martes, 1 de abril de 2025

Las rocas de Upata. Un paseo por sus formas caprichosas y su presencia dominante en las colinas de la ciudad

Las rocas con su diversa morfología y variantes minerales son elementos dominantes del abrupto paisaje de las verdes colinas de Upata
 
En esta secuencia de imágenes mostramos parte de esas formas caprichosas y de la geometría particular de nuestras  rocas guayanesas, que en Upata son elementos siempre visibles de sus paisajes y relieves. Y que ameritan de mayores y mejores estudios a nivel descriptivo, para que las nuevas generaciones puedan entender de qué materiales minerales están formados, cómo se originaron en el devenir de la geología evolutiva y los procesos tectónicos o erosivos que han contribuido a su transformación, así como es importante tener conciencia sobre  su posible utilidad económica.

El desgaste erosivo del suelo deja al descubierto las rocas.

Conjunto de rocas en la sabana, al fondo la silueta del cerro El Toro.

En los topes de colinas y laderas de los cerros del este de Upata, las rocas son parte fundamental del paisaje.

Una de las rocas más enormes de la serranía del Toro, es un bloque compacto metamórfico donde predomina el cuarzo como mineral fundamental.

Agrupación de roca en uno de los topes de colina.


Otra roca félsica, con  premonio del cuarzo, alojando en su tope las ramas de un pequeño arbusto de sabana. Muestra incipientes marcas de fracturas o diaclasas.

Las más grande sostiene a la más chica, una de las tantas agrupaciones rocosas al este de la ciudad de Upata.

Los rocas características de las colinas guayanesas, en su zona nororiental, de la estribaciones occidenteales de Imataca y la Sierra Piacoa, en las cercanías de Upata, forman extrañas o singulares figuras, redondeadas unas, cúbicas algunas, irregulares otras. Con todas sus variantes ellas ejercen cierto dominio sobre las cimas, pequeños valles, laderas y farallones de los lomeríos y cerros que se extienden por los bordes del Valle del Yocoima, donde tiene su asiento la población de Upata.

En las áreas de colinas y cerros más escarpados de Upata se cuentan por centenares los enormes o medianos bloques rocosos como colocados a ras del suelo por fuerzas cataclísmicas y procesos erosivos. 

Superficie superior de la llamada Piedra de Santa María, una enorme estructura rocosa que aflora al noroeste del casco central de Upata, y que constituye el patrimonio geológico más emblemático de la ciudad.

Una breve descripción

Imponentes rocas de gran magnitud los  tenemos en los cerros El Toro-La Viuda-Guacarapo, donde a nivel del suelo flotan peñascos de decenas de toneladas, mudos testigos de tiempos geológicos muy antiguos. Y de las lajas aún más grandes con un peso posiblemente superior a las centenares o miles de toneladas tenemos ejemplos descollantes como la llamada Piedra de Santa María, a un costado del casco central de Upata, un enorme afloramiento rocoso de más de una hectárea de superficie cuyo lomo convexo se empina casi 30 metros sobre el nivel del valle circundante donde se aloja la ciudad, y cuyo interior inexplorado a nivel del subsuelo bien puede tener decenas de metros de profundidad.

Estas rocas félsicas, mayormente con predominio del cuarzo y del feldespasto,  bien gneis o granulitas, son parte esencial del paisaje de colinas, lomeríos o montañas de moderada altura, y sabanas de las tierras más altas ubicadas entre los suelos del cuartenario que corren en paralelo al Orinoco. 

Igualmente son comunes en las penillanuras, franjas de pendiente, lomeríos, valles cerrados y cerros testigos o  serranías que más allá de los 500 metros sobre el nivel del mar demarcan la zona de divisoria de aguas entre la cuenca del Orinoco cercano y la hoya del Yuruari, que más al sur drena sus aguas hacia la otra gran cuenca guayanesa la del Cuyuní Esequibo.  


A 550 metros sobre el nivel del mar, en el cerro El Toro, comienzan a dominar las cuarcitas ferruginosas, tanto rocas de grandes dimensiones, como los guijarros en los perfiles del suelo.
También a nivel del sustrato podemos encontrar guijarros, pedruzcos de cuarzo y cuarcita ferruginosa, que son estas últimas muy típicas del relieve colinoso que rodea Upata, y que por encima de los 400 metros sobre el nivel del mar predominan conjuntamente con las rocas granulíticas y gneis félsicos, alternados en determinadas zonas con anfibolitas o granulitas máficas, con predominio de minerales ferromagnesianos.  
 
¿Qué nos dicen los expertos?
 
Son rocas que según los expertos como el Doctor Vicente Mendoza, el geólogo más prominente que ha tenido la región, fundador de la empresa Técnica Minera TECTMIN en 1986 y catedrático de la Escuela de Geología de la UDO, son el producto de complejos procesos tectónico, químicos y físicos, que se pierden en la historia evolutiva del Planeta Tierra desde que esa gran bola incandescentes comenzó a enfriarse en su capa más externa hace más de 4 mil millones de años.

Toda esta zona había tenido como elementos de su relieve antiguo, grandes montañas aplanadas luego y depresiones, productos de levantamientos y hundimientos sucesivos del complejo igneo del macizo precámbrico, cuyas rocas más antiguas tienen entre 3800 y 3200 millones de años. Son rocas primegenias que en transcurrir de ese periodo geológico sufrio intensos procesos de degradación físico química que dieron origen a rocas metamórficas, que obviamente fueron alteradas en su estructura cristalina por las presión de los sedimentos acumulados por centenares de millones de años. Luego en el Mesozoico o la era Secundaria, desde hace 260 a 60 millones de años, ese proceso evolutivo del relieve continuó hasta que surgió como elemento dominante del paisaje la particular morfología que exhibe la Sierra Imataca, que como tal se consolida como relieve fundamental al comienzo del Cenezoico y en concreto durante el Terciario. 

Desde la formación misma de la Tierra, cuando emergieron los primeros continentes, y se formaron los cratones como el Macizo de Guayana, hace 3800 millones de años aproximadamente, dicho proceso de modelación, cambio y transformación de las rocas igneas, impulsó el metaformismo inicial de los magmas solidificados o la reconfiguración de lu estructura cristalina de los sedimentos antiguos depositados en valles o profundas depresiones.  Así se concretó el surgimiento de las nuevas formaciones rocosas, que dispersas como afloramientos continuos o bloques degradados y aislados de antiguas rocas madres, se multiplican en los valles y serranías del noreste del estado Bolívar.  Por ello tenemos esas típicas rocas madres continuas o discontinuas,  que se extiende en lo más profundo el macizo o el cratón de Guayana, y que se localiza en sus suelos, a decenas o centenares de metros, formando la superficie superior de este enorme complejo igneo-metamórfico, oculto por la capa de sedimentos del cuaternario que forman nuestros suelos o sustratos.   

Las rocas en conclusión son parte fundamental de la estructura mineral superficial de las colinas de Upata, que con el paso del tiempo, miles y millones de año, han sufrido el desgaste erosivo de sus elevados relieves originarios, para dar paso a esas suaves siluetas de cerros que envuelven el paisaje del valle del Yocoima, que según los expertos se formaron ya de forma definitiva en el terciario- cuaternario, en un proceso de  aplanación posterior de sus relieves por meteorización y erosión, que se inició hace 40 millones de años y que se extiende hasta nuestros días, tal como lo señala el geólogo Vicente Mendoza en "Evolución Geotectónica y Recursos Minerales del Escudo de Guayana en Venezuela (Y Su Relación con el Escudo Sudamericano)":

"Como consequencias de ajustes isostáticos epirogénicos, a partir de la disrupción de la Pangea, con la separación de Africa de Sur America y la formación y desarrollo del Océano Atlántico, aun en progreso, se produjo un levantamiento general del Escudo de Guayana, en especial el Complejo de Imataca, lo más antiguo comenzó a emerger y a inclinarse hacia el Sur. Levantamiento e inclinación original pudo añadirse durante la Orogénesis del Cenozoico Medio, de fines del Cretácico, cuando se produce una retirada general de los mares en Venezuela, alcanzando su máximo en el Eoceno Superior durante la cual no se registra sedimentación en toda Venezuela, excepto en algunos surcos remanentes.
Este levantamiento último ocasionó una más acelerada erosión del Escudo y subsecuente depositación en cuencas localizadas al Norte del Río Orinoco (Olmore y otros, 1.986) y la formación de grabens por reactivación de antiguas fallas al NW del Caura.
Al menos unos seis niveles de altoplanación se registran en la Guayana Venezolana, que de más a menos elevados son los siguientes:
Nivel Auyantepui de 2.000 a 2.900 m (Posiblemente el más alto sea el nivel Duida-Marahuca con más de 3.400 m.s.n.m.)
Nivel Kamarata-Pacaraima de 900 a 1.200 m.s.n.m
Nivel Imataca-Nuria-Cerro Bolívar- Pijiguaos de 600 a 700 m.s.n.m
Nivel Caroni-El Pao-Aro de 200 a 450 m.s.n.m
Nivel Mesa-Guiria-Llanos de 80 a 150 m.s.n.m
Nivel Delta del Orinoco de 0 a 50 m.s.n.m
La edad de formación de las dos primeras más altas es desconocida, aunque Schubert y otros (1.986) estiman que sea Mesozoico. La edad de los otros cuatro niveles (Imataca a Delta del Orinoco) se comenzaron a formar desde hacen unos 40 Millones de años en el Terciario y se continúan actualmente. El Nivel Imataca-Nuria-Cerro Bolívar-Pijiguaos, es el más importante desde el punto de vista económico ya que en él se formaron los depósitos de origen supergénico, por lixiviación de sílice y otros componentes solubles, de hierro tipo Cerro Bolívar y de lateritas aluminicas tipo Pijiguaos".

Afloramiento de roca cuarzosa, en una de las laderas del cerro El Toro, otras rocas más pequeñas flotan a su alrededor.



La secuencia de tres fotografías, muestran las caprichozas figuras, en frágil equilibrio, que se forman en los lomeríos del cerro El Toro, al este de Upata.

Rocas diaclasada, es decir fracturada por efecto de la meteorización, cerca de un valle interior del Cerro El Toro.

La conformación actual del relieve valle, colinas, cerros con topes aplanados típica de Upata y su zona circundante la describen los geólogos Salvador Lo Mónaco, Carlos López en los siguientes términos en la investigación "ESTUDIO DE PERFILES DE METEORIZACIÓN LATERÍTICOS DE LOS ALREDEDORES DE UPATA, ESTADO BOLÍVAR":

Regionalmente, la región de los alrededores de Upata incluye rocas de la provincia de Imataca, las cuales han sido denominadas Complejo de Imataca (Gonzáles de Juana etal. 1985), la litología característica de este complejo consiste en gneises félsicos y máficos intercalados con capas de cuarcitas ferruginosas, granulitas y cuerpos delgados interestratificados de rocas graníticas. En todo el complejo las rocas leucocráticas predominan y constituyen el 80% de la unidad, los gneises máficos constituyen el 10% de la secuencia y el resto lo componen los gneises graníticos y escasas anfibolitas (Gonzáles de Juana et al. 1985). Desde el punto de vista local, según Perfetti et al. (1951), la región de
Upata y sus alrededores exhibe un cuadro diastrófico bastante definido, con la ocurrencia principal de una estructura con rumbo general este-oeste, denominada tentativamente estructura de Santa María, la cual consiste en un pliegue completo anticlinal-sinclinal. El sistema plegado corresponde estratigráficamente a la Formación Imataca, compuesta por horizontes ferro-cuarcíticos, manganesíferos y ferríferos. Perfetti et al. (1951), hace notar que este sistema tectónico ha sido deducido por observaciones en el terreno. Se considera que este cuadro tectónico forma parte de un sistema petrológico, en general migmatítico, que consiste en una serie de sedimentos metamorfizados regionalmente, expresando niveles más altos de edad precámbrica. La serieencajante ferro-cuarcíticos, manganesíferos y ferríferos, estructuralmente y estratigráficamente, está en contacto concordante con el grupo migmatítico y gnéisico.

En esos temas, salvo la información que a cuenta gotas podamos extraer de la red Internet o de los escondidos estudios académicos de las universidades que tienen investigaciones de geología o minas, estamos en pañales, y es poco o limitada lo que podemos aportar desde nuestra visión generalista como divulgadores del conocimiento o de la ciencia, con las trabas propias que nos impone el hecho de ser informantes periodísticos de la realidad y no expertos científicos, lo que obviamente nos expone a equívocos y erradas informaciones. 

Al sur de Upata, en el cerro El Corozo, también destacan estas formaciones rocosas, que flotan sobre el sustrato, y son evidencia de los complejos procesos de meteorización química física a los que han sido sometidas, 
 
Es necesario divulgar la información geológica

Cuando los académicos y estudiosos de las ciencias de la tierra entiendan desde sus instituciones universitarias o de investigación que la geología puede y debe aterrizar desde sus complejas teorías y terminologías hasta la difusión "sencilla" de esos conocimientos, avanzaremos en ese derecho humano a ser educados y formados sobre nuestro patrimonio geológico. Y lo importante de saber de qué materiales y elementos químicos están conformados nuestros suelos y rocas, esos minerales, piedras, lajas y relieves que nos rodean acá en este valle de Upata y su Yocoima, así como su evolución y su importancia productiva. 

Ojalá y este propósito de divulgación de la ciencia geológica se haga realidad más temprano que tarde, para que todos los hijos de esta tierra podamos entender y admirarnos de que las rocas efectivamente hablan a través de sus capas minerales, sus rupturas en elementos minerales más pequeños por efecto de la meteorización química o los desprendimientos tipo diaclasas,  y que su estructura, sus cristales y composición química, así como la interpretación de sus relaciones con el relieve terrestre, nos pueden aportar mucha información sobre cómo evolucionaron estas superficies superiores de la corteza terrestre, en esta hermosa región del valle del Yocoima, en sus colinas y penillanuras de altitud media que se extienden al noreste y este de la ciudad.   

Laja con remanentes de rocas flotantes, en uno de los lomeríos del cerro El Toro.
En pleno casco central de Upata, aflora el complejo igneo metamórfico. Con su suave tope permitió hace más de 100 años la construcción de esta capilla, que forma parte del patrimonio religioso cultural de la ciudad.

Afloramiento rocoso al oeste de Upata, en la zona del Obelisco.

Peñascos de cuarcita ferruginosa, muy abundantes al oeste de Upata, estas rocas se exhiben en un lomerío cercano a la urbanización Libertador.

No hay comentarios: