medida urgente, lo que llevó a la contratación del maestro albañil Carlos Olsen para presupuestar la construcción, que incluía 40 metros de concreto, 100 cabillas y tablones para rellenar, con un costo de mano de obra de Bs. 735,00.

Mangueras para riego de los cultivos agrícolas de La Bomba fueron instaladas en fechas recientes en el Dique Principal de la quebrada El Onoto.

A pesar de estos esfuerzos, el problema persistía. En noviembre de 1941, el concejal Yépez destacó la "gran sequía" que azotaba a Upata, impulsando la búsqueda de nuevas fuentes. La mirada se posó en la bomba Santa Bárbara, un sitio ubicado río arriba del Onoto, y en el manantial de El Chaparral. Se comisionó a los concejales Juan Pablo Yépez y Eduardo Acevedo para levantar un nuevo presupuesto, y se inició la comunicación con el gerente del Acueducto para evaluar la viabilidad de traer agua desde estos puntos. 
 
El proyecto prevía un cálculo del costo de la tubería, estimando Bs. 4.421,25 para 830 metros. No obstante, la escasez de agua era tan crítica que una comisión tuvo que viajar a Ciudad Bolívar para adquirir los tubos necesarios, mostrando la urgencia del momento.

Avanzando en la década, la construcción del dique del Onoto siguió siendo un tema recurrente. En 1944, la Cámara volvió a proponer la obra, e incluso se ofreció el maestro de obras Pedro Pérez González a un precio razonable. Sin embargo, la decisión se pospuso, esperando un diagnóstico más completo sobre el consumo y las pérdidas por filtraciones.

Para 1947, el enfoque se amplió más allá del Onoto. Se propuso una revisión de la bomba de agua en "El Chaparral" para determinar su capacidad y, de ser viable, instalar una tubería hasta el depósito del Acueducto Municipal. El mismo año, un estudio del Ministerio de Obras Públicas sugirió nuevas fuentes como "San Lorenzo", e incluso la audaz idea de un acueducto moderno que trajera agua directamente desde el río Caroní. A la par, el Alcalde propuso solicitar la perforadora de pozos de Guasipati, y el concejal Santiago León se preocupó por la contaminación de los reservorios debido a las "sementeras" (cultivos) que se habían establecido en la zona, contraviniendo decretos municipales.

Otras alternativas: Agua de El Pao, y del propio Caroní

En un giro significativo, el Gobernador del estado informó en septiembre de 1947 sobre conversaciones con la compañía Iron Mine, que tenía planes de construir un acueducto desde el campamento de El Pao. Se planteó la posibilidad de una obra conjunta, lo que facilitaría la extensión de las redes hasta Upata. Este proyecto se afianzó y en la última sesión de 1947 se recibió una comunicación del Instituto de Obras Sanitarias confirmando que ingenieros serían enviados para negociar un acuerdo con la compañía.

Luego en 1948, se habló de reparar la maquinaria Jaubank y de la necesidad de atender el deteriorado tanque de agua. También se buscaron soluciones inmediatas, como la bomba de "Los Pulgos", cuya cerca de alambre fue aprobada para protegerla. La falta de agua afectaba a los caseríos, con vecinos de Borbón pidiendo diez sacos de cemento para su aljibe y la maestra Carmen Carvajal solicitando ayuda para el caserío de Santo María. Un dato curioso es la propuesta del ciudadano Ramón Lezama L. para instalar un depósito de agua de un manantial, comprometiéndose a llevarla por tubería a su fundo y a instalar una pluma pública.

Con el embalse Cupapuicito los Diques de El Onoto entraron en decadencia

Finalmente, el proyecto que transformaría el suministro de agua en Upata llegó con el embalse de la quebrada Cupapuicito. En 1950, se declaró la zona de los terrenos ejidos como área de reserva, prohibiendo construcciones y actividades agrícolas para proteger la obra. La compañía IVECA de Caracas informó sobre las personas con bienhechurías en la zona del embalse de Cupapuicito, a un costado del caserío Sabanetica, iniciando un proceso de avalúo. Para 1952, la red de tuberías matriz estaba lista, y se eligió el sitio para la sala de bombeo. En 1953, se propuso la construcción de un tanque de agua en la calle Vargas para recibir el agua desde el embalse, sellando así un largo periodo de esfuerzos y gestiones para llevar el agua a cada rincón de la ciudad.

Este recuento nos muestra una Upata en plena transformación, donde la comunidad y las autoridades trabajaron incansablemente para superar los retos y sentar las bases de un futuro más próspero y sostenible.

Los Diques hoy conservan su importancia como patrimonios históricos culturales y naturales, en medio de un bosque tropical cada vez más intervenido y amenazado con ceder ante el deterioro ambiental de su manto vegetal.  

Nota: El presente texto fue creado utilizando como base documental los libros de Actas del Concejo Municipal del Distrito Piar años 1940-1953, en recopilación y resumen del cronista oficial profesor Angel Romero.  




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