Templo católico de Altagracia, restaurado y con su campanario exterior contrastando con la capilla central.
A la entrada de Altagracia estos enormes árboles una ceiba casi centenaria y un samán reciben al visitante.
Altagracia es un nombre con ascendencia hispana marcada, alusivo a la extrema religiosidad de sus fundadores, los padres capuchinos catalanes- que en el siglo XVIII, dejaron su huella "civilizatoria" a la margen derecha del Caroní.
|
Capilla Santuario del Ánima de Agustín Parasco |
Altagracia así a secas hoy en día es uno de los pocos pueblos de misión cercanos a Upata que sobrevivió al huracán de la muerte repentina y que aún sigue siendo referencia de clima sano, sombreado, área campestre, de ganadería vacuna, con su cerro Altagracia cercano, límite con Campanario El Valle, con su cerro California a la espalda, con su capilla del Anima de Parasco, punto de referencia espiritual para quienes creen en sus favores y promesas cumplidas.
Interior de la capilla santuario del Anima de Parasco, a la entrada del pueblo de Altagracia de Upata.
Altagracia, fundada hace más de 270 años, en octubre de 1734, bajo la protección de San Francisco de Asís, es puerta de entrada a otros caseríos también prodigiosos por su importancia productiva, con sus cultivos de yuca, verduras, maizales, pastos para la cría, casaberas, entre otros lugares destacan Mundo Nuevo, El Yagual, San Martín, Buen Retiro.
Altagracia limita a un costado con Mamonal y con los cerros altos que la separan del valle del Yocoima, mientras al fondo contempla la lejana sinuosidad de las altiplanicies de Imataca Las Grullas Piacoa.