Poema al Guayabo y la Guayaba
En el patio de Carmencita había
Una mata de guayaba
Yo reposaba encaramado
Comiendo guayabas pintonas
Me sentía como un rey en su trono
Horas y horas de sosiego
El mundo se detenía
Era el refugio de mis travesuras
Mi lugar secreto entre el sabor y el aroma.
Alfredo mi vecino, tenia también su refugio
Una mata de guayaba mas grande y de robustas ramas
Hasta se dormitaba en ella, permanecía horas
apaciguando su inquietud y desasosiego
Era su fortaleza, parafraseando se sentía como mono en su rama
Todo niño de mi época tenía su mata de guayaba
Árbol preferido para monearlo
Infundía seguridad, la dureza de sus ramas
Era una certeza, nunca escuche que alguien
Se había caído de una mata de guayaba
Generoso árbol de mi infancia
Pasta de guayaba, color, aroma y sabor
El cristal de guayaba se hacia añico en la boca
Mientras su aroma era un deleite olfativo
Fiesta aromática que enaltecía los sentidos
Dulcería autóctona que embriagaba el paladar
Y que nos umbilicaba a este suelo
Que nos vio nacer
Guayana me habitas
Guayaba mi infancia
Guardo recuerdos
Guarece mi alma
Guaral para bailar mi trompo
Madera dura madera certeza
Madera guayaba
Gira gira el trompo
Gira gira el mundo
Sigue otorgando bendiciones
Con tu exquisita fruta y fragancia
Mientras ando buscando guayaba
Por los imborrables caminos de mi alma.
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Árbol de guayabo en San Marcos sector Santo Domingo de Upata
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El
guayabo es un árbol frutal, de madera dura, porte mediano y
ocasionalmente más espigado dependiendo de su variedad, aunque por lo
general no da
mucha sombra, si bien es ideal cuando tiene el tamaño adecuado para que
los niños lo trepen y se diviertan en sus ramas más vigorosas. En Upata
la madera de sus bifurcaciones llamadas
“horquetas”, puntos de división de sus ramas secundarias, eran muy
solicitadas como soporte y guía de las “gomeras” o "chinas",
dispositivo o arma menor, para la matanza indiscriminada de aves y
“guaricongos”, lagartijas y otros pequeños reptiles. También se le usaba
la madera de su tronco principal como materia prima para la fabricación
de los
trompos, juguete tradicional de Venezuela. No obstante la limitada
cantidad de árboles adultos y de buen porte de este árbol en la ciudad y
sus alrededores, limitó esta utilidad y como es obvio se prefirió
seguir aprovechando su excelente y nutritivo fruto, en vez de darle ese
uso si se quiere irracional. Precisamente la madera del guayabo destaca
por ser pesada, dura, elástica, incorruptible, con color variable entre
amarillento claro y moreno rojizo.
El
guayabo es una planta “flaca”, es decir no muy gruesa en sus tallos y
ramas, con una sombra limitada, con una altura por lo general no
superior a los 10
metros. Sigue siendo común como árbol frutal en patios y conucos, del
municipio Piar. A pesar de su valor comercial en Upata no ha sido
cultivada con
estos fines, sino como un árbol complementario de ornato y utilidad
gastronómica familiar, por lo que al no darle los cuidados adecuados
ni técnicas de preservación su fruta no alcanza la calidad deseada
y suele ser atacada por gusanos y otras plagas. Esto limita enormemente
su utilidad como especie comercial en la zona, y la mayor parte de la
guayaba que se expende en los mercados de la ciudad provienen de otras
regiones del país, donde sí se cultiva extensivamente para su uso
comercial.
El nombre científico de la especie es Psidium guajava, pertenece a la
Familia: Mirtáceas (Myrtaceae). Originaria de la América tropical,
presenta un tronco con corteza escamosa de color marrón grisáceo.
Sus hojas son simples, oblongas o elípticas de color verde brillante a
verde parduzco, muy fragantes cuando se estrujan. Sus flores son
solitarias, ocasionalmente se presentan en racimos hasta de 8 cm, siendo
axilares, con sépalos de 4 a 5, de color verde en el exterior y blanco
en el interior. Los pétalos de su floración, de color blanco, vienen de 4 a 5.
El fruto esférico, ovoide o piriforme de 3-10 cm de diámetro, amarillo
con la pulpa blanca, rosada, o rojiza, algo ácida con olor a
almizcle. Según las diversas variedades, la guayaba puede tener
forma redondeada semejante a un limón o parecida a una pera. Su
cáscara es cerosa; en algunas variedades de piel lisa, otras rugosa
y de un color, de verde a amarillento según la especie y su grado de
maduración. Bajo la cáscara se encuentra una primera capa de pulpa,
consistente y firme. La capa interior es más blanda, jugosa y
cremosa albergando un gran número de semillas de constitución
leñosa y dura. La pulpa puede ser color beige en ocasiones y en
otras de color rosado.
El
fruto se consume crudo, en compota, jaleas, mermeladas o para
elaboración de dulces. Las guayabas son muy ricas en vitamina C. Es un
árbol muy apreciado por su aromático fruto, y por el uso medicinal
que se da a otras partes como el tronco, la corteza y las hojas, que se
utilizan para combatir afecciones bucales, como antibiótico natural y
para aliviar enfermedades respiratorias y gástricas .
Especialmente recomendado para pequeños jardines. Resistente a la
sequía y al calor intenso. Poco exigente en suelos, aunque con fines
productivos le convienen los suelos profundos y ricos con abonados
periódicos.
La
palabra guayabo es de origen taíno según Lisandro Alvarado, quien
destaca que antes de ser valorada su fruta por su sabor y demanda, para
su preparación en jugos, batidos, mermeladas, pastas, dulcería, algunos
europeos cometieron el exabrupto de denigrarla y pretender minimizar su
utilidad. Como un cura jesuita que la describió desde su visión
cerrada y fanática como "una fruta ruín, llena de pepitas recias, del
tamaño de manzanas pequeñas...es fruta de un árbol de mala fama en
tierra firme e islas, dicen que huele a chinches, y su sabor es muy
grosero y el efecto poco sano". Por fortuna a este mal hijo de España
nadie lo recuerda y mucho menos le tomaron en serio su desafortunada
descripción y hoy el guayabo ocupa un lugar muy importante a escala
mundial, nacional, regional y local como una de los árboles tropicales
más apreciados, por la riqueza de los componentes nutricionales y
bondades de su fruto, por la versatilidad como planta medicinal, en
especial sus hojas, y hasta por la calidad de su madera para uso
artesanal. Con el agregado de que hasta una obra del excepcional
escritor colombiano Premio Nóbel de Literatura Gabriel García Márquez la
ensalza y celebra su fruto, su célebre "El Olor de la Guayaba".
Ni
que hablar de la toponimia que le rinde tributo en nombres como El
Guayabo, pueblos de estado Zulia y de Yaracuy, y el imponente río
Guayabero en Colombia, que luego de descender de las cumbres andinas
orientales se une al Ariari para formar el río Meta. Y acá en nuestro
municipio Piar tenemos el pequeño pero tradicional caserío agrícola de
Guayabal, una comunidad integrada por unas 24 viviendas, 120 personas
residentes permanentes, en un espacio territorial de unas 30 hectáreas,
famosa por sus cercanas curvas y barrancos, y por sus nacientes de agua
en la fila de cerros que lleva este mismo nombre. Ubicada a una altitud
de 480 metros sobre el nivel del mar, que le otorga un clima muy
agradable, aunque soleado como corresponde con las tierras cálidas de
Guayana, Guayabal destaca por sus casaberas, conucos y pequeños fundos o
fincas familiares y por su cercanía a Sabaneta, de la cual dista apenas
3 kilómetros al este, mientras que de Upata la separan 12 kilómetros.
Guayabo
es además expresión de uso cotidiano en Venezuela, dado el del uso
extendido que los venezolanos le dan a la palabra como sinónimo de
melancolía, tristeza, pesar, que se siente por el amor no correspondido,
en fin el despecho propio de los que amando sufren por una pérdida o
rechazo del objeto del deseo. Estar "enguayabao", despechado es algo que
no se le desea a nadie.
Guayabita
Sabanera
Guayabita
sabanera
Sabor
del frescor y tierra
En tu
pulpa se concentran
!Aromas
de primavera!.
Amarguito
de tu fruta
piñita
de tierra seca
tus
sabores se entremezclan
en el
cielo de mi boca.
Hoy
te encontré entre chaparros
cargadita
y generosa
prendida
de golosinas
como
enjambre mariposas.
En la
palma de mi mano
retozan
amarillitas
redondas
como la tierra
coronadas
por la brisa.
Princesita
de los montes
engalanando
senderos
ofreces
en tu frutica
todo
el sabor de mi pueblo
por
eso es que yo te quiero
guayabita
sabanera
recibe
versos sinceros
de
aquel que siempre te espera
para
llenarse la boca
con
tu fruta lisonjera.
Daniel Ruiz Correa
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Guyabita en el Cerro El Toro de Upata
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La
guayabita sabanera, es otro habitante conocido de nuestras sabanas
guayanesas, muy común al este de Upata, en el Cerro El Toro, en
Guacarapo y al Sur vía El Manteco, y al norte del valle del Yocoima.
Muy apreciado su frutilla para quienes gustan del contacto con estos
matorrales y las excursiones. Es una MYRTACEAE de nombre científico
Psidium guineense Sw, arbusto que máximo crece de 3 a 5 m de alto,
aunque en Upata suele tener un tamaño mucho menor, raramente sobrepasa
los 2 metros. Su tronco con la
corteza exterior marrón y exfoliante en láminas.
Tiene
ramitas terminales
aplanadas y pubescentes. Hojas: Simples y opuestas, de 6 a 14 cm de
largo y de 4 a 8 cm de ancho, oblongas o elípticas, con ápice
redondeado o agudo, bordes enteros y base obtusa o redondeada. Las
hojas presentan puntos glandulares translúcidos. Flores y frutos:
Florece y fructifica durante todo el año. Flores blancas. Frutos en
bayas globosas o en forma de peras, de 1 a 3 cm de largo y con una
estructura en forma de corona en la punta, verdes, tornándose
amarillos al madurar. Madera empleada para postes de cercas. Los
frutos maduros son comestibles y con ellos se preparan jugos,
mermeladas y jaleas. Común y fácil de observar en sabanas y en
sitios con suelos pobres, arenosos y pedregosos, por lo que su tamaño
por lo general es reducido, incluso menor al de los arbustos
achaparrados típicos de nuestra sabana.
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