viernes, 13 de noviembre de 2020

Merecure de mi tierra


En Upata decir merecure es remitirnos a uno de los barrios más populares de la ciudad, ubicado a un costado del río Yocoima, en su sector canalizado, entre las calles Van Prag y Unión. Allí hubo en uno de sus recodos un famoso árbol de merecure que le dio su nombre a esta zona, que durante décadas formaba parte de la periferia rural del pueblo en ruta a los valles contiguos que eran asiento de los cultivos de tabaco que en volumen apreciable se cultivaban en sus fundos familiares. Merecure es también un ritmo del joropo venezolano, y obviamente y sobre todo es una especie arbórea que anteriormente fue muy plantada en la vieja ciudad.  

A pesar de no tener la fama de nuestros mangales, mamonales, de la guayaba, de los platanales y las pumalacas tan apreciadas y plantadas en estos tiempos modernos, todavía quedan algunos ejemplares de merecure dispersos por los barrios de la ciudad, en sectores como Las Tablitas, Santo Domingo, en la Perimetral, en el callejón Luis Hurtado con Bicentenario, y en las zonas rurales de la ciudad, donde sobre todo los adultos mayores lo aprecian como un fruto comestible. Los jóvenes apenas tienen alguna referencia de su sabor y se les dificulta reconocerlo a primera vista. 

El merecure o Licania pyrifolia, es uno de los árboles más frondosos y resistentes de las tierras bajas y cálidas de Venezuela,capaz de soportar sin perder su follaje el ardiente Sol del trópico y que da una sombra excelente tanto al ganado vacuno como a las personas, acompañante floral de las casas rurales y presente con frecuencia en zonas campesinas y en espacios urbanos, parques, avenidas y plazas. Pertenece a la familia de las Chrysobalanaceae y es el árbol emblemático del estado Apure.  Sus frutos ovalados contienen una sustancia harinosa que es comestible y de sabor agradable. La madera de este árbol tiene aplicaciones en la carpintería rural, fabricación de estantes, horcones. De crecimiento lento, es un árbol de vida larga que se encuentra desde Martinica hasta Colombia y Venezuela. No obstante sus cualidades ha sido muy poco sembrado en el valle, y pocos niños y adultos, como en antaño, han saboreado su fruto, hoy considerado menor, por lo tanto no es comercializado. 

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