Cerros de Apurito a la izquierda, desde la Finca Los Novillos, Km 32 de la carretera Upata El Manteco. La cacería, actividad tradicional de los habitantes de la extensa zona rural del municipio Piar, es el tema de este pequeño relato en tono campesino, donde se dibuja en pinceladas sencillas las aventuras de un cazador famoso de Apurito, una serranía localizada al Sur de la Villa del Yocoima, visible su silueta desde los hatos del sector Las Topias, carretera a El Manteco. Los personajes aunque pertenecientes al universo de la ficción, guardan mucho parecido con los campesinos y peones que pueblan estos parajes, expertos mucho de ellos en el arte u oficio de la cacería.
El Cazador de Apurito: Relato en Tono Campesinos
Por
la carretera Upata El Manteco, después de atravesar el Cerro San Juán y las quebradas Caratupán y San Buenaventura, reposamos un ratico en los Chinchorros,
cómo quién busca el paso hacia la roca de Lavandera. Estamos muy cerca de esa laja a flor de suelo, histórica y misteriosa donde hace años un
labriego dejó la vida en un accidente insólito. Desde entonces los campesinos dicen que allí en las noches sin Luna aparece el muerto de Lavandera. Yo no lo he visto. Pero igual me cuido de andar por esa sabana a medianoche y sin compañía.
Más
allá de la vía al Saliente se yerguen serenos y atractivos los cerros de Apurito. Mucha sabana hermosa nos
rodea. A un costado de la vía, hacia el poniente, están las tierras que
drenan sus aguas al Caroní, es decir al lago de Guri. Al otro a la
izquierda, al Oriente se extienden pastizales de primera. Hay aquí
colinas cercanas, adornadas con rocas enormes del precámbrico,
montículos de granito y gneiss, ennegrecidos por el sol y las quemas
anuales en todos los milenios de vida humana.
Penetramos un primer
portón, y seguimos rumbo a los tantos hatos que se esparcen por este
territorio.Buscamos cacería. Por supuesto ya el Sol es el de los Venaos, bajito, naranja, hasta que se colorea de tizón rojito, y luego desaparece así de golpe. Como siempre nos embarga un temor ancestral por aquel silencioso concierto de animales nocturno, chillidos, repiques, cantos de anfibios, que de manera repentina comienza a despertar en la sabana. De pronto escuchamos: "Venado pa tirá pa arriba hay aquí en este llano". Lo sentencia un peón, que nos despierta del letargo y tantas reflexiones.