sábado, 7 de noviembre de 2020

Desde lo alto del cerro La Viuda o Guacarapo Grande


Cerro en su esplendor desde las alturas de San Marcos Santo Domingo




El cerro La Viuda o Guacarapo Grande vistos en varios ángulos, primero desde la escuela Julia de Bolívar, el Cementerio Viejo, y las sabanas de su piedemonte en Santo Domingo II.

El hermoso cerro de La Viuda, o Guacarapo Grande, para diferenciarlo de la colina pequeña adyacente al sector Tres de Mayo, constituye junto al Toro, El Corozo, El Algarrobo, la Mesa de la Carata, Los Chorros, California y Chapire, una de las 9 colinas que abrazan por su cercanía a la ciudad de Upata. 

En lo alto de uno de sus lomeríos vegetación saxícola o sobre lajas, bosques circundantes de altura, y al fondo el valle del Yocoima.

Obviamente una observación más minuciosa del valle, nos coloca ante la evidencia de que en realidad a esta villa la rodean no menos de 30 o quizás más macizos colinosos y lomas, algunos con nombres conocidos y otros sin denominación en el registro toponímico local, entre los que se pueden citar las siguientes: cerro La Cruz, Las Madamas, San Lorenzo, Cacahual, El Timón, Santa Rosa, San Germán, El Aguador, Santa María, Las Delicias, El Orégano, sierra de El Candado, La Vaca, entre otros. 

Algunos de estos cerros son viejos conocidos de los upatenses, por estar ubicados en la cercanía del valle principal del Yocoima, otros más alejados forman parte del paisaje colinoso o montano que da su configuración al relieve de nuestra ciudad por sus cuatro puntos cardinales, en una superficie aproximada de 40 kilómetros cuadrados, o 4 mil hectáreas de tierras que pertenecen todas a la cuenca alta del río Yocoima o Upata, el cual a su vez es tributario del Orinoco y tiene su desembocadura en la zona de Río Claro en la frontera del municipio Caroní con el municipio Casacoima del estado Delta Amacuro. 

Otra vista del valle de Upata, específicamente la zona de Alaska Los Chorros, y al fondo las serranías del Oeste El Algarrobo, California, Chapire y los cerros de Sabanetica.

Volviendo al cerro La Viuda o Guacarapo Grande, en verdad no hemos encontrado registro histórico, documental alguno o algún contenido anecdotario o testimonio que nos refiera con exactitud cuál es su denominación. En varias de nuestros escrito nos hemos referido a esta colina de forma relativamente piramidal, observable fácilmente desde el centro de la ciudad hasta sus sectores del sur y oeste, como el cerro La Viuda, por encontrarse en sus faldas las nacientes de los manantiales que surten esta fuente de agua cristalina, cuya toma está en la ruta al cerro El Toro y al norte del urbanismo Manuel Piar. También lo hemos llamado Guacarapo por ser el lomerío desde el cual se nutre la hoy casi desaparecida laguna homónima, que se encuentra entre la sede del Cuerpo de Bomberos y el Cuartel de la Policía Municipal antiguo Terminal de Pasajeros.

En la cartografía disponible oficial y en los recursos tecnológicos de visualización de mapas tampoco se menciona un nombre específico para este cerro, cuyos límites ubicaríamos entre Santo Domingo, San Marcos, Alaska Alta ruta a La Carata y el cerro El Toro, del cual podemos decir se desprende este macizo colinoso como una estribación o una continuidad de este relieve principal. Visto desde la distancia El Toro, La Mesa y Guacarapo Grande, parecieran conformar una unidad o una sierra, que comparten conformación geológica, con predominio de rocas ácidas félsicas, es decir silicatos ricas en cuarzo y feldespato, y cuarcitas ferruginosa, rocas ricas en hierro.

Impresionante laja en una de las lomas del Cerro La Viuda, con su particular vegetación xerófita o saxícola, este ecosistema se encuentra en buen estado de conservación debido a lo difícil de su acceso, no obstante en su cercanía hay evidencia de que hasta la zona alta de la serranía está parcelada y cercada, lo que indica algún tipo de actividad antrópica, en especial ganadería y pequeños cultivos, que por fortuna no han trepado hasta estas cimas.

Desde el cerro El Toro se observa como la serranía tiene continuidad y se extiende hacia los lomeríos del cerro La Viuda o Guacarapo Grande, que sobresale al fondo y a la derecha.

En sus valles interiores, lomeríos y escarpadas cuestas se alternan bosques de galería, pequeños remanentes de bosques primarios y sabanas pedregosas, que son refugio de incontables especies de flora y fauna típicas de estos biomas, que por cierto están en grave peligro de ser arrasadas y exterminadas en estos paisajes si continúa la persistente destrucción de estos espacios por la tala indiscriminada de árboles y arbustos, que viene ocurriendo con fuerza desde el año 2019 cuando se inició la escasez crónica de gas doméstico en la zona, y se ha convertido los bosques de esta serranía en la principal fuente de suministro leña para su comercialización o uso doméstico en este sector del este de Upata. Lo que nos indica que la presión sobre estos ecosistemas del denominado bosque seco, tropófilo o mocrotérmico, caducifolio o de hojas caducas y siempre verde en algunos sectores más húmedos, es bastante acentuada y requiere de la acción conjunta del Estado, ciudadanía y especialistas, para evitar la desaparición de su riqueza de flora y fauna.

Este árbol de pequeño porte pero frondoso exhibió su floración de un amarillo intenso en el mes de octubre, por varias semanas. Se trata de una fabacea de la familia de la caesalpineae, posiblemente del género Peltophorum, los campesinos del sector la denominan brusquilla.

Desde lo alto de una de sus tantas colinas de esta pequeña cordillera del macizo colino en octubre del 2020 pudimos obtener algunas imágenes de este hermoso escenario natural, de sus pequeños bosques montanos, de su sabana y valles, de la floración de una especie de caesalpinea de vistosas y encendida floración amarilla, posiblemente del género Peltophorum y de las vistas espectaculares que se tienen del valle del Yocoima, tanto de su porción este sur, como de la zona de expansión y rural del norte y oeste. Para llegar a este sector del cerro Guacarapo Grande o La Viuda, debimos hacer un recorrido bastante accidentado desde el cerro El Toro, que nos llevó a una pequeña planicie que antecede el recorrido hacia el topo principal del cerro, la cual se eleva a unos 550 metros sobre el nivel del mar, 100 metros menos de altura que la de la colina más alta de su cerro hermano El Toro. 
En uno de sus topes de colinas y sobre una espectacular laja que brota del interior de la sierra, se desarrolla un particular ecosistema que bien vale la pena mantener incólume, intacto, preservado, por ser el asiento de formas de vida vegetal y posiblemente animal representativas de nuestra Guayana y nuestro ciudad y municipio. En próximas entregas estaremos ahondando sobre las especies del trópico propias de estos ecosistemas, y mostrando algunas imágenes demostrativas de la biodiversidad que tenemos allí a escasa distancia de nuestra ciudad de Upata, y que por lo tanto tenemos el deber de proteger ante la arremetida de leñadores, terrófagos y destructores del ambiente, quienes lamentablemente operan a sus anchas ante la ausencia del Estado y la falta de políticas públicas de conservación de estos valiosos recursos naturales.
En la ruta del cerro Guacarapo, que iniciamos en la bifurcación del Dique y el camino a las Antenas. Paisajes serranos, que deben ser conservados y valorados por tratarse de espacios de protección ambiental, nacientes de agua y diversidad de flora y fauna.

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