Desde la loma de la Escondida se divisa la Troncal 10 en Santa María, al fondo la distante cordillera de Tomasote, en la ruta a Guasipati.
Troncal 10 en Santa María, estampa del pueblo a ambos lados de la carretera Upata Guasipati.
Camino de arena en La Escondida, casa de campo suavizada por la fronda de sus árboles de Aceite o Copaiba, uno de los recursos florales más abundantes de Santa María.
Desde la Loma se divisa un valle en la vía El Salto, iglesia cristiano y serranías de San Germán El Aguador.
Casas viejas, caminos de arena, árboles y cercas campesinas
Santa María del Yecuario o más bien de Upata, como se le conoce en la actualidad, sigue su marcha serena por el devenir de los pueblos antiguos convertidos ahora en caseríos, opacada por la Villa de San Antonio distante 12 kilómetros al Norte de sus recodos empedrados, colinas de suave vegetación de arbustos y chaparrales, y caminos de tierra blanca, arenales y uno que otro terrón de arcilla. Santa María hoy vive como siempre de sus cultivos breves, de sus pequeños hatos, de sus chiqueros de la ganadería porcina, y de la venta de comida, del paso de los turistas y viajantes que suelen acá descansar para el desayuno o el almuerzo de rigor, donde las empanadas, pastelitos, arepas y sopas, jugos y café tinto, tienen amplia demanda.
Casa de San Isidro, en esta vieja casona de estilo colonial vivió el Libertador durante su estadía en Angostura en 1819.
Ciudad Bolívar la histórica capital de Guayana, hoy del estado Bolívar, una ciudad pujante sede de los poderes del Estado Regional, activo centro cultural, administrativo, comercial, turístico, agropecuario, de servicios, y puerta de entrada a los vastos territorios de la Orinoquia Guayanesa. El 22 de mayo cumple 250 años de historia compleja, patria, de lucha, vigorosa, y ratificación del patrimonio cultural. Ciudad Bolívar fue en desde 1819 hasta 1821 capital de Colombia la Grande, sueño supremo de unidad política impulsado por el Libertador Simón Bolívar, ratificado en su célebre discurso de Angostura. Precisamente como Santo Tomé de la Angostura del Río Orinoco fue fundada en 1764 por el español Joaquín Sabás Moreno de Mendoza, siguiendo los lineamientos y recomendaciones del Gobernador José Solano, en un punto más al Oeste de la desembocadura del Gran Río. Su ubicación estratégica en este punto estrecho del Orinoco, sobre un promontorio rocoso del precámbrico, le permitía entonces a la metrópoli España reforzar la ocupación y defensa de las tierras más al interior de la extensa Provincia de Guayana, en la ruta hacia los ricos Llanos Occidentales de Venezuela y las llanuras del Casanare y el Meta en la Nueva Granada.
La mítica Piedra del Medio frente al Paseo Orinoco de Ciudad Bolívar, Humbolt el gran naturalista alemán la denominó el Orinocómetro, debido a las marcas que las crecientes del Río Padre dejaban en su laja principal. Abajo mapa de la región de Ciudad Bolívar, el Orinoco, parte de Guayana y Sur de Anzoátegui del Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar.
Serranía en Santa María de Upata, 12 kilómetros al Este de la ciudad vía Guasipati.
Contraste en serranías al Noreste de Upata, rocas precámbricas, gneiss, y arbustales quemados sobre suelos pedregosos resecos. Al fondo matorral y bosques bajos de vegetación caducifolos, de hojas caducas, alternados con chaparrales en verdor, lo que nos revela la adaptabilidad de estas plantas a tiempo atmosférico de extrema sequía. A pesar de la intensa sequía los apamates (Tabebuia Rosae) en flor nos han regalado un espectáculo singular en las zonas urbanas de Upata, donde predominan como árboles de ornato.
Laguna, abrevadero, cuerpo de agua superficial, se encuentra a su nivel mínimo, por efecto del intenso verano de este primer semestre del año 2014.
Otro cuerpo de agua afectado por el intenso verano.
En Upata y Guayana hemos tenido temporadas de sequía extrema. Recordamos la de 1984, cuando durante seis meses casi no hubo lluvias, sólo reaparecieron los aguaceros casi al final de junio. Otro verano crudo fue el de 1995, hace 19 años, cuando sobre nuestros valles, montañas y llanos del estado Boílvar se nos depositó ese aire enrarecido, pesado, humoso, proveniente de quemas incesantes del corazón de la América del Sur. Entonces conocimos de cerca La Calina, un fenómeno poco usual, pero que cada 40 o 50 años reaparece generando temor o sorpresa entre la población, particularmente intensa y diaria fue ese vapor azulado permanente en los meses de abril y mayo del 95. Más recientemente en el bienio 2001-2002, nuestra Guayana, sobre todo en la cuenca alta del Paragua y Caroní, tuvo un ciclo de intensa sequía acompañado de una temperada lluviosa muy débil que provocó la alarma colectiva y del Estado, debido a que en ese lapso el embalse de Guri alcanzó un volumen crítico, al ubicarse su espejo de agua por debajo de los 244 metros de altitud. Ese ha sido el descenso más preocupante del lago desde que en 1986 la presa de concreto y enrocamiento de la Central de Guri fue elevada hasta la cota 272 metros sobre el nivel del mar. Luego de una década y dos años de relativa equilibrio en los ciclos del tiempo atmosférico, y de incremento sustancial de las precipitaciones, en este año 2014 nos enfrentamos una temporada de sequía extrema, provocada por la influencia anticiclónica y de altas presiones generadas por el sobrecalentamiento del Pacífico.
Inicialmente el 2014 al igual que en el último quinquenio se nos presentó con un ciclo de lluviosidad inusual, abundante en enero, y durante la primera quincena de febrero, que retrasó la entrada de la sequía. Pero tal situación era un espejismo, advertido por campesinos que nos expresaron que este año más bien íbamos a experimentar un verano tardío pero particularmente seco y prolongado. No se equivocaron. Tampoco se equivocaron los expertos del INAMEH, quienes a través de sus modelos matemáticos y científicos estimaron que este 2014 sería más bien de sequía tardía pero prolongada, debido a que estamos por entrar bajo los efectos globales del Niño. Vivimos entonces un tardío Verano, que se nos prolongó con fuerza desde el 15 de febrero, y cuyos efectos siguen generando angustia, preocupación, pérdidas y expectativas, a los campesinos, productores agropecuarios, y entidades públicas encargadas de administrar acueductos y el ambiente.
Según nuestros registros, en Upata, sobre estas tierras ubicadas en el piedemonte del macizo de colinas del arco Norte y Este, hemos tenido un año 2014 seco al extremo, ya que en casi cinco meses apenas han caído sobre el Valle del Yocoima 85 mm de lluvia, es decir apenas 85 litros por metro cuadrado en 4 meses y medio. Salvo enero y febrero, cuando se acumularon 74 mm, en los meses de marzo, abril y lo que va de mayo sólo han caído 11 mm de lluvia, un registró extremadamente bajo, en relación con el promedio de las últimas dos décadas en Upata.
Hermosa flor del Bucare Blanco Erythrina Variegata, este año 2014 floreció a mediados de abril en el Parque de la urbanización Manuel Carlos Piar de Upata.
¡Llegó el mes de las flores!¡Llegó Mayo!
jadeante y anheloso por llegar
con su mantón de verde esmeraldino
a todo ser nos viene a refrescar
Con él llegaron las primeras lluvias
calmaron la sed de los ganados,
merecures y mangos maduraron,
retozar se miran los venados
Y vuelve el movimiento de llaneros
a emprender de nuevo vaquerías
lucen cobijas nuevas y caballos
que ostentan con grandes gallardías
Madrina de novillos retozones
se miran por doquiera atravesar
y en la placidez de los caminos
del viajero escuchase el plácido cantar
Busto de Piar en la plaza que lleva su nombre en Upata, al fondo un hermoso ejemplar de Araguaney Tabebuia chrisantha. Este año 2014 comenzaron a florecer tardíamente a finales de abril y días iniciales de mayo.