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Texto y Fotos:Juan Ruiz Correa y Zuleyma Idrogo
Plaza Bolívar desde la calle Miranda |
Upata desde El Calvario de la calle Bolívar |
Escuela Morales Marcano Patrimonio de Upata |
De clima agradable, tierra
caliente pero suavizada con la brisa levísima que baja de las altiplanicies de
Imataca y de sus montes circundantes, Upata es ruta obligada de turistas y
transporte de mercancias, en virtud de su excelente ubicación estratégica,
antesala de la ruta internacional hacia el Sur profundo y la hermana República
Federativa de Brasil, de la cual dista apenas 600 kilómetros.
A 360 metros sobre el nivel del
mar Upata disfruta de unos 25 grados de temperatura promedio, con lluvias
moderadas, que orbitan los 1000 mm anuales, en medio de sabanas impetuosas y
bosques como los de La Carata, Santa
Rosa, Sabaneta, cerro California,
utilizados en antaño para el cultivo del café.
Antes de proseguir con este escrito en prosas elevemos al cielo autopista de la información digital, unos bellos versos de nuestro hermano y poeta Daniel Ruiz Correa, en tributo a Upata, y a propósito de la conmemoración este año 2012 del 250 aniversario de la fundación de la Villa del Yocoima.
TE CONTEMPLO EN SILENCIO
Te contemplo en silencio, y reviven en mi tiempos de
lluvias
jolgorio de niños galopando tus
calles
como persiguiendo el grito ancestral que
ahogamos
en la entraña que nos dió la vida.
Sensación unívoca que nos une a la tierra y al espacio
infinito
que desandamos, y que evoca un nombre y un
recuerdo
Upata.
Te contemplo en silencio, un poco más vieja
pero con el entusiasmo de siempre
y la alegría que sembraste en los corazones de tus
hijos;
y la esperanza de tiempos mejores
por venir, aún no han llegado
pero vendrán en las alas de una palabra llamada
humanidad.
Te contemplo en silencio, para apreciarte, con otros
ojos
otras miradas.
Para enarbolar tu nombre en la conciencia de quien
más
te
estima.
Te prefiero pueblo, con vecinas oteando a través de las
ventanas
las buenas nuevas de los amantes furtivos
O el último chisme de la calle.
Te prefiero pueblo, llano y humilde
que ciudad ennegrecida, y atiborrada por el
progreso
que tanto glorifican quienes te han profanado.
Te contemplo en silencio
Prefiero llamarte Upata, sonora y altiva
y no con el remoquete de "Atenas del sur"
si nuestro ancestral origen nos ha dado
la cualidad intrínseca de ser
como somos hijos de esta tierra irredenta
del ocre de tu barro
del canto libre y pendenciero de la paraulata
del hermoso plumaje del cristofue
y el añil del azulejo;
de las rocas que despliegan su alfombra
sobre esta tierra, de sus bosques, de sus
cerros;
de un río yermo que de vez en cuando
nos recuerda la infamia.
Te contemplo en silencio, hermosa
traslúcida, afable y traviesa.
Te prefiero pueblo y no ciudad
te prefiero verde, te prefiero bosque
te prefiero lluvia
te prefiero roca
te prefiero pies, descalza y generosa
mí tierra, mi lugar
Upata primorosa.
Upata fue largos siglos tierra de
tabacales en su valle cercano de San Lorenzo y en lo que hoy es 17 de Mayo Las
Malvinas, abundantes su cañaverales, maizales, yucales, que hoy han cedido a la
expansión urbana de sus barrios y urbanizaciones.
Dos siglos y medio han convertido a la capital del municipio
Piar del estado Bolívar en referencia regional, por la calidad de su recurso
humano, actividades socioproductivas, y por su tránsito hacia un estado
superior, en cuanto a sus posibilidades de desarrollo y como asiento de vida
para sus 100 mil habitantes.
Los upatenses hoy son herederos
de aquellos pioneros que en 1762 plantaron su cruz, cultura, religión,
ambiciones, y con ellas no menos visibles miserias, fantasías, locuras,
voluntad de trabajo y ambiciones, en uno de los valles más hermosos de la
región Guayana.
La Upata de lo posible
Casas antiguas en la calle Sucre |
Como en casi toda la Guayana del
eje Sur, Upata tiene un centro histórico que de histórico tiene poco, diseñado
sin prisa y sin planificación, para la vida en familia y la actividad
mercantil, pero francamente inadecuado para recibir tanto automóvil, hostil
para los peatones, que deben acostumbrarse a sus aceras mediocres, estrechas o
repletas de tarantines.
Upata de los Carreros le dijo
Gallegos en su inmortal novela Canaima. La tradición y los esteorotipos la
coronan como Upata de las Mujeres Hermosas. Hoy es Upata de la Juventud que
dice presente con estudio y participación en sus actos cívicos y culturales.
Upata de lo Posible le diriamos nosotros.
Upata mantiene su presencia
altiva en el concierto de los pueblos denominados del Sur de Guayana, puerta de
entrada a los paisajes llanos y colinas del Yuruari Cuyuní, bosques y sabanas
inmensas, antesala de las míticas selvas del Dorado y el 88, Sierra de Lema y
las verdes praderas de la Gran Sabana.
Calle Piar ,al fondo colinas de Upata |
La ciudad se muestra dinámica
gracias a la vitalidad creciente de su economía local, repleta de comercios,
bancos, empresas de servicios, industrias de madera, tiendas agropecuarias, con
instituciones escolares modernas, nuevas instituciones universitarias estatales
y con un tráfico vehicular intenso en su casco central.
Aún está lejos Upata de alcanzar
su plenitud como morada y ciudad armoniosa en su relación con el medio
ambiente, destrozada en sus alrededores, con un río Yocoima que no es río sino
cauce contaminado, con sus colinas agónicas de tanta sierra metálica, tanto
conuco mal planificado y tanta codicia humana, incapaz de percibir lo bello y grato
del canto de las aves, la solidez y silencio de las rocas milenarias, los
aromas de sus plantas.
Upata es sobre topdo Mi Tierra.
“Up ata”, poéticamente Rosa del Bosque, Tierra de Guayanos, pueblos indígenas
arrasados por la maldad y la ambición del hombre blanco, criollo después,
inmigrantes que la transformaron y le dieron concreción como pueblo y ciudad
aún sin un plan de desarrollo coherente. Y es sobre todo pequeña urbe de porte
humilde, hecha a retazos, sin un plan estético, donde lo poco de antiguo de sus
casonas viejas se confunde con toda clase de edificios que rinden culto a la
cuadratura de lo simple y práctico, en buena medida levantados por la
inmigrante turcos o más propiamente sirios libaneses y por los asiáticos,
nuevos habitantes de este valle del Yocoima, emprendedores como pocos y
protagonistas de su auge comercial, junto a una colonia numerosa de italianos,
españoles y portugueses.
La Upata socioproductiva
Upata desde el Cerro El Toro |
La villa de españoles fundada en
1762 como centro administrativo de las Misiones Capuchinas del Caroní,
constituye una ciudad en plena expansión urbana, que aglutina en sus espacios
territoriales citadinos y sus caseríos aledaños una población aproximada de 110
mil habitantes.
Upata construida con el sudor de
su gente humilde, en su mayor parte indígenas y descendientes de los grupos
aborígenes guayanos, caribes y pariagotos que habitaron esta región del estado
Bolívar, luego con grupos familiares conformados por criollos mestizos y con el
espíritu de empresa de gente laboriosa venida de otras latitudes nacionales y
extranjeras, nos reclama entonces que además de la reiterada festividad de un
aniversario más, concretemos proyectos que le permitan a la ciudad despegar
hacia su consolidación.
Tareas por desarrollar hay
muchas. Upata requiere una base productiva más diversificada, industrias de
transformación de la madera, empresas metalmecánicas, ampliar su
infraestructura de apoyo no sólo a quienes acá vienen a pernotar en la ruta a
la Gran Sabana sino para crear alternativas de recreación turística en nuestros
hermosos paisajes selváticos y sabanas prodigiosas para la ganadería extensiva
e intensiva.
Aún así, con todas sus pequeñas
cosas, con toda sus fallas, Upata se erige en esta gran fecha de su aniversario
250 como morada y realidad una vez más. Quiere elevarse de sus errores y
ausencia de proyectos de largo plazo, visiones cortoplacistas de gobernantes
locales, para erigirse como ciudad vibrante, epicentro de un espacio regional
prodigioso en actividad ganadera, agrícola, forestal, minera, turística,
industrial, comercial.
La Upata del turismo y la
diversidad productiva
Embalse Cupapuicito |
Parajes atractivos tenemos y de
sobra como para impulsar el turismo rural y ecológico en la zona cercana de El
Manteco, en los bosques de Cupupuicito, en los intrincados parajes de La
Carata- El Toro- El Buey, en el eje Sabenetica-El Retumbo- Guri, en el área
agropecuaria y agrícola de Buen Retiro, Mundo Nuevo, Altagracia, Los Rosos, El
Valle, Campanario, Las Grullas, Los Arrendajos, San Ramón, Sucutum, Las Grullas
y Monte Ralo, en la zona prodigiosa de El Candado, en la ruta a Manganeso, en
el eje de la Troncal 10 Santa María-Matajey- El Piso Guanaraparo, en el paseo a
Tierra Blanca-Guacamayo, en la posibilidad de acercarnos al disfrute organizado
de las riberas del lago de Guri localizadas en la carretera hacia El Manteco,
en la misma recreación que nos aguarda en San Lorenzo-Santa Rosa- Morichal.
Zonas estas donde se conjugaría
el contacto con los bosques, con cursos de agua, con lagunas, con acuíferos,
donde es posible la observación de aves tropicales, el turismo ecológico y de
aventura, la visita a miradores espectaculares como los de Santa María, desde
los cuales se pueden visualizar los llanos del Carichapo, la serranía del Cume,
cerro Machín, Apurito, Guacamayo y Tomasote, o el contacto directo con la faena
agropecuaria, con los hatos que se esparcen por este inmenso territorio.
En buena hora sus habitantes,
asisten a una época de retos y luchas, en la cual el progreso a pesar de sus
pausas y ritmo no tan dinámico como el de otras ciudades, no se ha detenido
jamás. Con su base agrícola, pecuaria, de ganadería vacuna, aserrío y
carpinterías, comercial, de servicios, hoteles, sigue en franca expansión o
permanece en pie, orgullosa, altiva, defensora de sus tradiciones, a pesar de
fisuras, desencuentros y letargos.
Upata, la del Yocoima, la Rosa
del Bosque Mi Tierra, la de reminiscencia indígena sigue en espera, ansiando
que sus servicios sean mejores, que sus calles continuen recibiendo la
inversión requerida, que su electricidad por fin sea estable, que la
inseguridad dé paso a un tiempo de convivencia y hermandad más ligado con lo
que ha sido y fue su historia como apacible villa de la Guayana casi profunda.
La Upata de la cultura y
los espacios públicos
Casa de la Cultur María Cova Centro Cultural Manuel Piar |
Upata igualmente es posibilidad
abierta para la cultura. Necesario es fortalecer a los grupos culturales, abrir
nuevos espacios y edificaciones para crear una indispensable red de museos,
teatros, boulevares, salas de exposiciones. Upata requiere además que sus hijos,
sus autoridades, inviertan recursos en la construcción de parques naturales o
metropolitanos, donde los niños, jóvenes, adultos, ancianos, puedan entrar en
contacto con la naturaleza y acceso a una sana diversión en familia.
Necesitamos que se mutipliquen las canchas deportivas, que podamos muy pronto
contar con nuestro polideportivo, pista atlética, gimnasio. Indispensable que
la ciudad se abra a la inversión privada no sólo en infraestructura comercial
sino también en nuevas empresas industriales medianas.
Upata debe tener un centro
histórico más humano, menos para los carros, más para sus pobladores, donde se
rinda culto al encuentro familiar y la amistad, a las actividades culturales,
que no siga siendo ese gran estacionamiento y ese corredor de carros y
buhoneros, en competencia desleal con el ciudadano, cercado, arrinconado en
aceras semidestruidas y antiestéticas
Colorido inocencia tradiciòn y futuro representado por los niños de Upata |
Upata debe ser querencia, noble
pueblo citadino digno para la aventura prodigiosa de vivir en armonía con su
naturaleza de colinas y climas agradables. Su suave y fresco clima de 25
grados, en horabuena nos ha convertido en referencia de ciudad apreciada para
vivir, su valle hermoso, siempre verde, sus neblinas de junio, julio, agosto,
su frío tropical de diciembre, sus costumbres, su gastronomía, su dulcería
criolla, sus ventas de empanadas, catalinas, queso guayanés, sus eventos
culturales, todo ello es parte inseparable de esta Villa del Yocoima que hoy
nos reta a amarla de verdad y a convertirla como tercera ciudad de Guayana en
un escenario ideal para nuestros proyectos colectivos e individuales.
Upata, tierra de oportunidades,
de leyendas, de costumbres y tradiciones, tierra que rinde tributo a la
cordialidad y a la hermosura de vivir, tierra de creencias cristianas, de
emprendimientos por un futuro mejor, hoy a tus 250 años tiene derecho a
reclamar de tus hijos que por favor no olviden que antes de la llegada de la
cruz, la espada, el arcabuz, la biblia, la lengua española, mucho antes de
estos tiempos nuevos, este valle fue epicentro de otras aventuras humanas,
asociadas a la huella perenne de los hermanos indígenas, que masacrados por el
Imperio Español y por la esclavitud disfrazada de evangelización y de
civilización, permanecen olvidados en las historias de tus cronistas.
Upata Naturaleza y Colinas
Piedra de Santa María |
Upata tierra de verdes y
variedades de plantas, ornamentos, frutales y montes para todos los gustos,
colinosa, intrincada, sabanera, de selvas y peñascos en exhibición, de piedras
enormes ancladas a la tierra por no menos de 2800 millones de años. Se dice
rápido, pero lo cierto es que este valle, o mejor su basamento cristalino, y
sus incontables guijarros, guarataras, regados por sus patios y callejuelas,
por sus campos y solares, tiene más edad que cualquier forma de vida primitiva
y una riqueza mineral de hierro, manganeso, arcillas caoliníticas, granitos y
dolomitas, aún inexplotada.
Upata la Hija Predilecta del río
Yocoima, a la que rinde tributo al San Antonio de Padua, es un Mágico y Verde
Valle donde convergen las serranías de Imataca, las cordilleras colinosas del
Cerro California Chapire, el Cerro La Mesa con sus estribaciones de La Carata y
El Chorro, El Corozo Cacahual El Timón San Lorenzo Santa Rosa Cupapuí, las
bajas colinas del Sur que luego se abren hacia San Germán El Aguador Santa
María Orégano Moitaco, y los cerros más abruptos de El Jobo El Toro Guacarapo.
Con sus 25 grados a la sombra de
temperatura promedio, sus 1100 mm de lluvia, a su altura media de 350 metros
sobre el nivel del mar, con su aire cristalino, desafortunadamente muy golpeado
por espesos humos de indolencia y quemas forestales o de basura, Upata sigue
siendo referencia para todo aquel que aspira conocer a Guayana y sus encantos,
sus tradiciones, su historia, sus viejas aunque cada vez más escasas viviendas
de bahareque, su clima fresco, su gente sencilla, amable, de hablar rápido y
fiestera como pocas.
Ciudad valle, ciudad dormitorio,
Atenas del Sur, la de las Nueve Colinas, Villa de Españoles ahora transmutada
en villa de todas las etnias y colores, Puerta del Sur, tantos apelativos,
calificativos, nos remiten a su fuerza telúrica y a su condición de tercera
población del estado Bolívar, capital del municipio Piar, el que le rinde
tributo al general victorioso de la Batalla de San Félix, El Juncal, uno de los
libertadores del Oriente, luego de la estrepitosa caída de la II República.
Patrimonios naturales hay muchos
en esta Tierra Mi Tierra. Aves al vuelo incansables, paraulatas, cristofués,
azulejos, los negros garrapateros, los alcaravanes o teu teu, sus cari cari,
sus pájaros tijeretas o milanos, chonchines o cucaracheros, potocas, pericos
cara sucia, loros, golondrinas, guacharacas, con los gritos tronadores de los
aulladores araguatos y con las sombras enormes de samanes sembrados en cada
rincón famoso de su viejo damero, ceibas en descenso, caros caros, algarrobos,
jobos, mangales por centena, apamates, chaguaramos, robles, cedros, con sus
flores miles, con sus araceas, con sus indios desnudos, chaparros, mantecos,
guayabitas, carrizos y piñones.
Upata celebra reflexiona y
espera
Avenida Valmore Rodríguez |
Upata tiene sobrados motivos para
celebrar y sobradas razones para no reposar jamás en esta incansable carrera de
sus pobladores por convertirla no sólo en ciudad dormitorio o de comercios. No
sólo de casas vive el hombre. Acá hace falta y mucho el trabajo estable de
industrias, comercios, servicios, actividades primarias, minería y otras faenas
humanas. Y sobre todo se tiene una enorme deuda con esta naturaleza prodigiosa,
con nuestro contaminado río Yocoima, con sus colinas arrasadas por conuqueros y
terrófagos, con su aire alterado con humo infame de quemas de basura y con la
gente sencilla que aún no ha recibido la mano benefactora del Estado, y que
clama por mejor vivir, por vivienda digna, mejores calles, servicios de agua,
recreación, cultura y seguridad.
A pesar de todo Upata sigue vital
y hermosa. Felicidades a todos lo que la habitan y la quieren, y en especial a
sus mujeres, madres, que son además de bellas las portadoras de este presente y
futuro que se nos antoja prodigioso en conquistas, en realidades, en proyectos,
pero que aún está muy lejos de ser el Paraiso en la Tierra. Muy poco queda eso
sí la huella del indígena ancestral, hermano, sin dolientes, aplastado y
exterminado por conquistadores y colonos. quienes enceguecidos por su supuesta
superioridad como seres civilizados terminaron por erradicarlos de este valle,
de este paisaje de rocas precámbricas por miles de años habitada por pueblos
que rindieron culto a la Tierra y sus dioses, a sus mitos y leyendas, a su cultura
de yerbas medicinales y herramientas sencillas. A ellos también hay que
rendirles homenaje en estos 250 años de historia lejana y reciente. Que así
sea...
Upata Julio 2012
1 comentario:
estuve unos cuantos dias en Villa del Yocoima visitando a mi suegra que vive alli, y la verdad que me parecio un lugar en donde tranquilamente podria irme a vivir, y eso que yo soy lugareño de Villa la Angostura que es la envidia de mucha gente, pero un lugar como Yocoima hay pocos..
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