viernes, 23 de octubre de 2020

Árboles de Upata: Mangifera indica o mango, excepcional regalo de Asia al trópico americano

Mango en la av Valmore Rodríguez con calle Orinoco

Mango es un árbol de gran porte, muy bueno para sombra, que ofrece un fruto exquisito, abundante en la cálida tierra del valle del Yocoima, en diversas variedades. Intensamente sembrado en todo el ámbito de su zona urbana y en los sectores rurales. Originario de la India, ampliamente cultivado y sembrado en toda Venezuela, sobre todo en las tierras calientes de los llanos, en la cordillera de la Costa y la Orinoquia guayanesa. El Mangifera indica es una fruta de la Zona Intertropical de pulpa carnosa y semi-ácida. Ésta puede ser o no fibrosa, siendo la variedad llamada "mango de hilacha" la que mayor cantidad de fibra contiene. Es una fruta normalmente de color verde en un principio, y amarillo o naranja cuando está madura, de sabor medianamente ácido cuando no ha madurado completamente.

Tonos de verde en un hermoso árbol de mango, habitante mayoritario de patios, la fruta más popular y accesible de nuestra ciudad de Upata.

De origen asiático, principalmente de la India, comprende numerosas variedades, muchas de ellas obtenidas por injerto. El mango que crece espontáneamente en la zona intertropical americana (introducido a fines del siglo XVIII en el Brasil por los portugueses), es de color amarillo, más pequeño que las variedades de injerto, de sabor exquisito y muy dulce, tanto el mango "bocao" como el de hilacha, en Venezuela fue introducido en la segunda mitad del siglo XIX. 
 
Poema Al Mango

Árbol esparcido en la terredad

del valle de Upata,

por todos los confines

nos ofrece su generosa sombra,

su colorido y sabroso fruto

que lleva su verano por dentro.

 

Mango extranjero, arraigado a este suelo

y al corazón del pueblo,

tu fruto ha sido  desde los tiempos de mi infancia

hasta el presente, el pan que mitiga el hambre.

el que alivia, el que apacigua

la desesperación del ayuno involuntario.

 

Mango besito, refinado bocadillo

mango trinitario, de concha verde perpetuada en el tiempo

uno era suficiente para tener el corazón contento.

Mango de oro, de sabor trivial

no todo lo que brilla es …

manga piña, combinación perfecta de dulce y ácido

ni las conchas se salvan de tal degustación,

la rullida pepa era apreciada para jugar

la semana o el lápiz: pisé y no pisé.

mango Burrero, mango plebeyo,

de despectivo nombre

pero me quito el sombrero.

El que se come uno

se come dos, se come tres y así

hasta que el cuerpo aguante.

Su sabor no empalaga

sino que invita a cometer

el pecado capital de la gula.

 

Su geométrica forma contribuye

a enriquecer el acervo autóctono

de apodar o asignar un sobrenombre:

Cabeza de Mango, Cachete de Mango...

Su inigualable sombra

convoca al descanso reparador

al suave vaivén de una hamaca,

invita a la faena lúdica

de jugar dominó o una partida de truco.


La máxima expresión

que los destaca es la congregación

de matas de mango

llamada mangal:

El Mangal del Cerro El Toro,

El Manguito

El mangal detrás del liceo Siso Martínez

era un circo con sus ramas trapecios

para la tropa de infantes Rivero;

pasando de un árbol a otro

con la pericia propia de los monos,

A veces defecaban flores

como la historia de un caballo

que era muy bonito, de Aquiles Nazoa.


Eterno acompañante de las horas buenas

presente en la cotidianidad del espacio

que nos circunda, el refranero popular

toma tu nombre para destacar un suceso: "Agarrar mango bajito"

 Misael lo agarraba, no fallaba en conquistar a una chica

cuando decía, en una fiesta, a mí me dejan la más fea.


Elevo estos versos

a tu imperecedera presencia:

mango maravillosa mata

Árbol de mi infancia

voy a guindar mi hamaca

para dormir con calma

para soñar amigos

en los mangales de mi alma.

 

Daniel Ruiz Correa

Su época de cosecha presenta un "pico" o máximo en el mes de mayo y junio en las latitudes subecuatoriales del hemisferio norte, aunque dependiendo de la especie, las condiciones del suelo y factores microclimáticos algunos mangos pueden dar hasta dos cosechas anuales. la segunda a finales de año. También el sabor es muy diferente entre una variedad y otra. La planta suele ser un árbol leñoso, que alcanza un gran tamaño y altura (puede superar los 20 m de altura, sobre todo, si tiene que competir por los rayos solares con árboles más grandes.

Mangal en suelo arenoso en las llanuras del embalse de Guri.

Como en casi todas las tierras calientes de Venezuela, Upata no es la excepción, el mango está omnipresente en barriadas y urbanizaciones.

En la zona intertropical es, como vemos, una planta sumamente noble: no requiere de riego y rechaza los incendios; una plantación de mangos difícilmente podría quemarse durante la época de sequía, ya que es el período de máximo crecimiento de biomasa para estos árboles y de mayor actividad de la fotosíntesis por la menor nubosidad. Por sus riqueza en ácidos (málico, palmítico, p-cumárico y mirístico), vitamina C y, especialmente, por su alto contenido en vitamina A, el mango constituye una buena fruta antioxidante, capaz de neutralizar los radicales libres y dotar al organismo de un poder defensivo en contra de la degradación de las células.

Los mangos ejercen una función anticancerígena muy efectiva otorgada tanto por estas vitaminas como por su riqueza en flavonoides, entre los que destaca la quercetina y el camferol. El Mango es quizás uno de los árboles más fáciles de reconocer a simple vista, por su particular hoja, por su floración, por lo singular de su fruto y su frondosidad, buena sombra, amigo de murciélagos y “peorros”, amén de su presencia múltiple en todos los rincones de la Villa del Yocoima, en variedades tan reconocibles como el “besito”, el “burrero”, la “manga”, el “trinitario”, los pequeños “injertos”, el de “hilacha”, no comùn en la ciudad, entre otros. 

Mangal en el sector San Marcos de Upata, vía la Viuda.

En Upata al igual que en Ciudad Bolívar, y todo el Oriente Sur está muy arraigada la cultura y tradición del mango como elemento valioso de la gastronomía, asociado a la dulcería, la preparación de helados, su consumo pintón en ensaladas. Con sus hojas se preparan infusiones contra el dolor. Su copa, ramaje y hojas por ser exuberante copiosa enorme en los ejemplares adultos ha facilitado su siembra como principal árbol de sombra de la ciudad, asociado a toda clase de tertulias, parrandas y hasta estudios bajo su cobijo. Lamentablemente cuando crece en demasía, suele convertirse en un obstáculo para la ampliación de los inmuebles, casas, por lo que su destino ya maduro, sobre todo en las urbanizaciones o casas de patio estrecho, por lo general es la tala o la poda casi completa. 

Al frente o en los patios allí está el fiel mango ofreciendo su sombra, su hermoso follaje tupido, siempre verde, aún en el más intenso verano, y cuando le corresponde regalándonos su cosecha anual de sabrosos frutos.

En Upata un conocido centro social entre la calle Orinoco y la avenida Raúl Leoni fue bautizado y aún conserva el nombre de El Manguito, aunque ya no queda ninguno de los abundantes ejemplares que le dieron tan sonoro apelativo. Un sector residencial, alguna vez repleto de mangos, al lado de los terrenos del antiguo Hipódromo Las Guarataras fue bautizada como Villa Los Mangos. Otro mangal famoso se exhibe en la calle Santo Domingo II ruta a La Viuda y hay otros mangales en la vía Los Coloraditos, en la entrada a Sabanetica, al final de la calle Piar, y en general en casi todos los barrios tradicionales y caseríos nunca faltan los mangales. Calculamos que en la última década de la población total de miles de mangos sembrados en el Valle del Yocoima y su periferia sólo queda la mitad o un cuarto de los ejemplares, no obstante sigue siendo Upata una tierra favorable para el desarrollo de este hermoso árbol, tan adaptado a nuestro clima y tan resistente al calor extremo de la temperada de sequía."

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