Esquina de Samán con su prodigioso árbol casi centenario en la calle Miranda con 14 de Febrero cerca del casco central de Upata. |
Samán adulto en la Plaza Aniversario o el Obelisco de Upata |
El samán nombre científico Samanea saman o también Pithecellobium saman es también conocido como el árbol de lluvia y cenizaro. Es un árbol nativo de los neotrópicos, desde México hasta Perú y Brasil, pero ha sido introducido en las islas del pacifico, incluyendo Hawai, donde se le considera una especie invasora. Es un árbol grande y umbraculiforme que llega a medir en casos excepcionales hasta 30 metros de altura, aunque su particularidad es la inmensa extensión de su copa, de forma simétrica, que puede alcanzar hasta 80 metros de ancho o más en espacios abiertos y suelos favorables como los del Valle de Aragua en Venezuela, y que cubre aproximadamente 1/5 hectáreas.
Cuenta con un tronco corto y grueso que carece de ramas hasta al menos un metro y medio y suelo, y tiene una corteza gris oscura y arrugada.Las hojas son perennes y de disposición alternada, de 25–40 cm. de largo, con 2–6 pares de pinnaes, cada una con 6–16 pares de hojuelas sin tallo, con un punto glandular entre cada par. Las flores se aglomeran al final de los tallos, cada racimo en un tallo verde y velludo de 7–10 cm. de largo, con muchas flores pequeñas y tubulares de color entre rosado y verde. Las semillas son oblongas, planas, arqueadas, negras y de 20–30 cm. de largo. Tienen bordes levantados, cada una con varias semillas rojizas-marrones oblongas de aproximadamente un cm de largo.
Es uno de los árboles mas grandiosos y vistosos del trópico americano y símbolo floral de Venezuela antes de que se declarara como tal el Araguaney (según Perez (1994). Brinda al ganado su sombra y frutos de gran valor forrajero. Algunos Samanes se han hecho famosos en la historia de Venezuela como el Samán de Guere, conocido por Bolívar, localizado cerca de la población de Turmero estado Aragua. Aparece como árbol vulnerable en el Libro Rojo de la Flora Venezolana, ya que en estado natural en los grandes y húmedos bosques de los valles de la Cordillera de la Costa y en los llanos altos occidentales ya casi no se le consigue en estado silvestre, afortunadamente por su atractiva copa, sobra, extensión, longevidad es de uno los árboles preferidos para su plantación o siembra en parques, jardines y plazas, y constituye sin duda junto a la ceiba, caobos, apamates, robles, cedros, alguna de nuestras especies más representativas en los espacios públicos.
Upata no escapa de esta realidad, ya que el samán a pesar de no ser una especie nativa de los bosques guayaneses, sino más bien de las áreas silvestres al norte y occidente del Orinoco, durante las década iniciales del siglo XX fue ampliamente plantado en nuestras plazas y calles principales, a tal punto de que la mayoría de los ejemplares que hoy lucen su fronda y avanzado estado de madurez, suelen sobrepasar los 70 e incluso sin poder certificarlo documental algunos ancianos refieren que los samanes más viejos de la ciudad tienen o se aproximan a los 100 años, es decir al siglo.Varios samanas representativos en la ciudad los tenemos en la calle Miranda desde la Plaza Bolívar hasta Semillero, la Vuelta del Diablo y la vía a San Lorenzo. Muy famoso el samán de la calle Miranda con calle 14 de febrero, el cual es sin duda uno de los árboles emblemáticos de Upata, esta esquina la llaman precisamente El Samán. A pesar de estar cercado por cemento asfalto cables edificios ha sobrevivido y se yergue como viejo testigo de historias pasadas. Otras samanes frondosos y de extensa copa conforman un hermoso túnel vegetal en la Plaza Bolívar frente a la calle Miranda, en la misma plaza hay otros samanes en la calle Bolívar, en esta calle Bolívar tenemos famosos samanes en la ruta hacia Borbón. Otros samanes de tamaño apreciable, ancianos, los tenemos en la Plaza Aniversario del Obelisco y en la plaza Van Prag, árboles muy vinculados con la tradición y el reposo de los upatenses, así como otros dispersos en la calle Unión, Bicentenario, en la avenida Valmore Rodríguez cerca quedan todavía dos o tres luego de la tala de algunos viejos samanes en la isla entre el Tavera Acosta y la Plaza del Ejército, tenemos otros en Bicentenario II, y algunos otros dispersos en las barriadas y zonas periféricas de la ciudad y sus caseríos.
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