sábado, 29 de marzo de 2025

Marzo: mes de la floracion del manteco, uno de los arbustos más emblemáticos de la sabana guayanesa

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Flor del manteco en pleno brote en marzo del 2025 en la serranía de El Toro Upata.

Otra imagen del brote floral del manteco en las serranías del este de Upata.

El manteco Byrsonima crassifolia mostrando sus pequeñas flores en contraste con el verdor de sus hojas en plena época de sequía.

Otro arbusto de manteco en las laderas de las colinas de la serranía de El Toro.

Manteco con sus brotes florales y roca cuarzosa o felsica en un abrazo inusitado

El manteco, la roca compañera y al fondo el valle del Yocoima la ciudad de Upata.

A diferencia de otras especies de las hojas del manteco conservan su verdor y resistencia ante las duras condiciones de la temporada de sequía, acá con los brotes de sus agrupadas y pequeñas flores amarillas.

En esta oportunidad insertamos en el blog fotografías de el Manteco en flor en la serranía de El Toro La Viuda y Guacarapo, imágenes recientes tomadas en las sabanas pedregosas de las faltas de este mazico colinoso, en marzo del 2025. La floración de el manteco se da entre marzo y mayo, coincidiendo con el trimestre final de la temporada de sequía y ya al final con la época del año en que comienzan las lluvias pioneras del "invierno" o temporada lluviosa. 

De El Manteco, que da nombre a nuestra segunda ciudad del municipio Piar, capital de la Parroquia Pedro Cova, insertamos en esta oportunidad las reflexiones del doctor en botánica, investigador y progresor de la Universida Nacional Experimental de Guayana profesor Elio Sanoja, vinculado a una conocida familia de la ciudad de Upata, quien hace referencia a esta especie en los siguienes términos: "La especie sabanera en flor esta vez es Byrsonima crassifolia (L.)Kunth, chaparro manteco o manteco en criollo venezolano. Su área de distribución natural va desde México a Paraguay, incluyendo las Antillas. En Guayana lo conseguimos desde el bajo Orinoco hasta los 1400 msnm en la Gran Sabana.El manteco florece entre marzo y junio. Los frutos maduran tres meses después, son agridulces y diseminados por aves. En nuestra ciudad, Puerto Ordaz (Los Olivos y Altavista), han sido eliminados casi todos los ejemplares que quedaban heredados de la vegetación original. No sabemos por cuáles razones ya que los que conocíamos eran árboles sanos y sin riesgos para personas, aceras o edificaciones. La especie tiene cierto caracter pionero en planos y taludes deforestados, pero no se emplea aún en recuperación de áreas degradadas. Tampoco se le cultiva por sus frutos, como sí en México donde se le comercializa. B. crassifolia es otra especie potencialmente interesante de nuestro patrimonio vegetal pero descuidada"...De el manteco señalamos en fecha reciente en nuestro blog HemisferioSurGuayana que junto al alcornoque y el mandingo conforma una triada floral, que junto al abundante chaparro son las plantas más representativas de los ecosistemas de sabana de la región. 

Este arbusto y ocasionalmente árbol de pequeño porte está presente en las sabanas venezolanas, tanto en los Llanos occidentales como en Oriente como en la Guayana, se le aprecia por su pequeño fruto, y por su resistencia a la sequía y a los incendios forestales. Es una planta típica de nuestros ecosistemas secos, que forma parte esencial del patrimonio vegetal o floral de los relieves y paisajes del norte y centro de Guayana, donde abunda en los suelos arenosos ricos en sílice. Su nombre científico es Byrsonima crassifolia, y constituye junto al alcornoque, el mandingo o carne asada y obviamente el chaparro, el cuarteto principal de especies de la sabana guayanesa y llanera.

El Manteco es un árbusto o árbol pequeño de lento crecimiento que si bien en algunos biomas alcanza alturas superiores a los 5 metros, en Venezuela y particularmente en Guayana su altura por lo general no supera los 3 metros; la forma puede variar desde corona redondeada y amplia a estrecha y compacta, el tronco corto o alto, recto o torcido. Las ramas jóvenes están densamente recubiertas de pelos rojizos. Las hojas opuestas, ovadas o elípticas a oblongo-elípticas. Las flores rojo-velludas, nacen en racimos erectos y conspicuos. En las sabanas cercanas a Upata, vía El Manteco, en el tramo a Guasipati, sectores de la carretera vieja y autopista a San Félix, en las zonas de sabana de la vía a El Pao, desde Guayabal hasta las Adjuntas, y en el tramo inicial de la ruta a El Buey, este arbusto crece en abundancia, al igual que en las colinas o lomeríos que rodean el valle del Yocoima, y en las filas más elevadas y pendientes más bajas del Cerro El Toro hasta el cerro Guacarapo. Junto al chaparro y el mandingo este árbol de forma achaparrada crece espontáneamente y le da su aspecto típico a las sabanas de las tierras secas de la región.

viernes, 28 de marzo de 2025

Entre árboles y flores así luce en marzo del 2025 la vegetación del Valle del Yocoima

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Piedemonte de la serranía de La Viuda El Toro en marzo del 2025, pajonales ,árboles aislados de masaguaro y la sabana pedrogosa, matorrales y bosque secos del cerro al fondo.

Arboleda de robles y masaguaros en el valle de Upata, en la zona contigua con el Cerro El Toro.

El valle de Upata, con la vegetación semi seca propia de marzo.

Sobre las lojas crecen la vegetación saxícola y los matorrales secos. Sobresale la  Cocuiza "Furcraea cabuya".

Sabana pedrogosa, repleta de trochipogón, mandingos, chaparros y mantecos.


Flor del bototo o carnestolendo, esta especie crece con abundancia en las franjas contiguas al bosque seco que predomina al noreste de upata. "Cochlospermum vitifolium" o su variante "Cochlospermum orinocense", es pariente de la más conocida planta del onoto, ya que pertenecen ambas a la familia de las bixaceas.

Matorrales, bosque seco, sabanas y al fondo la silueta de la serranía de El Toro.

 A pesar del intenso verano se exhibe el verde de las hojas tiernas de las plantas espinosas y xerófitas que crecen alrededor de estos  mantos rocosos. Destaca la silueta inconfundible de la cocuiza "Furcraea cabuya".

Sabana pedregosa en las faldas de la serranía El Toro La Viuda Guacarapo, al fondo la ciudad de Upata.

A pesar de los ocasionales incendios forestales, se conserva cierto verdor de los ecosistemas de sabana y bosque secos de las zonas silvestres y colinosas de Upata.

Árbol de indio desnudo "Bursera simaruba", especie caduciforme propia del bosque seco o tropófilo, acá mostrando su rameje desprovisto de hojas, en el bosque protector de la quebrada de El Caballo.

Otro árbol de hojas caducas en la serranía de El Toro.

Febrero de sequía dura, con una o dos lluvias. Enero muy seco. Pero eso sí. Suaves  agradables temperaturas con el Sol en declinación al Sur. Sin embargo ya en marzo el clima cambia, comienzan los calores, aunque atenuados con el viento fuerte de la temporada seca, con promedios que ya superan los 26 grados día, solo a mediados de mes se registraron unos eventos lluviosos inusuales para esta época del año. Es el ciclo anual de la vida. 

En este contexto la vegetación que crece y se sostiene tanto en las zonas urbanas de Upata como en sus áreas silvestres se sigue mostrando: hermosa, florida, con hojas ausentes o en retoño, con verdes intensos a pesar del bochorno, con sus texturas y formas particulares, con su fauna asociada de insectos, reptiles y aves que han convertido a estas plantas en su zona de vida provisional, a ratos o perennes. 

Sin más vamos a mostrar esas postales de la flora local de nuestra ciudad, donde destaca por la belleza de sus formas las copas de los robles del trópico, una de las especies vegetales nativas que mejor sabe convivir con este tiempo de sequía. 

El Roble nuestro de cada día







No es el imponente roble euroasiático y norteamericano perteneciente al género Quercus. Nada que ver.  Nuestro roble del trópico americano es muy distinto, ya que se trata de un árbol perteneciente al grupo de la leguminosas o fabaceas, y a la subfamilia de las Papilionoideae o Faboideae. Su nombre científico es Platymiscium pinnatum. Se trata de un árbol de muy rápido crecimiento, resistente a condiciones de sequía estacionales, es típico de las tierras bajas del  Norte de Suramérica hasta el sur de México. Abunda en el Oriente de Venezuela, en Guayana y particularmente en Upata se le observa en estado silvestre o plantado en grandes espacios abiertos, avenidas, parques y en las áreas rurales. Los robles acá mostrados forman parte de las áreas verdes del urbanismo Manuel Piar al este de la ciudad. El roble recibe innumerables nombres en latinoamericana, entre otros se le conoce como guayacán, cristobal, granadillo, palo de hormigo, jocote, corazón fino, marañón y aceituno montés.

Araguaney en floración



Aunque es una pareja de puy y araguaney de tímido porte, estas dos especies plantadas por uno de los vecinos fundadores de la urbanización Manuel Piar de Upata el ya fallecido Roberto González, forman parte del paisaje de este sector de la ciudad, se pueden visualizar en el costado norte de su plazoleta central. Su nombre cieentífico es Handroanthus chrysanthus, anteriormente denominado Tabebuia chrysantha, por lo tanto perteneciente al mismo género del apamate, y a la familia Bignoniaceae.

Flor y frutos del Pithecelobium dulce y la caoba  regalos visuales y de vida de la flora urbana de Upata

Arbol, flores y frutos con su típica vaina encorvada del pithocellobium dulce, una especie de leguminosa o fabacea muy extendida en la zona urbana de Upata, en parques, avenidas, y patios. Es de dura madera, copa extendida, con espinas, conocida también como quebrahacho o cují de jardín. En México donde comercializa y consume popularmente su fruto se le llama guamuchil, nombre que se ha generalizado en el resto de Centroamérica y el Caribe.


Bellotas del caobo, un árbol muy plantado en parques y jardines de Upata, en la temporada seca pierde sus hojas, pero luego las recupera antes de las lluvias, cuando revientan estas bellotas se riegan por los suelos circundantes las semillas de este especie, que tiene una de las maderas de mayor belleza, calidad y resistencia de las del trópico americano. En Venezuela está prohibido su corte. Abundante en los Llanos occidentales, ha sido muy mermada su población por los madereros, pero se ha preservado para darle vida a planes de arborización urbana en todo el país. En Guayana no existe en estado natural en sus bosques sino plantada en zonas verdes de las ciudades y pueblos. Swietenia macrophylla nuestro caobo nativo sobre todo de Cojedes, Portuguesa, Barinas y el Alto Apure, pertenece a la familia de las meliaceas.
 



Imágenes de la Urb Bicentenario Av Rómulo Gallegos y Av Valmore Rodríguez en marzo del 2025

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Iglesia de la Parroquia San Francisco en la urb Bicentenario, en la calle Caroní.

Calle Uonquén principal en Bicentenario I

Centro de Diagnóstico Integral CDI de Bicentenario I.

Calle Caroní rumbo a la Av Valmore Rodríguez.

Av Valmore Rodríguez entre Caroní y Av Alberto Ravell.

Av Valmore Rodríguez, entre calles Caroní y Orinoco.

Av Rómulo Gallegos, entre Bella Vista y Rafael Caldera al fondo semáforo del Terminal de Pasajeros de Upata.



viernes, 21 de marzo de 2025

Homenaje y recordatorio al poeta Daniel Ruiz

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A dos años de su partida terrenal la voz y creación literaria del poeta Daniel Ruiz prosigue su vuelo silencioso, allí escondida entre libros, papeles, manuscritos y textos virtuales. Estos versos y hermosos recuerdos de su tránsito vital están aquí resumidos en este brevísimo compendio de su obra, que constituye un homenaje sincero a su plenitud como creador comprometido con la palabra y el simbolismo de la vida y la geometría del espacio tiempo.

En el segundo aniversario de su deceso terrenal, hoy 21 de marzo del 2025, preámbulo y llegada del Equinoccio de Primavera y Otoño, rememoramos la obra poética de nuestro hermano inolvidable de sangre y vida el profesor UNEG Daniel Ruiz Correa: matemático y docente de profesión, reconvertido en sus tres últimos lustros, en un poeta de convicción y alto vuelo simbólico, donde por igual le cantaba a la vida y sus circunstancias, a la mujer, a un árbol, a un humilde animal, a la simbología mística de los números, al silencio, a la sencillez de las cosas, a sus sueños, a sus historias cotidianas, a la abuela, madre, hermana ausente, a las piedras que se empecinaba en levantar, en fin a todo su espectro cósmico. 
De él hicimos hace dos años precisamente a pocos días de su deceso, una semblanza de su obra más reciente y un recordatorio de cómo fue su tránsito de década y media por el universo de la poesía, un hálito, aliento vital de susurro espiritual, de verbalización de su energía creativa, que anduvo largos años por allí escondida por entre los recovecos de su formación como especialista en esa disciplina tan compleja y malentendida como lo es la Matemática. Aunque bueno es recordar que en sus años más juveniles ocasionalmente no dejaba de vibrar en él esa vocación por la literatura, mediante su incesante afecto por la lectura de todo tipo de géneros, desde las novelas y los cuentos hasta el ensayo y la lírica, que luego en la madurez de su experiencia vital germinó para transformalo en artesano de la palabra poética.  
 
Pequeña semblanza sobre su obra literaria
De la creación literaria del poeta Daniel Ruiz Correa (1964-2023) podemos destacar su mayor logro como escritor y autor de versos, que se concretó en la participación en el libro Pioetas, antología de poesía y matemática, editada por la casa editorial española Amargord en enero del año 2012.
Junto al poeta Dr Luis Sánchez ya fallecido y Juan Muñoz en el 2009 fundan el Grupo Literario Babandí. 
A partir de esas experiencias incrementa su participación en talleres, encuentros, festivales como el Internacional de la Poesía y eventos en la Casa de la Diversidad de Ciudad Bolívar. Destacar también las actividades culturales con el profesor Maury Rios con quien organiza las veladas poéticas musicales "Un poema una canción", en la sede de Industrias Forestales UNEG Upata. Así como la materia o curso de Poesía en el Eje de Autoformación de esta Casa de Estudios.
En el 2010 con sus propios recursos publica su primer libro "Levantando Piedras". Importante su trabajo conjunto con el Dr Luis Sánchez en Diverso y Reverso, donde crea su segmento de poemas Anatopomas, de la cual destaca su Sapito Trovador y Cantos de Gallo. 
En el 2014 produce El Hábitat Difuso dela Rana, y el 2018 Convergencia, donde poesía y matemática se unen en maridaje para regalarnos versos de hondo contenido y lenguaje metafórico.
Así mismo Daniel incursiona en el cuento breve y en el teatro infantil. De esta etapa sobresale su historia "No te tengo miedo", que le valió mención especial en el concurso "Caracas en 100 palabra".
Prodigiosa y extensa producción poética alusiva a los temas ecológicos y naturales se revelan en su serie de poemas sobre los "Árboles de Upata", que complementan las crónicas de su hermano el Lic Juan Ruiz Correa alusivas a las especies arbóreas patrimoniales de su ciudad natal y de vida profesional, publicadas en el blog HemisferioSurGuayana. 
Precisamente de esta producción destacaremos algunos versos: 
 
Sobre la ceiba "de tocarte con la izquierda hubiera sentido tu corazón latir Ceiba sendero de hormigas Árbol centenario..." 
 
Del cartán "no quiero que seas Libro Rojo...cuántas veces has intentado huir" O aquel "por eso en Upata ya no florecen los bucares" 
 
Del Algarrobo "ofrendas tu ámbar que petrifica el primer beso que te prodiga la brisa". Sobre el apamate nos dice "en tí la poesía se viste de blanco, rosa y morado...elegante poema de esquinas". 
 
Al almendrón lo llama "viejo repartidor de golosinas, qué ha sido de usted, se le ve muy poco...tu pepa seca era un cofrecito, paragua de hojas". Para el aceite o copaiba canta "Antiguo compañero de andanzas por el camino de Laguna Larga"... 
 
Por último es bueno hacer referencia al tema de los paisajes sonoros que le llamó la atención y le causó hondo interés en los meses postreros de su vida, cuando en la calma de su inmovilidad corporal y su quietud muscular se le agudizó el sentido del oído y comenzó a percibir no solo el hablar susurrado casi silencioso de sus familiares en casa sino también esos cantos de insectos y aves, ese sonido orquestal de la naturaleza diurna y nocturna, que hemos dejado de escuchar en el agobio de los ruidos de motores, aires acondicionados y el aparataje doméstico que eclipsan esas ondas sonoras esenciales de la vida y la naturaleza plena. 
Una mirada a su obra más reciente...poesía del alma, del que presiente su pronta retirada pero se aferra a la hermosa y a veces dolorosa experiencia de vivir...

Este periplo nos lleva a estos versos de fecha reciente, febrero o marzo del 2023...Cuando ya sin fuerza, con voz y manos temblorosas volvió a retratar al tiempo, dialéctica de la vida breve...Así lo había escrito:
 
 TIEMPO TE IMPUGNO

Tiempo como te impugno
Si eres la sustancia de que estoy hecho
Soy presente, el aquí y ahora
Teje al crochet mi realidad futura
Soy puerta norte, sur, este y oeste
Para que entres

 

martes, 18 de marzo de 2025

De paseo por las calles de Sierra Tres: un sector desasistido de Upata al este del casco central de la ciudad

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Plazoleta de Sierra Tres en la zona central del sector residencial

Calles de tierra en la prolongación de la calle José Gregorio Hernández.
Otra calle de tierra y sin aceras a un costado del depósito de La Polar, una de las vías más antiguas del sector Sierra Tres.
Planos del sector de Sierra Tres, en el costado izquierdo de la carretera Upata-Guasipati, cortesía de GoogleMap y Open StreepMap
Sierra Tres comunidad de upata ubicada al este de la ciudad, tiene aproximadamente unos 45 años. En otros tiempos eran sabanales que se localizaban unos 500 metros al sur del viejo camino al cerro El Toro, por la zona  de La Viuda hasta el punto de contacto con las parcelas norte de la mal llamada zona industrial, que corre paralela a la vía a Guasipati. 
Su núcleo inicial de población estaba delimitado por la margen izquierda de la quebrada de El Caballo. En sus primeros años comenzó como un sector de viviendas aisladas en la posteriormente bautizada como calle José Gregorio Hernández, la cual se iniciaba entre lo que es hoy el taller municipal y los patios de los aserraderos que la delimitaban por el sur.
Sierra Tres por el este llegaba hasta la denominada quebrada del Diablo, en lo que hoy se conoce como San José. Aparte de la calle José Gregorio el barrio tenía como otro tramo esencial un camino de tierra precario, que subía entre lajas y arenales hasta los terrenos donde se construyó en los 90 el edificio de la Escuela Estadal Simón Rodríguez. En esa zona existían casas dispersas, que marcaban el final del sector, y más allá al este y norte, rumbo a la serranía de El Toro y La Viuda, quedaban solo caminos peatonales, sabanales, pajales, y algunas humedales formados por las crecientes de las quebradas que bajaban del cerro El Toro. 
Este núcleo inicial de población fue dando paso con mayor fuerza en la década de los 90 del siglo pasado a una nueva distribución de viviendas rurales y de construcción propia, en una estructura urbanística de manzanas, calles principales y transversales, que sin mayores modificaciones persiste hasta hoy. Inicialmente eran calles de tierra, luego las más transitadas fueron asfaltadas, así como fue mejorando la infraestructura de servicios: agua, cloacas, electricidad, telefonía, TV por cable, hasta finalizando los 90 se incorporó una flota de vehículos particulares al servicio de transporte público, adscritos  a una nueva organización denomínada línea Circunvalación Yocoima.
Pero a pesar de ciertas mejoras en sus servicios, vialidad, al hecho de contar con una escuela de sólida construcción, un ambulatorio, un terreno para la práctica del fútbol, y un moderado movimiento comercial, Sierra Tres no ha alcanzado el nivel de consolidación urbanística de otras zonas de la ciudad, tal como queda demostrado en el registro fotográfico que hemos hecho del sector en febrero del 2025.