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Entrada a la comunidad rural a escasa distancia de la frontera de Roscio con el municipio Piar.
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17 años después, en el 2017, repetimos el contacto con el caserío y pudimos comprobar in situ lo difícil de su situación en materia de servicios, las dificultades en el acceso por una carretera que amerita ser recuperada y la persistencia de la gente allí asentada en permanecer en sus hogares y proyectos productivos, a pesar de tantas penurias y a lo cuesta arriba que resulta la atención de los sectores oficiales a sus demandas y propuestas.
En Santa Bárbara de Roscio la ganadería vacuna es una actividad de casi tres siglos, que ahora es compartida con el boom de la pequeña minería y con la presencia cercana de dos modernas plantas de procesamiento aurífero, que recientemente entraron en operación, en el marco de la activación de planes de desarrollo integral del Arco Minero del Orinoco.
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Arriba parque infantil, abajo el acceso principal a Santa Bárbara desde el vecino sector de Guacamayo, esta es una zona fronteriza entre los municipios Piar y Roscio, distante casi 30 kilómetros de la Troncal 10.
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Este caserío con sus dificultades para el abastecimiento de agua en la crudeza de la temporada de sequía y con las limitaciones que la distancia y el alto costo del transporte de mercancías e insumos le impone a su normal desenvolvimiento, sin embargo permanece vigente como principal asentamiento humano de la zona fronteriza de Roscio con Piar.
Santa Bárbara se alza en medio de un paisaje de sabanas y colinas, que son la antesala a las montañas o selvas de La Justicia y las bullas mineras que desde hace algunos años atraen población flotante en sus proximidades.
Como referente de relieve principal se alza en sus cercanías el imponente cerro Guacamayo, con sus paisajes boscosos y sabanas de altura, que alcanzan su tope a 640 metros sobre el nivel del mar, que lo convierte luego de la cordillera de Tomasote en el cerro de mayor altitud de esta zona del Yuruari Medio.
Viviendas rurales de la pequeña población de Santa Bárbara de Roscio.
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Soledad en la entrada a la población.
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Escuela de Santa Bárbara, al lado de la capilla a la Patrona.
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Tradicionales siempre fueron sus fiestas patronales, sus actividades recreativas en tributo a Santa Bárbara, las partidas de gallos y el comercio permanente de la producción pecuaria asociada a la ganadería vacuna, venta de ganado en pie, y fabricación del queso en todas sus variedades. Hoy sin embargo la situación económica de las unidades de producción no es la mejor y el pueblo lejos de superar sus carencias enfrenta dificultades para sostener su economía, basada precisamente en el manejo de su potencial para la cría y la agricultura.
Del caserío disperso de Guacamayo ya en las márgenes del mismo cerro fronterizo quedan muy pocas casas y allí se siente con fuerza que para muchos habitantes de esta zona la opción productiva ganadera y agrícola amerita mayor atención oficial y se amerita el reimpulso de esta actividad por parte del Estado y la inyección de capital por parte de inversionistas privados. En el marco de la cooperación que le puedan prestar las empresas mineras asentados en la zona sus habitantes esperan que se haga realidad la asistencia para la conexión eléctrica directa con la subestación Villa Lola, un anhelo de la comunidad que todavía no ha sido alcanzado.
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