Bucare Blanco Erythrina Variegata en la plaza de Manuel Carlos Piar al Este de Upata, este ejemplar ya fue talado sin razón alguna.
Poema a los Bucares
Caen lashojas
En la levedadde
unamañana
Que se antojainquieta
de vientos
Caen laspalabrasquedeshojan
El misterio
de unosojosqueya
no miran.
Poreso
en Upata
Ya no florecen
los bucares.
Árbol de sombraesunapalabraextraña
Que no significa
nada
Para quien
no atrapa
el canto
De un árbol
Poreso
en Upata
Ya no florecen
los bucares.
La ausencia
no precisa
de distancias
Siempreestuviste ahí
Prodigandotusombra
Engalanando
el espacio
Y sin embargo, la ingratitud
Signótushoras
de presencia.
Poreso
en Upata
Ya no florecen
los bucares.
Del naranjaoscuro
Al rojode
tusflores
Se viste
de luto
la mirada
Y se dispersatupresencia
En levestrazas
de la ausencia.
Poreso
en Upata
Ya no florecen
los bucares.
Daniel Ruiz Correa
Por las condiciones climáticas del valle del Yocoima y sus cercanos cerros y colinas, y porque no hubo tampoco tradición de siembra de árboles de sombra para las plantas de valor económico como cafetos y cacaos, los bucares autóctonos plantados en Upata no son prolíficos o abundantes. Es difícil por lo tanto contemplarlos en sus parques, jardines, áreas verdes urbanas o bosques, y también son escasos en las zonas rurales, donde solo se consiguen ejemplares aislados, a diferencia de otras regiones del país, la cordillera de la Costa, los Andes y las zonas bajas del Delta y Monagas donde el bucare nativo el Erythrina Poeppegiana Bucare Ceibo y el Erythrina Fusca Bucare Anauco o de Agua, son representativos de sus ecosistemas naturales o plantaciones.Y aunque el poeta Daniel Ruiz nos evoca que el bucare ya no florece, insertamos por fin una imagen no tan cercana, del año 2012, del Erythrina variegata, con una de sus inusuales y escasas floraciones, el de la gráfica tuvo un inusitado despliegue de colorido de un rojo intenso, que pudimos disfrutar por escasos días en la plazoleta de la urbanización Manuel Carlos Piar.
Valle del Yocoima Upata desde el topo del cerro El Toro, en julio del 2015
Las recientes lluvias, intensas focalizadas y acompañadas con actividad eléctrica no comunes en este mes de octubre, no fueron sino un inusual fenómeno atmosférico que no modifica la tendencia y el efecto que el Niño ha tenido este año en nuestro país y en la región Guayana, donde por cierto debemos activar extremar el seguimiento a nuestra principal fuente de energía y suministro de agua potable, el río Caroní, ya que el embalse de Guri ya se aproxima a los 258 metros sobre el nivel del mar, un registro incluso inferior al que registró para el mismo mes en 2002-2003, años de sequía extrema y descenso histórico del lago, por debajo de sus promedios anuales. Insertamos este escrito elaborado recientemente en septiembre del 2015, cuando en Upata padecimos las temperaturas máximas y promedios más elevadas de las últimas décadas:
Balance del tiempo en Upata a finales
del mes de septiembre del año 2015
A pesar del balance hídrico desfavorable, baja intensidad y frecuencia de lluvias y altísima insolación y evaporación, la zona más húmeda boscosa al Noreste de Upata, el sector El Buey, todavía mostraba en octubre del 2015 un verdor propio de la temperada de lluvia, y sus cuerpos de agua están todavía en niveles relativamente óptimos.
Tal como había sido previsto por los expertos en metereología, el 2015 se proyecta sin duda como uno de los años más secos y cálidos de las últimas 5 décadas tanto en América como en el resto del mundo. Por efecto del Fenómeno del Niño se está presentando con fuerza desde el pasado mes de abril extrema humedad y precipitaciones intensas en la seca región del Pacífico, desde la zona central de Perú hasta el Norte de Chile, y sequías o temperadas de lluvias muy débiles en las regiones localizadas al Norte del Ecuador, sobre todo en su franja más cercana al Atlántico y en la zona de la Orinoquia y la Amazonía Nororiental. La región Guayana no escapa a esta realidad, ya que el clima global en esta área del contintente americano resulta siempre muy afectada por el Fenómeno del Niño, que se activa cuando la temperatura del agua superficial oceánica frente a las costas del Sur del Perú y Centro Norte de Chile, elevan su temperatura significativamente, entre 1 ó 2 grados centígrados, lo que trae como consecuencia la inversión de las tendencias climáticas en prácticamente toda la América del Sur. Particularmente dos situaciones destacan este año con relación a este fenómeno climático. Año seco con insolación y temperaturas máximas extremas En primer lugar en nuestra región del noreste de Guayana, el área de Imataca Norte, sabanas y lomeríos a ambas márgenes del Bajo Caroní, en la cuenca del Yuruari, y en la ciudad de Upata, este año 2015 se ha caracterizado por ser extremadamente seco, con altísimas temperaturas por encima del promedio, con mínimas que en enero ni siquiera se acercaron a los 21 grados, y que desde febrero se han ubicado en un rango entre los 23 y 25 grados promedio. Este año también hemos padecido de máximas absolutas de casi 34 grados en Upata, en su zona periférica más fresca y hasta 35 grados en los espacios urbanos del centro de la ciudad, 2 grados por encima de este valor, mientras que el promedio de las máximas se ubica entre 31 y 32 grados, cuando lo usual es que sean de 30 a 31 grados.