domingo, 18 de octubre de 2020

Árboles de Upata: Guayabo "Psidium guajaba"

 Poema al Guayabo y la Guayaba

En el patio de Carmencita había
Una mata de guayaba
Yo reposaba encaramado
Comiendo guayabas pintonas
Me sentía como un rey en su trono
Horas y horas de sosiego
El mundo se detenía
Era el refugio de mis travesuras
Mi lugar secreto entre el sabor y el aroma.
Alfredo mi vecino, tenia también su refugio
Una mata de guayaba mas grande y de robustas ramas
Hasta se dormitaba en ella, permanecía horas
apaciguando su inquietud y desasosiego
Era su fortaleza, parafraseando se sentía como mono en su rama
Todo niño de mi época tenía su mata de guayaba
Árbol preferido para monearlo
Infundía seguridad, la dureza de sus ramas
Era una certeza, nunca escuche que alguien
Se había caído de una mata de guayaba
Generoso árbol de mi infancia
Pasta de guayaba, color, aroma y sabor
El cristal de guayaba se hacia añico en la boca
Mientras su aroma era un deleite olfativo
Fiesta aromática que enaltecía los sentidos
Dulcería autóctona que embriagaba el paladar
Y que nos umbilicaba a este suelo
Que nos vio nacer
Guayana me habitas
Guayaba mi infancia
Guardo recuerdos
Guarece mi alma
Guaral para bailar mi trompo
Madera dura madera certeza
Madera guayaba
Gira gira el trompo
Gira gira el mundo
Sigue otorgando bendiciones
Con tu exquisita fruta y fragancia
Mientras ando buscando guayaba
Por los imborrables caminos de mi alma.
 
Daniel Ruiz Correa

Árbol de guayabo en San Marcos sector Santo Domingo de Upata
El guayabo es un árbol frutal, de madera dura, porte mediano y ocasionalmente más espigado dependiendo de su variedad, aunque por lo general no da mucha sombra, si bien es ideal cuando tiene el tamaño adecuado para que los niños lo trepen y se diviertan en sus ramas más vigorosas. En Upata la madera de sus bifurcaciones llamadas “horquetas”, puntos de división de sus ramas secundarias,  eran muy solicitadas como soporte y guía de las “gomeras” o "chinas", dispositivo o arma menor, para la matanza indiscriminada de aves y “guaricongos”, lagartijas y otros pequeños reptiles. También se le usaba la madera de su tronco principal como materia prima para la fabricación de los trompos, juguete tradicional de Venezuela. No obstante la limitada cantidad de árboles adultos y de buen porte de este árbol en la ciudad y sus alrededores, limitó esta utilidad y como es obvio se prefirió seguir aprovechando su excelente y nutritivo fruto, en vez de darle ese uso si se quiere irracional. Precisamente la madera del guayabo destaca por ser pesada, dura, elástica, incorruptible, con color variable entre amarillento claro y moreno rojizo.

El guayabo es una planta “flaca”, es decir no muy gruesa en sus tallos y ramas, con una sombra limitada, con una altura por lo general no superior a los 10 metros. Sigue siendo común como árbol frutal en patios y conucos, del municipio Piar. A pesar de su valor comercial en Upata no ha sido cultivada con estos fines, sino como un árbol complementario de ornato y utilidad gastronómica familiar, por lo que al no darle los cuidados adecuados ni técnicas de preservación su fruta no alcanza la calidad deseada y suele ser atacada por gusanos y otras plagas. Esto limita enormemente su utilidad como especie comercial en la zona, y la mayor parte de la guayaba que se expende en los mercados de la ciudad provienen de otras regiones del país, donde sí se cultiva extensivamente para su uso comercial.

El nombre científico de la especie es Psidium guajava, pertenece a la Familia: Mirtáceas (Myrtaceae). Originaria de la América tropical, presenta un tronco con corteza escamosa de color marrón grisáceo.

Sus hojas son simples, oblongas o elípticas de color verde brillante a verde parduzco, muy fragantes cuando se estrujan. Sus flores son solitarias, ocasionalmente se presentan en racimos hasta de 8 cm, siendo axilares, con sépalos de 4 a 5, de color verde en el exterior y blanco en el interior. Los pétalos de su floración, de color blanco, vienen de 4 a 5.  

El fruto esférico, ovoide o piriforme de 3-10 cm de diámetro, amarillo con la pulpa blanca, rosada, o rojiza, algo ácida con olor a almizcle. Según las diversas variedades, la guayaba puede tener forma redondeada semejante a un limón o parecida a una pera. Su cáscara es cerosa; en algunas variedades de piel lisa, otras rugosa y de un color, de verde a amarillento según la especie y su grado de maduración. Bajo la cáscara se encuentra una primera capa de pulpa, consistente y firme. La capa interior es más blanda, jugosa y cremosa albergando un gran número de semillas de constitución leñosa y dura. La pulpa puede ser color beige en ocasiones y en otras de color rosado.

El fruto se consume crudo, en compota, jaleas, mermeladas o para elaboración de dulces. Las guayabas son muy ricas en vitamina C. Es un árbol muy apreciado por su aromático fruto, y por el uso medicinal que se da a otras partes como el tronco, la corteza y las hojas, que se utilizan para combatir afecciones bucales, como antibiótico natural y para aliviar enfermedades respiratorias y gástricas . Especialmente recomendado para pequeños jardines. Resistente a la sequía y al calor intenso. Poco exigente en suelos, aunque con fines productivos le convienen los suelos profundos y ricos con abonados periódicos.
 
 
La palabra guayabo es de origen taíno según Lisandro Alvarado, quien destaca que  antes de ser valorada su fruta por su sabor y demanda, para su preparación en jugos, batidos, mermeladas, pastas, dulcería, algunos europeos cometieron el exabrupto de denigrarla y pretender minimizar su utilidad. Como un cura jesuita que la describió desde su visión  cerrada y fanática como "una fruta ruín, llena de pepitas  recias, del tamaño de manzanas pequeñas...es fruta de un árbol de mala fama en tierra firme e islas, dicen que huele a chinches, y su sabor es muy grosero y el efecto poco sano". Por fortuna a este mal hijo de España nadie lo recuerda y mucho menos le tomaron en serio su desafortunada descripción y hoy el guayabo ocupa un lugar muy importante a escala mundial, nacional, regional y local como una de los árboles tropicales más apreciados, por la riqueza de los componentes nutricionales y bondades de su fruto, por la versatilidad como planta medicinal, en especial sus hojas, y hasta por la calidad de su madera para uso artesanal. Con el agregado de que hasta una obra del excepcional escritor colombiano Premio Nóbel de Literatura Gabriel García Márquez la ensalza y celebra su fruto, su célebre "El Olor de la Guayaba". 
Ni que hablar de la toponimia que le rinde tributo en nombres como El Guayabo, pueblos de estado Zulia y de Yaracuy, y el imponente río Guayabero en Colombia, que luego de descender de las cumbres andinas orientales se une al Ariari para formar el río Meta. Y acá en nuestro municipio Piar tenemos el pequeño pero tradicional caserío agrícola de Guayabal, una comunidad integrada por unas 24 viviendas, 120 personas residentes permanentes, en un espacio territorial de unas 30 hectáreas, famosa por sus cercanas curvas y barrancos, y por sus nacientes de agua en la fila de cerros que lleva este mismo nombre. Ubicada a una altitud de 480 metros sobre el nivel del mar, que le otorga un clima muy agradable, aunque soleado como corresponde con las tierras cálidas de Guayana, Guayabal destaca por sus  casaberas, conucos y pequeños fundos o fincas familiares y por su cercanía a Sabaneta, de la cual dista apenas 3 kilómetros al este, mientras que de Upata la separan 12 kilómetros. 

Guayabo es además expresión de uso cotidiano en Venezuela, dado el del uso extendido que los venezolanos le dan a la palabra como sinónimo de melancolía, tristeza, pesar, que se siente por el amor no correspondido, en fin el despecho propio de los que amando sufren por una pérdida o rechazo del objeto del deseo. Estar "enguayabao", despechado es algo que no se le desea a nadie. 

Guayabita Sabanera

Guayabita sabanera

Sabor del frescor y  tierra

En tu pulpa se concentran

!Aromas de primavera!.

Amarguito de tu fruta

piñita de tierra seca

tus sabores se entremezclan

en el cielo de mi boca.

Hoy te encontré entre chaparros

cargadita y generosa

prendida de golosinas

como enjambre  mariposas.

En la palma de mi mano

retozan amarillitas

redondas como la tierra

coronadas por la brisa.

Princesita de los montes

engalanando senderos

ofreces  en tu frutica

todo el sabor de mi pueblo

por eso es que yo te quiero

guayabita sabanera

recibe versos sinceros

de aquel que siempre te espera

para llenarse la boca

con tu fruta lisonjera.

Daniel Ruiz Correa

Guyabita en el Cerro El Toro de Upata
La guayabita sabanera, es otro habitante conocido de nuestras sabanas guayanesas, muy común al este de Upata, en el Cerro El Toro, en Guacarapo y al Sur vía El Manteco, y al norte del valle del Yocoima. Muy apreciado su frutilla para quienes gustan del contacto con estos matorrales y las excursiones. Es una MYRTACEAE de nombre científico Psidium guineense Sw, arbusto que máximo crece de 3 a 5 m de alto, aunque en Upata suele tener un tamaño mucho menor, raramente sobrepasa los 2 metros. Su tronco con la corteza exterior marrón y exfoliante en láminas.
Tiene ramitas terminales aplanadas y pubescentes. Hojas: Simples y opuestas, de 6 a 14 cm de largo y de 4 a 8 cm de ancho, oblongas o elípticas, con ápice redondeado o agudo, bordes enteros y base obtusa o redondeada. Las hojas presentan puntos glandulares translúcidos. Flores y frutos: Florece y fructifica durante todo el año. Flores blancas. Frutos en bayas globosas o en forma de peras, de 1 a 3 cm de largo y con una estructura en forma de corona en la punta, verdes, tornándose amarillos al madurar. Madera empleada para postes de cercas. Los frutos maduros son comestibles y con ellos se preparan jugos, mermeladas y jaleas. Común y fácil de observar en sabanas y en sitios con suelos pobres, arenosos y pedregosos, por lo que su tamaño por lo general es reducido, incluso menor al de los arbustos achaparrados típicos de nuestra sabana.

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